El 74 % de los argentinos está de acuerdo con la expropiación de YPF

Tres de cada cuatro argentinos están de acuerdo con la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF, básicamente por dos razones. En primer lugar, porque se considera que Repsol no hizo las inversiones necesarias para abastecer al país, y en segundo lugar, porque el Estado debe controlar los recursos estratégicos, que no es bueno que estén en manos extranjeras. Estas dos ideas están en la base de lo que piensan los argentinos desde hace décadas. Incluso durante el proceso de privatizaciones, la opinión pública respaldó las de agua, luz y, sobre todo, teléfonos, pero siempre se opuso a la privatización de Aerolíneas Argentinas y mucho más todavía en el caso de YPF. La decisión tomada por la Presidenta produjo una mejora notoria en su imagen, recuperando los niveles de antes y después de las elecciones (ver aparte).

Las conclusiones surgen de una amplia encuesta nacional realizada en forma exclusiva para Página/12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron mil personas de todo el país, incluyendo Capital Federal, Gran Buenos Aires y ciudades grandes como Rosario, Córdoba, Mendoza; ciudades medianas y chicas como Confluencia, en Neuquén, Río Cuarto, en Córdoba, Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn, La Rioja y otros 22 puntos de distintas zonas de la Argentina. En el trabajo se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

“Creo que son resultados esperables –señala Bacman–. No- sotros ya habíamos hecho un estudio en febrero y daba una clara mayoría a favor de que YPF sea estatal. Las proporciones de ahora son impactantes, porque el acuerdo con la expropiación es mucho más alto que las opiniones positivas sobre la Presidenta. Eso significa que respaldan la medida personas que no opinan bien de Cristina o que no se sienten contenidos por el oficialismo. Pienso que no es un milagro ni hay milagros en la política. Aquí hay ciertos pactos con la sociedad que tienen que ver con el papel del Estado y con un replanteo de lo que pasó en los ’90. Y una vez que existe ese pacto, ese consenso, la gente mantiene la coherencia alrededor de los puntos clave.”

–Pero la realidad es que ni en la oleada de las privatizaciones la gente respaldó la privatización de Aerolíneas e YPF. Página/12 publicó varias encuestas que lo demostraban.

–Es cierto. Había una fuerte mayoría a favor de privatizar los teléfonos porque funcionaban muy mal y era muy difícil conseguirlos. Pero diría también que la privatización de la luz, el gas, el agua y hasta los trenes tuvo consenso. Pero YPF y Aerolíneas eran algo así como la argentinidad.

–Me imagino que la gente está desconfiada en que el Estado administre mal YPF.

–No, no es así –polemiza Bacman–. Más del sesenta por ciento cree que se va a administrar bien. Tal vez tenga que ver con que, de entrada, existe una crítica sobre la forma en la que administró Repsol. Algo igual pasó con Aerolíneas: la crítica de la gente respecto de Marsans era demoledora, de manera que una mayoría muy nítida sostiene que el Estado lo va a hacer mejor. Piense en lo siguiente: el ciudadano común tal vez no está al tanto de cifras de producción ni de remesa de ganancias ni nada por el estilo, pero todo el que tiene auto sabe las dificultades que hay con las naftas, en especial de algún tipo. Cualquiera que vive en una localidad del interior está al tanto de la falta de gasoil para las cosechas o de la falta de gas en invierno. En una palabra, había ruido. Y a eso agréguele el factor del que hablamos antes: YPF tiene que ver con la argentinidad. Por lo tanto, lo redondearía así: hay una gran expectativa. Y eso significa dos cosas. Por un lado, una buena oportunidad para el Gobierno, por el otro, un riesgo. Si no se hacen las cosas bien, habrá críticas importantes de la gente, porque el Ejecutivo está tocando una víscera muy sensible.

En realidad, en YPF –y también en Aerolíneas– se combina cierto nacionalismo argentino, con la idea bastante instalada de que hay cuestiones estratégicas: el petróleo, los combustibles, la línea aérea de bandera. Porque si el ciudadano común estuviera sólo en desacuerdo con la forma en que YPF fue administrada por Repsol, tomaría como una alternativa válida que se le entregue la petrolera a otra empresa privada extranjera. Esa no es la mirada que se expresa en la encuesta. Menos de un 3 por ciento cree que YPF debe estar en manos privadas, un 23 considera que podría ser administrada por capitales privados argentinos y nada menos que el 70 piensa que la tiene que manejar el Estado. Y la razón de fondo es porque se trata de recursos estratégicos.

Desde el punto de vista de quién está más a favor de la expropiación, se percibe que el respaldo es mayoritario en todos los segmentos de la población. Pero, por ejemplo, hay una preeminencia fuerte de los hombres: el 80 por ciento apoya, mientras que entre las mujeres lo hace un 68 por ciento. También es fuerte la postura proexpropiación entre los jóvenes, 80 por ciento. Respecto de las franjas socioeconómicas, el sector ABC1, de mayor poder económico, es el que muestra mayor rechazo: 32 por ciento. Pero también en esa franja económica hay mayoría de apoyos: 63 por ciento. En la otra punta, en los sectores de menos recursos, el apoyo es muy fuerte y está por encima del 75 por ciento. En lo que no hay distinción es entre el área metropolitana y el interior del país: los apoyos a la decisión de CFK son prácticamente iguales.

Por supuesto que habrá que seguir la evolución de la opinión pública en los próximos meses. Es claro que seguirá respaldando la propiedad de YPF como estatal –porque así ha sido durante décadas–, pero serán importantes los primeros pasos que se den en la nueva administración. (Página 12)