Orgullo más gloria, así podría sintetizarse la historia del Newell’s campeón del Torneo Final

La Fiera, uno de los puntos altos del rendimiento rojinegro en la obtención del título, resaltó que su regreso, como el de varios, fue «para darle una mano al club».

Ellos definieron en letras de molde el logro conseguido. Ellos le pusieron palabras a su real significado. Y todo el resto se asoció, se rindió a sus pies. De los jugadores, claro. De Martino, por supuesto. Los hacedores de este mojón inolvidable en la historia de Newell’s decidieron sintetizar su sentimiento íntimo al final de un partido casi de compromiso, estampándolo en las remeras que se calzaron para dar una, dos, tres vueltas olímpicas ante un Coloso repleto que los mimó y les respetó todos sus tiempos en una celebración de tintes únicos por esas formas. Y entonces, el título de esta presentación para resumir la jornada imborrable del pueblo leproso en su casa, salió solo. “Orgullo más gloria”. ¿Cuál otro?

Orgullo. Porque sólo esa palabra puede explicar renuncias increíbles desde lo económico y profesional para volver en el momento que Newell’s más los necesitaba. De Martino primero, de Heinze, de Maxi, de Scocco. Y mucho antes, de Bernardi. No regresaron seducidos por la gloria, ¡qué va!, sino para sacar al club del fango. Y llegaron a ella por decantación.

A la gloria, claro, que como el slogan lo indicó, fue el agregado al orgullo, lo que vino después. Vocablo que en la primera acepción de la Real Academia Española significa “reputación, fama y honor que resulta de las buenas acciones y grandes calidades”, y que le cuadra a la perfección a este plantel y cuerpo técnico. De esas buenas acciones en los peores momentos y de las grandes calidades de sus ejecutantes, salió este combo de un Newell’s campeón que se insinuó en el Clausura 2012, pudo ser en el Inicial 2012 y, como se dijo, decantó en este Final como lógica consecuencia.

(La Capital)