Cae banda narco en el oeste

Tras una exhautiva investigación la Policía de Seguridad Aeroportuariaria, con apoyo de la Policía Federal llevaron a cabo una sere de allanamientos donde se logró desbaratar una banda narco. Hay 21 detenidos y droga incautada. Entre los detenidos hay miembros de una familia.

“El padre era el encargado de adquirir la droga, el hijo mayor su mano derecha, la esposa y el resto de la familia eran cómplices del acopio del estupefaciente y dirigían las pantallas para el lavado de activos”. Esa fue la descripción que brindaron desde el Ministerio de Seguridad de la Nación sobre el megaoperativo realizado este miércoles donde las fuerzas federales incautaron alrededor de 30 kilos de cocaína y más de 80 de marihuana. Los pesquisas agregaron que el padre era el jefe de la organización, quien fue apresado junto a otras 20 personas.

De acuerdo con fuentes oficiales, este miércoles a primera hora de la mañana, los uniformados de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) llevaron adelante 24 allanamientos para desbaratar una banda dedicada a la venta de estupefacientes. La investigación tuvo su origen en agosto del año pasado por una denuncia que involucraba a un vendedor de drogas con un homicidio y estuvo bajo la supervisión del magistrado Carlos Vera Barros del Juzgado Federal N° 3 de Rosario, que contó con la colaboración del fiscal Mario Gambacorta.

Las fuentes explicaron que comenzaron a realizar un seguimiento a los sospechosos, y así detectaron que el clan Insaurralde era su principal proveedor de sustancias ilegales. “El modus operandi era el siguiente: el padre viajaba a la provincia de Buenos Aires para buscar los estupefacientes, siempre acompañado por Cabeza, el transportista. Tras fraccionarlos y acopiarlos en Rosario, los distribuía a pequeños vendedores, evitando hacerse cargo de la comercialización al menudeo. A su vez, el líder de la banda armaba varias pantallas. Su esposa y sus seis hijos (tres hombres y tres mujeres) gerenciaban un minimercado, ubicado en la intersección de bulevar Seguí y pasaje Berlín. También, administraban viviendas de alquiler y una pensión. El objetivo era lavar el dinero”, describieron los voceros sobre la investigación que llevó adelante la PSA, a cargo de Alejandro Itzcovich.

Las escuchas telefónicas y las tareas de vigilancia y seguimiento permitieron a los uniformados no sólo detener a todos los miembros de la familia, sino también dar con sus cómplices y el resto de la red de vendedores que eran abastecidos por el clan.

Una vez que descubrieron el entramado, el fiscal solicitó 24 allanamientos simultáneos que terminaron con el secuestro de 32 kilos de cocaína y más de 83 kilos de marihuana. Las fuentes agregaron que la droga decomisada posee un valor de seis millones de pesos. Además, se secuestraron vehículos, computadoras, celulares y dinero en efectivo.

Proveedor

Los pesquisas indicaron que el líder de la banda, identificado como Javier Ramón “Rengo” Insaurralde, de 48 años, fue apresado cuando caminaba por Mendoza y Dorrego. Otra familiar, María I., cayó en Gaboto al 3700, y su hijo Fernando, de 23, fue apresado en Montevideo al 2700. A su vez, describieron que la mayor cantidad de droga se decomisó en una vivienda de Seguí casi llegando a Suipacha, a unos metros del local comercial de la familia.

“Detuvimos a todos los miembros de una familia de narcotraficantes, que contaba con una logística muy aceitada, con conexiones en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe”, señaló la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Los socios

El Rengo y su hijo Fernando cayeron en octubre de 2009 cuando con otra familia de pesados estaban por dar un golpe a un camión blindado a la altura del camping municipal de la localidad de Monje, ubicada a 70 kilómetros al norte de Rosario. El dato que tenían los investigadores era que una banda iba a asaltar un camión de caudales que circulaba por los departamentos Iriondo y San Lorenzo. En ese marco, organizaron un operativo que después de dos horas de rastrillaje se encontró con un grupo de hombres que estaban en una casa de fin de semana en inmediaciones del camping. Como en el lugar había mucho movimiento, los policías de dichos departamentos ingresaron y se encontraron con tres pistolas, dos calibre 9 mm y otra calibre 40; una escopeta 12,70 y una carabina calibre 22 y entre 400 y 500 municiones de escopeta, calibres 22 y 9 milímetros. En ese lugar detuvieron a cuatro y a los restantes, entre los que se encontraba el Rengo y Fernando, de entonces 15 años, los atraparon más tarde cuando regresaron en lancha de la isla. A ellos les incautaron dos escopetas. Los demás detenidos fueron identificados como Damián Alberto A., de 28 años, conocido como “Mafia”, sus hermanos Cristian Gustavo, alias “Pato”, de 40, Walter Daniel, de 31, apodado “Dulce” y Carlos Edgardo C., de 24. Por ese tiempo, Mafia tenía pedido de captura sindicado como el autor material del homicidio del suboficial Leonardo Caro, mientras que sus dos hermanos, Pato y Dulce, están sospechados de ser los autores de la balacera que terminó en crimen de una beba en Cerrito al 5500, del Fonavi de zona oeste.

Cuando los atraparon, los investigadores secuestraron tres autos. En uno de ellos, un Honda Legend negro, hallaron una cocina móvil que contaba con todos los elementos para estirar la cocaína.

Logotipos, una marca que permite seguir la ruta de la droga

En el operativo realizado este miércoles, los ladrillos de cocaína tenían el sello de un toro. Las marcas de los proveedores sobre los cargamentos no es novedad.

Según una investigación del sitio narcoen3d.blogspot.com.ar, los logos son de vital importancia en la cadena narco. Y destaca que los cargamentos de cocaína, por lo general, tienen dos símbolos de identificación. El primero se coloca directamente sobre la cocaína por el productor, antes de ser empacada. Este sello sirve como una garantía de pureza y, como tal, es importante para demostrar la credibilidad de la mercancía de los productores. El segundo logotipo se añade a los paquetes por el proveedor, como una marca de identificación. Por lo general, los grandes cargamentos provienen de diferentes proveedores, lo que significa que los logos son importantes para demostrar quién suministra qué.

Según el diario Clarín, en la década de los ´80 los grandes cárteles colombianos (Cali, Medellín) o mexicanos (Juárez) comenzaron a marcar sus envíos con sellos o logotipos. De esa manera le garantizaban calidad “de origen” al comprador y también se aseguraban de que los intermediarios no pudieran violar los empaques para rebajar la cocaína.

En mayo de 2014, las conejitas de Playboy le pusieron glamour al asunto. Fue en el marco de la operación Lagarto encabezada por el Ministerio de Seguridad de la Nación que incautó un importante cargamento de drogas minutos antes de su ingreso a Rosario. Eran unos 20 panes de cocaína de máxima pureza sellados con el logo de la revista que se hizo popular por exhibir desnudos de mujeres bellas.

“No es común ver panes de drogas marcados en Santa Fe, porque acá los ladrillos siempre llegan desarmados”, dijo un investigador federal a El Ciudadano tras referir que desconocía a qué cártel pertenece la droga sellada con conejitas de Playboy incautada .No obstante, ese pesquisa de la Policía Federal con dos décadas de experiencia explicó que ese tipo de marcas se realiza con la misma prensa que se arma el ladrillo de cocaína y sirve “para calificar la calidad y el lugar de origen”.

En Bolivia este sistema ya es aplicado desde hace tiempo por los productores que marcan su mercancía para su posterior exportación. Hoy el fenómeno de los logotipos “narco” no sólo continúa sino que se ha ampliado y diversificado generando catálogos policiales a nivel internacional para sus posteriores comparaciones.

La Comunidad Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial (CLASIP) integrada por 25 países entre ellos Bolivia, ya lleva registrados más de 502 logos narcos.

Existen organizaciones dedicadas únicamente al transporte de grandes volúmenes de drogas, y como hoy los cárteles son más pequeños, muchas veces se unen para hacer un envío con la misma “logística”. En estos casos los logos sirven para identificar los diferentes cargamentos que viajan en pool.

La marca que lleva la droga depende de la ocurrencia del productor o la organización. Algunos se inclinan por sus símbolos de automotrices, figuras de animales, dibujos, etc.

Sellos, logotipos y calcomanías se han convertido en las huellas de importancia que permiten identificar quiénes son los dueños de los cargamentos de cocaína que pasan y salen del país.

Estas improntas han permitido a las autoridades de países como España, Holanda, Gran Bretaña o Estados Unidos comenzar procesos judiciales, en los que logos y sellos han sido utilizados como pruebas contundentes al momento de enjuiciar a los narcotraficantes. (El Ciudadano)