En poco más de tres minutos robaron 1,8 millones del Banco Municipal

El golpe fue certero, preciso, de película. En menos de 3 minutos y medio, cinco hombres fuertemente armados robaron ayer al mediodía la sucursal Empalme Graneros del Banco Municipal de Rosario. Tres de los ladrones estaban disfrazados: uno como policía, otro de barrendero y uno más como empleado de un correo privado. Un cuarto delincuente llevaba puesta una peluca. Llegaron en dos motos y con un auto de apoyo, por lo que los investigadores estiman que en la gavilla podría haber al menos dos asaltantes más. Cuando irrumpieron, en el recinto había alrededor de 30 clientes pagando impuestos y una decena de empleados. Enseguida los ladrones lesionaron con un culatazo en la cabeza a un empleado de seguridad privada para amedrentarlo y reducirlo, y a mazazos ingresaron a la oficina del tesorero, al que obligaron a abrir la bóveda de la sucursal. Allí estaban las sacas que había dejado, a primera hora de la mañana, una empresa transportadora de caudales. Oficialmente se indicó que el botín osciló en 1.800.000 pesos, desestimando el trascendido que indicaba que los ladrones se habían llevado una suma superior a los 2 millones.

Los testigos del robo al Banco Municipal de Empalme relataron una escena digna de la serie de televisión Los Simuladores que supo ganar una amplia audiencia años atrás. «Los tipos eran muy zarpados y profesionales. Uno de los ladrones, el que estaba vestido como policía, se quedó en la vereda de enfrente; otro que tenía pilotín y peluca llevaba una ametralladora y se quedó en la vereda del banco; había otro vestido como cartero de OCA y un cuarto como basurero o barrendero. En un movimiento coordinado entraron cinco al banco. En menos de cinco minutos salieron con bolsos llenos de plata. Cuatro se fueron en dos motos y el que estaba vestido como policía cruzó la calle caminando y se fue hacia calle La República como si nada. Fue como si hubiesen ejecutado a la precisión el guión de una serie policial», comentó uno de los ocasionales testigos del millonario robo. Otros testigos aseguraron ver a una mujer entre el quinteto de maleantes, aunque alguno sostuvieron que se trataba de un hombre con peluca de cabellos largos.

En el centro comercial. Desde hace cuatro años en el cruce de Juan José Paso y Cabal, en el corazón comercial de Empalme Graneros, está ubicada una sucursal del Banco Municipal de Rosario. Dos días antes del cuarto aniversario de esa casa, y mientras la mayoría de los comercios del barrio bajaban sus persianas, un hombre vestido como empleado de OCA estacionó una moto Honda Wave sobre la vereda de la entidad crediticia. El falso empleado de correos se quedó haciendo tiempo y acomodando su morral. En paralelo, un muchacho vestido como policía estaba parado frente al banco, en la vereda de una antigua ferretería. Casi al mismo tiempo, una moto Honda Tornado también se estacionó sobre la vereda y desde un Renault Clío de color claro un hombre vestido de oscuro se bajó e ingresó al banco. Detrás de él lo hicieron los otros cuatro que rápidamente coparon el salón del banco. En el interior una decena de empleados atendían a una treintena de clientes.

En ese marco hubo un detalle que pudo haber hecho naufragar el golpe. Un vecino que llegaba a la entidad a pagar impuestos acompañado por sus pequeños hijos estacionó su auto en doble fila frente al banco. «¿Qué haces? Tomatelá, tomatelá. Te dije que te las tomés», le dijo sin gritar pero con suma autoridad un hombre vestido con un pilotín y portando una pistola ametralladora FMK3 similar a la que utiliza la policía santafesina. «Y yo cuando vi el arma, me fui. Imaginate que estaba con los chicos… Y si hubiera estado sin los chicos me iba igual», recordó el trabajador que necesitaba sacar dinero del cajero.

Roles específicos. A las 12.55 la irrupción del quinteto de ladrones generó desesperación entre clientes y empleados. Una vez adentro del banco fueron directamente contra un empleado de seguridad privada, al que controlaron con un culatazo en la cabeza. El trabajador quedó tirado en medio de un enorme charco de sangre. Mientras dos de los ladrones aseguraban el perímetro del salón y amenazaban a todos los presentes, otros dos tomaron una maza y a golpes abrieron un boquete en la oficina del tesorero. Al jerárquico lo tomaron de las solapas y le exigieron abrir la bóveda, un dato que hasta anohce no fue confirmado ni desmentido. Cuando todo esto sucedía contrarreloj, el efectivo de la policía provincial que estaba en la garita de seguridad de la cual por razones de protocolo no puede salir, accionó la alarma y llamó al 911 con su celular. Los ladrones llenaron varios bolsos con dinero, esquilmaron a los empleados y clientes que se les fueron cruzando y salieron del banco.

«Dos de los ladrones se subieron a una moto Honda Tornado y salieron por calle Cabal hacia el norte. El que estaba vestido como cartero de OCA se subió a la Honda Wave negra y salió por Juan José Paso hacia el oeste. Y el que estaba disfrazado de policía cruzó Juan José Paso caminando hacia el norte, con lo que no sería descabellado que un auto lo esperara en Cabal y la cortada Pelayo», recordó otro testigo.

Cuando los ladrones salieron, poco había pasado de las 12.58. A los minutos llegaron varios móviles policiales, pero ya era tarde. «Perdonen, pero no puedo hablar», indicó educada pero escueta una jerárquica del Banco Municipal. «Nosotros llegamos hasta acá porque nos preocupa la seguridad de nuestros compañeros. A una de las trabajadoras los ladrones la tiraron al piso y la arrastraron causándole lesiones leves. Nos preocupa la seguidilla de hechos. Este fue el tercer ataque importante a un banco en los últimos 45 días» (ver aparte), indicó Alfredo Nux, Secretario de Acción Gremial de la Asociación Bancaria, flanqueado por María de los Angeles Griffa, Secretaria Adjunta de la entidad sindical. La investigación del atraco quedó en manos del fiscal de la unidad de Flagrancia, David Carizza.

(La Capital)