Obama y las dificultades para llevar a cabo una agenda progresista

El 21 de enero de este año Barack Obama tomó posesión nuevamente de la presidencia de los Estados Unidos fijando una agenda de prioridades para su segundo mandato recién iniciado que generaba gran satisfacción entre sus bases más progresistas por incluir temas como el cambio climático y los derechos de los homosexuales, pero que, por contra irritó a los conservadores.

Los republicanos y grupos conservadores interpretaron el discurso de Obama como un «grito de guerra para los liberales» que iba en detrimento de la unidad y objetivos como la creación de empleos.

El hecho de que Obama haya incluido entre sus retos el cambio climático, la legalización de los más de 11 millones de indocumentados y la igualdad de los homosexuales era al menos alentador para los sectores progresistas del país

Su discurso fue un «fuerte indicativo» de que es «muy sensible» a los temas que preocupan e interesan a sus bases más inclinadas a la izquierda.Con la economía recuperándose, aunque a ritmo aún lento, y una conquista social ya resuelta, la de la reforma sanitaria promulgada en 2010, Obama planteaba dedicar tiempo y esfuerzos en los próximos cuatro años a las causas progresistas que citó en su investidura.

Sobre lograr un mayor control de las armas y la reforma migratoria pendiente ya se había pronunciado en su primer mandato , así que lo que más sorprendió de su discurso fue la claridad con la que se comprometió con el cambio climático y con los derechos de los homosexuales.

Sin embargo poco tardaron en aparecer las resistencias de los grandes grupos económicos hoy representados en el Tea Party y en el Partido Republicano. Cuando 9 meses atrás ocurrió la matanza de 20 niños y seis adultos en una escuela de Newtown, Connecticut , Obama presentó proyectos para endurecer las leyes de control de armas de fuego siendo todas estas iniciativas bloqueadas por el lobby de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) que movilizó con éxito a los defensores del derecho a utilizar armas.

Algo parecido pasó con la iniciativa para legalizar a los más de 11 millones de indocumentados hoy existentes en los EEUU. El proyecto que parecía ser revolucionario quedó empantanado en la Cámara de Representantes luego de ser aprobado en el Senado producto de la falta de voluntad del Partido Republicano para aprobarlo.

Por último queda por analizar la cuestión de Siria en donde Obama luego de recibir grandes presiones para emprender una acción militar decidió darle una oportunidad a la vía diplomática consciente de que el pueblo norteamericano está harto de guerras y no entiende que tenían que hacer sus soldados allí. Esta aceptación de la propuesta rusa para que el régimen de Bashar Al Asad entregue sus armas químicas de forma pacífica marca claras diferencias con el unilateralismo emprendido por su antecesor George Bush ( H) y demuestra que no todo está perdido en el mundo.

“Un hombre no mide su altura en los momentos de confort, sino en los de cambio y controversia” expresó Martín Luther King. Nada mejor que para ilustrar los desafíos de Barack Obama al frente de la Casa Blanca.

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Alejandro Caniglia

Periodista