Se profundiza la crisis: «La actitud de Zamarini es desleal con todo el socialismo» sentenció Cappiello

El partido de la rosa pasó un domingo en ebullición por las declaraciones del titular del Palacio Vasallo en contra de la intendenta Fein. El edil oficialista acusó al presidente del Concejo Municipal de «hacer acuerdos con la oposición para permanecer en el cargo».

Las declaraciones del presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini, tachando a la intendenta Mónica Fein de ser portadora de una «manifiesta intolerancia política» hizo saltar los tapones en el Partido Socialista, una fuerza poco afecta a hacer trascender al ágora sus diferencias internas. Quien encabezara la lista de ediles del Frente Progresista en las últimas elecciones, Miguel Cappiello, aseguró ayer que «el intolerante es Zamarini», a quien señaló como «desleal» al haber «pactado con otros bloques de la oposición para mantener su cargo en el cuerpo».

Los dichos de Zamarini que este diario publicó en su edición de ayer dejó en estado de ebullición al socialismo, cuyos máximos dirigentes trataban de digerir el mal trago. Es que si bien el veterano presidente del Concejo ya en el pasado había tenido posiciones críticas hacia la Intendencia, habían apuntado más a aspectos de gestión que a una descalificación personal.

Consultado ayer por LaCapital, Cappiello se mostró asombrado por las duras declaraciones de Miguel Zamarini.

«Yo no estoy de acuerdo con las declaraciones del presidente del Concejo. El fue invitado a participar de un diálogo de interbloques y no apareció», indicó.

Es más, Cappiello retrucó: «Y creo que la intolerancia política la tiene él porque tiene la posibilidad de hablar cuantas veces quiera con la intendenta».

Añadió que «lo que pasa es que Zamarini no va (a las reuniones) y tampoco participa de los actos a los que se lo invita, y manda a la vicepresidenta primera del cuerpo (Norma López, del Frente para la Victoria) normalmente».

Zamarini había dicho que «no existe hoy relación con la intendenta porque la última vez que hablé con ella fue antes del 10 de diciembre», y se había quejado de que «no me llaman».

La pelea por el sillón. Las diferencias estallaron a la hora de elegir al presidente del cuerpo por el actual período legislativo, cargo que el Palacio de los Leones pretendía para Cappiello.

Sin embargo, el 9 de diciembre pasado Zamarini se atalonó en el sillón mayor del Palacio Vasallo y logró permanecer por noveno año consecutivo en su cargo gracias al apoyo de los bloques opositores.

A la hora de contar los porotos, el oficialismo juntaba apenas 8 voluntades para imponer a Cappiello, evidenciando una grieta en el Frente Progresista. Finalmente, el Partido del Progreso Social (PPS), Frente para la Victoria (FPV), Unión Cívica Radical (UCR) y los bloques unipersonales de Carlos Cossia y Osvaldo Miatello, y, ante lo inevitable, también el oficialismo, sumaron 18 votos para Zamarini.

Cappiello dijo ayer que fue Zamarini quien «formó un bloque aparte, rompiendo el del Frente Progresista. El hizo los acuerdos necesarios para seguir siendo presidente del Concejo y yo no lo juzgo», pero asestó que «esto hace que él esté pensando solamente en sus posibilidades y no en una posibilidad de mejorar la ciudad de Rosario».

El ex ministro de Salud señaló que «pese a lo que ha dicho, uno va a seguir trabajando. Esto que ha dicho la verdad es que no le hace nada bien al socialismo, porque no era la intendenta la que quería que yo fuera presidente del Concejo, sino todo el bloque socialista», y resignado espetó: «Y bueno… él negoció por afuera. Esperemos que trate de cambiar la actitud y volver a ser él, y que haya un solo bloque del Frente Progresista y no dos como lo que propuso él».

«Creo que no pasó nunca». El socialismo siempre ha sido reacio a ventilar sus disputas internas. Recién en las elecciones a gobernador de 2011, el liderazgo de Hermes Binner, que quería como sucesor a Antonio Bonfatti, fue desafiado por el senador nacional Rubén Giustiniani que dio la pelea en las Paso de ese año. Zamarini comparte el mismo espacio político con Giustiniani.

Consultado al respecto, Cappiello hizo memoria y no recuerda una situación así en el socialismo. «Creo que no pasó nunca», dijo, y añadió que «él ha querido esta división, la ha propuesto, la ha llevado adelante, y habrá que ver cómo se trabaja para garantizarle a los ciudadanos de Rosario las cosas que necesitan».

Remarcó que «para poder llevar adelante un diálogo, que yo voy a propiciar permanentemente, como he hecho estos últimos días dialogando con los bloques opositores para tratar de tener las herramientas que la intendenta necesitaba». La referencia era, principalmente, al aumento de tasas que solicitaba la Intendencia y que finalmente salió pero no de la magnitud que se pretendía en el Palacio de los Leones.

Fea actitud. Respecto a si el socialismo se siente traicionado por los dichos de Zamarini, Cappiello insistió en que «él está dentro de una línea interna que no es la que estamos nosotros. Creo que él hizo acuerdos para permanecer como presidente del cuerpo. No sé si una traición pero sí una actitud desleal, por lo menos».

La situación del Frente Progresista rosarino que lleva en sus listas de ediles a dirigentes de distintas fuerzas en la misma lista pero que al llegar al Concejo arman bloque propio, tal el caso reciente del radical Martín Rosúa o antes del demoprogresista Aldo Pedro Poy, entre otros, se muestra como un dolor de cabeza para el socialismo.

Al respecto, Cappiello planteó que «la verdad no lo esperaba (la actitud de Rosúa) pero son las reglas del juego de la política que se pueden dar y habrá que ver si en el futuro podemos volver a tener el interbloque que hace que el Frente Progresista tenga esos votos que permitan avanzar en proyectos que son necesarios para la ciudad».

(La Capital)