En Rosario asaltan a un médico por día cuando va a hacer visitas

Sin solución. La cámara que nuclea a los servicios de emergencia mostró su preocupación por los «altos índices de violencia» que padecen los galenos.

Los servicios de emergencias médicas que operan en Rosario denunciaron ayer que la inseguridad viene poniendo en jaque la atención a domicilio desde hace meses, especialmente en lo que hace a los móviles donde los profesionales llegan solos. «En realidad sufrimos dos tipos de situaciones: hurtos de instrumental en las ambulancias y robos, a veces incluso con arma, a los médicos que llegan en auto», explicó el director de Urgencias 4351111, Carlos Didier. Sin contar otros hechos de violencia, que también se registran, sólo esos incidentes se dan «desde hace seis meses a razón de uno por día», sostuvo la jefa operativa de Vittal, María Rosa Chevasco. Las ambulancias padecen menos, no sólo porque llevan más personal, sino porque suelen arribar a algunos destinos escoltadas por efectivos policiales o de Gendarmería. Paradójicamente, el Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies), que es público, registra menos hechos.

La preocupación tomó estado público a partir de un pronunciamiento que dio a conocer ayer la Cámara de Empresas de Emergencias de Santa Fe ante «los altos índices de violencia e inseguridad que sufren los médicos a bordo de las ambulancias».

En rigor, los principales blancos de ataques no son tanto las ambulancias, como los móviles en los que llegan los médicos solos para atender a pacientes sin cuadros de urgencia. «No es un tema nuevo, pero antes eran hechos aislados, mientras que en los últimos seis meses diría que tenemos un episodio diario y eso dificulta mucho el trabajo», contó Chevasco.

El problema no se limita a una zona en especial, sino que «se da en todos lados, incluido el centro». La modalidad más generalizada consiste en «robos y arrebatos que sufren los médicos sobre sus pertenencias personales y los elementos que llevan en los móviles».

Entre las cosas sustraídas figuran equipos de comunicación, maletines, medicación de urgencia, instrumental de práctica y diagnóstico (como desfibriladores o electrocardiógrafos), todos elementos de «vital importancia».

Esos robos ejercen violencia física y/o psicológica sobre los profesionales, que «expresan cada vez más angustia y aun así siguen trabajando para prestar un buen servicio», dijo Chevasco.

Esa «voluntad» ya empezó a impactar en la disponibilidad de recursos humanos «dispuestos a trabajar en empresas de emergencias exponiéndose a los conflictos con que se topan al salir a la calle».

También Didier recordó que la modalidad delictiva más frecuente es el hurto en las ambulancias, que se da cuando están estacionadas y después de romper una ventanilla o una puerta, los delincuentes sacan algún elemento». Pero «esas son solamente pérdidas materiales», dijo, y «preocupan menos que los ataques sufridos por los médicos domiciliarios con arma blanca o de fuego».

«Les roban cuando se bajan con su maletín y caminan los 20 o 30 metros que van del auto al domicilio», graficó, un riesgo que sólo el azar determina que termine sin lesiones y que se da «al voleo».

Lógicamente, las ambulancias resultan menos vulnerables porque llevan a más personal y porque al atender situaciones de emergencia suelen llegar con «acompañamiento policial, despachado desde el 911 o de las propias seccionales, o de Gendarmería», contó Chevasco.

En el caso de Urgencias 4351111, «se contratan adicionales para algunos servicios de emergencia y determinadas zonas de circulación que son muy riesgosas».

Pese a que Ecco Emergencias también echa mano a esa alternativa, su director médico, Jorge Chapman, recordó que «puede llegar a haber zonas más peligrosas que otras, pero hoy en líneas generales la inseguridad no respeta barrios ni calles». Y también señaló que la contratación de policía adicional no alcanzaría a cubrir las 1.100 o 1.200 atenciones que cada empresa realiza al día.

Sobre todo, como señaló Didier, si de ese total el 90 por ciento representa visitas domiciliarias no de urgencia, que es donde sufren más episodios violentos.

A tanto llegan las cosas en ciertas zonas de la ciudad, que en algunos casos directamente «se pactan puntos de encuentro» entre médico y paciente, dijo Chevasco.

«Toda la población debe tomar conciencia del importante rol que cumplen los profesionales del ámbito prehospitalario en la cadena asistencial y que la hostilidad o las agresiones no colaboran en nada», más que en «transformar el servicio en una actividad de alto riesgo», afirmó Chapman.

Y pese a que robos y hurtos son los delitos que más padecen, ataques y malos tratos tampoco son moneda inusual.

«Los médicos terminan siempre siendo blanco de la violencia de pacientes y familiares que no comprenden la labor y los tiempos del profesional», dijeron desde la cámara, integrada además por otras firmas, como Emerger y Amce, de San Lorenzo.

Y como por estos días los servicios están trabajando al menos 50 por ciento más de lo habitual por un pico de enfermedades respiratorias, pidieron «tolerancia entre el llamado y la espera del móvil».

Sies aliviado

Paradójicamente, el Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies), un servicio que es gratuito y atiende situaciones generalmente muy conflictivas y en barrios peligrosos, no viene registrando más hechos violentos ni robos en sus ambulancias en los últimos tiempos. Su director, Federico Cornier, explicó que para llegar a esos sitios sin problemas trabajan con “referentes barriales” y “en estrecha relación con la policía y Gendarmería”, que suelen acompañarlos cada vez que son requeridos.

(La Capital)