Perotti armará este año su plataforma para el 2023

Con el Covid, aparentemente Cepa Omicron, explotado (hasta Messi se contagió y está aislado en Rosario), el Gobernador Omar Perotti usará el 2022 para diseñar la plataforma de lanzamiento para su sucesión.

Fue el líder de la corriente renacentista radical Neo (ahora compuesto por Evolución) Maximiliano Pullaro, quien movió la lechiguana política solo días después de haber perdido la interna por escaso 0.7% contra Carolina Losada, el que lanzó en la localidad de Ambrosetti Departamento San Cristóbal, feudo electoral de Felipe Michlig, su campaña gubernamental: “ahora vamos por la Provincia”, envalentonó a la dirigencia que lo acompañaba.
Inmediatamente después desde el sector triunfante se hizo correr la versión de “Dioni candidato” (por Dionisio Scarpín, compañero de boleta senatorial de Carolina Losada). Hace unos días, las huestes de Mario Barletta hicieron saber mediante un suelto de prensa, que el flamante diputado nacional también quiere ser Gobernador en el 2023. ¿Y Losada?. Por ahora usufructuando de su hasta hace poco trabajo (los medios de comunicación) a favor de su arrolladora impronta política. Losada sería candidata a lo quisiera aspirar de continuar así.
El peronismo “de base”, que puede ser figurativo para afuera pero no se auto engaña, le mandó a decir a Omar Perotti que no van a rifar, menos con la billetera en la mano, el poder en el 2023.
Es consciente que, como bien lo describió su presidente Ricardo Olivera, hizo “la peor elección desde el 83”, y así se lo hicieron notar – por zoom – los caciques territoriales.

Perotti va por el frente interno

Omar Perotti puso manos a la obra, y sin importarle que Pullaro no pierda ocasión – como en su última intervención cuando se discutía el presupuesto – para hacer saber sus ambiciones gubernamentales; o Scarpín, Barletta y hasta Losada también ventilen sus deseos a sucederlo; y porque no desde el socialismo se le animen, quiere ordenar – ¿o disciplinar?- el frente interno.
Las primeras señales fueron para “los Juan Domingo Perón” (el “bloque del Pipi”) quienes obviamente no confían un ápice en la palabra del “compañero rafaelino”, pero no pierden nada con acompañar los movimientos pacificadores que hagan desde la Casa Gris. De hecho ahí estuvieron estoicamente (cuando alguno de los propios no) negándose a darle mayor porcentaje coparticipativo del inmobiliario a las comunas y municipalidades. Antes, habían acompañado unánimemente el presupuesto que después no fue.
En Diputados la cuestión es más difícil, pues a diferencia de Senadores donde existe organicidad grupal, allí conviven ocho librepensadores, varios con “auto bloques” imposibles de domesticar por el veterano Ricardo Olivera.
Los desembarcos de Carlos Bermúdez a Información Pública y Celia Arena a Gobierno van en ese mismo sentido: contener a los propios. La oposición que haga el juego de ser opositores, y así se lo harán saber a la población. Perotti no quiere tibios a la hora de castigar a los opositores. Será un año de toma y daca.
Jorge Lagna, con su carácter apaciguador y ocho años de experiencia parlamentaria, consiguió que aunque sea por “conmiseración” (como señaló el diputado Real del PDP) le renovaran la confianza con una nueva Ley de Emergencia en Seguridad y Penitenciaria. Quizás la frase “vengo a refundar el Ministerio”, dicha por Lagna ante los diputados – según reveló en recinto el socialista Joaquín Blanco – los convenció de darle otra chance a esa cartera vapuleada por su antecesor.
Con Daniel Costamagna apuntalando a la producción (en el presupuesto que todavía no fue continúa la estabilidad fiscal para pymes y otros beneficios), y sus áreas de ciencia y tecnología acompañando el desarrollo científico al servicio de lo primero, el Gobernador pretende tener de aliado a ese vital sector de la economía (de hecho todas las entidades industriales suscribieron un comunicado reprochando el no tratamiento del presupuesto).
Si Perotti consigue que la tropa peronista aunque sea disimule “delante de la gente” sus internas, y acepten que nada podrán construir fuera del símbolo justicialista (aún sin reconocerlo como líder) porque en la espesura de la jungla opositora solo hay depredadores – que inclusive tratarán de fagocitarse entre sí – es probable que a inicios del invierno comience a perfilar la figura del sucesor, para la cual lógicamente no va a pedir alineación como ocurriera con su figura en el 2019, debido a que el escenario cambió sustantivamente.
Ahí es donde Bermúdez, Arena, porque no Corach, Urruty, y naturalmente Roberto Mirabella ¿el elegido?, deberán tallar para que nadie saque los pies del plato. Aún si quisieran enfrentar la chequera oficial; pero por adentro.
Del otro lado trabajan para lo mismo. Todo el arco político es consciente de que, a menos que aparezca un Reutemann o Del Sel, sólo la unidad los salvará.
Un cuentapropista (“traidor” en la jerga política) en cualquiera de los bandos sería letal.
Buen inicio del 2022.