Deuda externa: El principal grupo de acreedores rechazó la oferta

Dijo que no fue consensuada y que hay aspectos a mejorar. Ahora se abre un abanico de opciones, limitadas para que el Gobierno pueda seducirlos.

Como era de prever, de hecho había sido adelantado por el mismo Martín Guzmán hace unos días atrás, el principal grupo de acreedores de la Argentina rechazó formalmente la última y -dice el Gobierno- final propuesta para reestructurar 65.000 millones de dólares de bonos internacionales.

El Ad Hoc Bondholder Group -donde está Blackrock, Ashmore y AllianceBernstein, entro otros- ni el Exchange Bondholder -Monarch, Pharo Management y VR Capital Group por citar algunos- emitieron un comunicado conjunto para decirle que «no» a la propuesta que lanzó Martín Guzmán, pero dejaron la puerta abierta para sentarse a negociar después de haberse sentado las bases para una oferta digerible para los acreedores. Fue, además, un lenguaje mucho más light que otras veces, lo que denota que las posiciones no están tan lejos como en el pasado.

«La oferta revisada de reestructuración de deuda de Argentina es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, no se alcanzó una propuesta que pueda ser apoyada por los acreedores más importantes de Argentina», dice el comunicado conjunto de estos acreedores que en conjunto tienen deuda argentina por 21.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, la mitad de las reservas brutas del Banco Central que maneja Miguel Pesce.

Un llamado a conversar

Dicen que el Gobierno no los consultó sobre los términos de la nueva propuesta. «Como consecuencia, la propuesta no refleja el aporte vitalmente necesario de los grupos de acreedores más grandes de Argentina para entregar a Argentina una reestructuración de la deuda totalmente exitosa», afirman.

«Si bien no aceptamos la última propuesta de Argentina, es alentador proporcionar una base para un compromiso constructivo. Estamos preparados para entablar debates sobre modificaciones a la propuesta que puedan lograr una reestructuración consensuada, y creemos que todavía es posible un camino hacia la resolución completa de los problemas restantes. Romper el estancamiento entre Argentina y sus acreedores es una alternativa mucho mejor que otro ciclo de rechazo y alternativas más drásticas en ambos lados», resaltan los principales dueños de la deuda a ser reestructurada.

La incógnita que surge ahora es qué hará el Gobierno con este rechazo que ya era cantado hace tiempo. ¿Negociará un plus para seducir a Blackrock y el resto de los acreedores para asegurarse una alta adhesión? Por lo pronto, este grupo unido dice que ostenta -algo que Guzmán descree en un 100 por ciento- poco más del 30 por ciento de la deuda emitida por Macri -los Globales- y otro 30 por ciento de bonos K -o sea los Par y Discount emitidos en 2005 y 2010-.

Si fuera así, el Gobierno necesitaría virtualmente que todo el resto de los bonistas acepte la oferta para lograr activar las cláusulas de acción colectiva que permita arrastrar a todos y así cerrar la operación. Como eso es improbable, lo que se empezará a discutir es cómo mejorar «en el margen» la propuesta.

Por ahora el país sólo tuvo el guiño de dos fondos, Fintech y Gramercy, mientras que Greylock -todos del mismo comité de acreedores- se mostró dispuesto. Pero ese grupo representa menos del 10 por ciento de la deuda, o sea no mueven el amperímetro. Además, uno de los miembros de ese comité como el fondo GMO salió a rechazar la propuesta.

Si bien tanto Alberto Fernández, como Sergio Chodos -el representante argentino ante el FMI- y Guzmán ya dijeron que esta es la última oferta y que no hay más esfuerzo posible para hacer, hay algunos condimentos que podrían terminar subiendo a la oferta al grupo de Blackrock y compañía.

Cupones por pedido de Blackrock

Un ejemplo de esto podría ser sumar los famosos VRI (por value recovery instrument). Estos instrumentos para hacer subir el valor la de oferta podrían ser los cupones atados al PBI, algo que en principio Guzmán deslizó como opción pero luego cambió a un warrant atado a la evolución de las exportaciones. Esta última opción fue rechazada por el grupo de Blackrock que, en presentaciones previas, había pedido el cupón atado al crecimiento que idearon Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen para el canje del 2005.

De ahí que el Gobierno podría sumar el cupón PBI para endulzar un poco más los 53,5 dólares que vale la propuesta actual para los tenedores de bonos Globales, o sea el Ad Hoc Group. Habrá que ver si el Gobierno podría retomar este instrumento que está judicializado en EEUU por la manipulación del INDEC durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

Otro tema para acercar posiciones entre la Argentina y estos bonistas son los legales, muchos más engorrosos de sobrellevar. Tiene que ver con las cláusulas de reasignación y el pedido -infundado- de los acreedores de cambiar las condiciones de emisión de los títulos -conocido como indenture- del 2016 a los del 2005 que tienen mayor protección a los bonistas. Esto último está descartado que lo logren y recibieron el pulgar para abajo desde el primer minuto por parte del equipo económico.

Las otras opciones, como seguir mejorando los cupones y demás, también parecieran descartadas porque el Gobierno afirmó que no habrá una nueva enmienda a la oferta. Esta es la que es y, quizás, el margen para mejorar el menor.