Malestar entre los seguidores de Artola por la incorporación de Martín Fierro a La Cámpora

La integración hace más de un mes de la agrupación local Martín Fierro a La Cámpora, organización militante ultrakirchnerista de escala nacional, generó sensaciones encontradas entre los seguidores de su líder, Sebastián Artola. «Para nosotros es un paso muy importante, una decisión que tomamos colectivamente, entre todos nuestros compañeros y compañeras, que significa reafirmar, más que nunca, nuestro compromiso irrenunciable con el liderazgo de la compañera Cristina y el proyecto nacional», afirmó en esa oportunidad quien fuera candidato a concejal por el Movimiento de Articulación Popular (MAP) en las elecciones de octubre pasado.

Artola había justificado la fusión de su agrupación en la organización liderada a nivel macro por Andrés “Cuervo” Larroque, en la realidad económica que vive el país: «Frente al ataque especulativo de los sectores más concentrados de la economía contra nuestro pueblo, y el permanente asedio de las corporaciones mediáticas, desde la militancia debemos ser capaces de responder con más unidad, con nuevas síntesis, con más organización y compromiso», expresó el politólogo, llamando a “trabajar muy fuerte en todo el territorio, organizando cada vez a más vecinos, empoderando al pueblo, convocando a todos los compañeros y compañeras para fortalecer desde abajo al proyecto nacional y construir una opción política para Rosario y nuestra provincia».

Lejos de la versión oficial, se encuentran los testimonios de los militantes que por años siguieron los pasos del conductor del extinto Movimiento Martín Fierro. «El documento (escrito con motivo de la integración) es nefasto, el blanqueo es un devenir totalmente esperable; vos como integrante de la Fierro ya lo intuías. Ellos no quieren aumirlo como derrota, pero hoy cuentan con sólo 10 personas, cuando en la época de esplendor llegaron a tener entre 60 y 70», manifestó a Cuna de la Noticia un ex miembro del espacio político que no quiso revelar su identidad.

Otra militante, en este caso aún activa políticamente dentro del grupo comandado por el docente universitario, también quiso brindar su parecer, con visible sinceridad: «se perdieron los principios constituitivos, Artola ve la construcción como una pyme personal, como su kiosquito. Yo lo banqué muchos años, pero no sé cuanto tiempo más lo voy a aguantar».

Finalmente, un tercer entrevistado que abandonara el citado proyecto hace tiempo, se refirió a la modalidad de conducción política de Artola. «Seba es primero él, segundo él, tercero él y siempre él. A lo sumo puede llegar a darle lugar a la mujer, o a alguno de su grupito íntimo. Es un excelente cuadro, pero concibe la construcción de forma unipersonal, no aperturista, por eso se tuvo que terminar integrando a La Cámpora; se quedó sólo», argumentó un ex compañero del flamante camporista, siendo irónico sobre el paso dado: «Seba está tan metido en la historia de los setenta, que debe haber pensado que era el Negro Quieto cuando se integró a los Monto». Roberto Quieto fue el jefe máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que en octubre de 1973 terminaron disolviéndose en la organización gerrillera peronista Montoneros.

Se torna en extremo complejo dar un pálpito sobre cual será el futuro de las agrupaciones políticas kirchneristas en la Argentina, y más especificamente en la ciudad de Rosario. Sí parece claro que el tablero se reacomoda lentamente de cara al 2015 y los competidores cavilan concentrados buscando su mejor (¿única?) jugada. No habrá muchos vencedores.

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia