Cristina se despidió de la Presidencia ante una multitud en Plaza de Mayo

El oficialismo colmó la Plaza de Mayo y sus alrededores para acompañar a la ex presidente en su último acto antes de dejar el poder. El fin de su mandato significó el cierre de un ciclo político de 12 años, que terminó envuelto en una polémica sin precedentes por los detalles de la sucesión.

La de este jueves fue la última presentación de Cristina Kirchner en calidad de jefa de Estado, debido a que hoy no asistirá a la ceremonia de traspaso de mando.

Javier Grosman, director de la Unidad Ejecutora Bicentenario y ejecutor de los grandes eventos del FpV, fue el encargado de coordinar el evento. La puesta en escena abarcó el Hall de Honor de la Casa de Gobierno y las inmediaciones del edificio, en donde se montó un escenario de envergadura, acompañado de pantallas y parlantes. Abajo, miles de militantes se dispusieron de manera ordenada para identificar a cada sector por sus banderas y distintivos.

La primera aparición fue a pasadas las 19. Vestida en un traje blanco, similar al que usó en su última asunción, ingresó al Salón de los Bustos presidenciales para inaugurar el que se realizó en honor a Néstor Kirchner. Emocionada, con la voz casi quebrada, tuvo palabras de recuerdo sobre su marido y destacó logros de su gestión.

El primer discurso se extendió poco más de media hora. Allí se permitió un breve diálogo con su nieto, Néstor Iván, quien le gritó «te amo» y la obligó a contestar de igual modo. Luego, frente al pleno de su gabinete, gobernadores y legisladores, agradeció el apoyo de los sectores que respaldaron al kirchnerismo.

La ex jefa de Estado hizo una mención especial para sus funcionarios: «No es fácil sufrir agravios, calumnias e injurias. No es lo mismo ser ministro de un gobierno popular que un gobierno con impunidad mediática», disparó. También tuvo una frase particular hacia Daniel Scioli, de quien reconoció su «acompañamiento». El gobernador bonaerense respondió sonriente con un saludo.

Acompañada también por su par boliviano, Evo Morales, aseguró que hay una agenda impulsada por sectores de poder del mundo para la región que se funda en tres supuestos pilares: la hegemonía mediática, el eje político y lo que denominó como partido judicial. La última referencia volvería a aparecer más tarde, a propósito del fallo de María Servini de Cubría que determinó que su mandato expiraba a las 23:59 de este miércoles.

«Que Dios ilumine a toda la dirigencia argentina, a los que tendrán la responsabilidad de conducir este país, que cuiden a todos los argentinos. «Tenemos que tener la claridad de poner los intereses del país por delante de todo alineamiento internacional. Los que siempre nos acusaron de ideologizados resulta ser que son los que más cargas y dogmas tienen», afirmó.

Con tono de despedida, instó a los dirigentes que estaban en el recinto a continuar: «La tarea sigue, no hay que confundirse, el lugar natural de un militante no es en el gobierno, sino junto al pueblo», dijo.

Para cuando terminó de hablar en la Casa Rosada, la plaza que por la tarde había recibido columnas de militantes estaba atiborrada de gente. Banderas de La Cámpora, Unidos y Organizados y el Movimiento Evita, entre otros, decoraban la marea humana que se extendía hasta el Cabildo. Había cánticos, pancartas y fotos alusivas a la liturgia que construyó el FpV en los últimos años.

Cristina Kirchner apareció cuando faltaba un minuto para las 20. La multitud estalló en aplausos y gestos de acompañamiento. Una vez más cursó agradecimientos pero de tanto en tanto fue interrumpida por las aclamaciones.

No hubo que esperar mucho hasta la primera mención de la disputa que mantuvo en los últimos días con el gobierno entrante sobre la ceremonia de traspaso de mando. Y no demoró tampoco en cuestionar el fallo de Servini de Cubría. «A las 12 me convierto en calabaza», ironizó sobre el plazo de vencimiento que estableció la jueza.

«Me hubiera gustado entregar el poder en el Congreso, entregar los atributos ante la Asamblea Legislativa», afirmó, antes de recordar que desde 1989 hasta su primera gestión presidencial se desempeñó como legisladora.

Cristina Kirchner depositó en la sentencia de la magistrada el hecho de que haya decidido no concurrir este jueves al Congreso. «No podía creer lo escrito en letras de molde, luego de que el pueblo concurrió tres veces a las urnas en virtud a lo que dice la Constitución, me costó ver un presidente de una sentencia que nadie había votado. Será que la próxima vez tendremos que votar presidente previsional en la boleta», lanzó. La afirmación, que aludía a la titularidad interina que tendrá Federico Pinedo hasta la jura de Macri, mereció cánticos de quienes asistieron contra el nuevo gobierno.

«He visto muchas medidas cautelares, contra la ley de medios, contra los decretos del Poder Ejecutivo, pero en mi vida pensé que iba a ver un presidente cautelar en el país», ahondó. Y en la misma línea denunció que se «violentó la Constitución».

Además, observó que «mientras nos enroscamos en la discusión por la banda y el bastón nos siguen pasando elefantes por atrás». Sobre ese punto, dijo que ya comenzaron a «surgir los primeros problemas» y mencionó los aumentos de precios que se registraron en las últimas semanas, a su entender producto de » declaraciones y acciones» de la próxima gestión.

Lo que siguió fue un relato detallado de las principales políticas del kirchnerismo: habló de los derechos humanos; de salarios y paritarias; de la prensa y la libertad de expresión; de educación y jubilaciones; de la Asignación Universal por Hijo y Aerolíneas Argentinas.

En el final, mandó dos mensajes al nuevo gobierno: «La autoridad, no el autoritarismo, se construye logrando el respeto y la confianza del pueblo. La confianza se logra de una única manera, no hay formulas mágicas, no hay alquimias raras, no hay patentes de invención para construir confianza popular y social. La confianza se construye cuando cada argentino sabe que el que está sentado en el sillón de esta casa (Rosada) es el que toma las decisiones y que cuando lo hace, lo hace en beneficio de las grandes mayorías populares».

Y concluyó: «Después de 12 años y medio podemos mirar a los ojos de todos los argentinos. Sólo le pido a Dios que quienes nos sucedan por imperio de la voluntad popular dentro de cuatro años puedan, frente a una plaza como esta, decirle a todos los argentinos que también puede mirarlos a los ojos».

(Infobae)