La OTAN concluyó misiones de combate en Afganistán

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a través de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF), dio por concluido a trece años de misiones de combate en Afganistán.

Tras lo acordado en el cuartel general militar del ISAF en Kabul, se continuará con un esquema en el que lo fundamental es el asesoramiento que brindarán tropas norteamericanas e inglesas a las fuerzas militares y de seguridad locales para que se hagan cargo de la situación.

El comandante en jefe de la ISAF John F. Campbell acordaron la decisión tomada con el consejero de seguridad nacional del gobierno afgano, Hanif Atmar para mañana, en la medianoche del 31/12, comenzando la misión de apoyo con el primer minuto del 1º de enero de 2015.

La misión de la ISAF comenzó en el 2001 y finaliza con la muerte de 3.485 soldados, de los cuales 2.356 son estadounidenses.

Quedarán en el territorio afgano 10.800 soldados norteamericanos y 4.000 militares de la Alianza Atlántica que continuará con el apoyo aéreo a las fuezas aganas que operarán a nivel terrestre.

Vale apuntar que el número de víctimas civiles en el conflicto afgano aumentó en 2014 un 19% con respecto a 2013.

Los Equipos de Reconstrucción Provisional (PRT)

En el 2001, al momento de decidirse la invasión a Afganistán, con la anuencia del gobierno afgano se elaboró un programa de reconstrucción en el que se combinaban acciones de seguridad con las de acción civil en paralelo, con la finalidad de facilitar el desarrollo regional, con una unidad de mando central con el apoyo de los caudillos (2001-2006), para incrementar el accionar de los caudillos para incrementar la estabilidad política y social ante la evolución de la insurgencia.

Con aportes económicos norteamericanos e ingleses, así como afganos, se equipó a la policía local para que fuera reemplazando gradualmente a las fuerzas militares de la OTAN. Incluso se inició un trabajo de preparación para investigar crímenes contra civiles o abusos de derechos elementales.

Los PRT debían desarrollar las relaciones con líderes regionales, conducidos en su estrategia por “oficiales de enlace” del Ejército yanqui, a quienes se sumaban médicos, dentistas y técnicos en especialidades médicas, así como educadores que asistieron en territorios dominados por tribus que apoyaban a Al Qaeda.

Incluso, desde el 18 de julio de 2005, el Departamento de Defensa de Estados Unidos proporcionó un equipo de asistencia humanitaria que actuó en un Centro para Mujeres en la ciudad de Bagram, en territorio afgano.

Con el tiempo egresaron camadas de alumnos de la Academia Afgana de Servicio Civil, quienes fueron asignadas a las provincias. También se pagaron servicios a personas altamente adiestradas para actuar como asesores de gobernadores provinciales (abril 2006), o para apoyar operaciones tácticas en el sur y en el este de Afganistán con lo que se buscaba lograr un mayor espíritu de cuerpo y la enseñanza de idiomas tribales a asesores occidentales.

Los PRT también tenían como objetivo supervisar el establecimiento de una red de policía tribal para apoyo a los sistemas de seguridad, teniendo en cuenta que entre enero y agosto de 2004, la guerrilla causó más de 1.000 víctimas, así como un creciente tráfico de drogas tribal.

Los males enunciados se intentaron subsanar con gobiernos descentralizados para controlar una población que la ONU ha estimado en 22.474.000 habitantes, compuesta por pashtus, Tmikistanos, Uzbecos y Hazaras que responden, en su conjunto a la religión musulmana, sunita.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com