Concejo: Polémica por los boliches para mayores y menores que propone Fein

El PJ y Ciudad Futura podrían avalarlo, pero pidieron controles eficaces sobre la venta de alcohol. El PRO adelantó su rechazo a la idea

La propuesta del Ejecutivo de permitir a menores de entre 16 y 18 años ir a boliches con mayores de entre 18 y 21 años generó polémica en el Concejo. La principal bancada opositora, Cambiemos, objetó la idea por entender que es de «muy difícil control que no se venda alcohol a menores en el mismo espacio en que se vende a mayores» y adelantó su rechazo . El PJ y Ciudad Futura anticiparon ron una posición más proclive a acompañar, pero advirtieron que dependerá de la capacidad de fiscalización del municipio. Los empresarios apoyaron el plan y dijeron estar dispuestos a colaborar con la implementación de la futura norma.

La idea la planteó el martes en el Palacio Vasallo, de manera sorpresiva el secretario de Control, Guillermo Turrin, para darle una oferta cultural a una franja etaria hoy excluida de la nocturnidad.

El funcionario mencionó esta posibilidad durante la reunión de la comisión de Gobierno a la que fue convocado para que el municipio exponga su mirada respecto a la reforma de la regulación de la noche rosarina.

Turrin remarcó que esta iniciativa ya se aplica en otras ciudades del país y que una opción para instrumentarlo en Rosario sería con pulseras identificatorias para que los mayores puedan comprar alcohol y los menores no.

Cambiemos, el bloque más numeroso del Concejo, salió a cuestionar la sugerencia. «No estamos de acuerdo en que confluyan en un mismo espacio y momento menores y mayores», advirtió el presidente de la bancada, Roy López Molina.

Según el edil macrista «no hay garantías de que haya un control eficaz de parte del municipio para que los menores no tengan acceso al alcohol en un lugar donde se expende para mayores con poca iluminación y música elevada».

López Molina aclaró que su sector acuerda con la necesidad de «darle una mejor oferta cultural a los jóvenes de entre 16 y 18 años», pero como alternativa planteó que «se les permita ir a los boliches para mayores, aunque en otro horario o en otro día».

Desde Ciudad Futura, Caren Tepp esgrimió una posición más favorable. «La propuesta del secretario de Control nos sorprendió y nos pareció interesante que se haga el planteo, porque los jóvenes de entre 16 y 18 años hoy no tienen una oferta cultural que los contenga y terminan autogestionándose la diversión en casas particulares, clubes o espacios públicos», sostuvo.

«La clave pasa por garantizar seguridad a los jóvenes y una articulación con los dueños de los boliches para que ellos se sumen también al cumplimiento de la prohibición de alcohol a menores. Pero no estamos cerrados a discutirlo», sostuvo Tepp.

La edila Norma López (PJ) aclaró que «el debate recién comienza a partir de esa idea que planteó Turrin. Habrá que ver en concreto cómo se presenta la propuesta y cómo se controlará para poder opinar y votar con fundamento».

De todos modos, la concejala kirchnerista remarcó que «la realidad es que los jóvenes de entre 16 y 18 años no tienen su lugar en la noche rosarina, en algunos casos terminan ingresando de manera irregular a boliches para mayores ya sea burlando los controles o con algún documento de otra persona».

Empresarios, a favor

Uno de los empresarios de la noche que participó del debate, Guillermo Puyó (Blue Velvet), avaló la propuesta: «Estamos dispuestos a respetar las reglas de juego que definan los concejales y la municipalidad», indicó.

Puyó celebró que «se abra este debate porque hay muchos jóvenes de entre 16 y 18 años que buscan a entrar a los boliches para mayores y si lo logran ponen en peligro legal a los dueños de los espacios y pueden tener acceso al alcohol cuando por ley no corresponde».

El empresario nocturno destacó que los dueños de boliches acompañarán los controles con colaboración. «Es lo que hicimos con la ley provincial que prohíbe fumar en espacios cerrados, que la cumplimos a rajatabla con agentes de seguridad con láser que no permiten a ninguno de los clientes prender un cigarrillo».

En ese sentido, Puyó resaltó que «los cambios a veces llevan tiempo para poder instrumentarse y dependen en gran medida de transformaciones culturales como ocurrió con el tabaco».

Según Puyó, «la idea aparece como viable, de hecho algunas ciudades del interior como Mendoza vienen implementando algo similar hace tiempo. Dependerá del protocolo que se apruebe». (La Capital)

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia