Roban 200 mil pesos a un jubilado bancario

Dos delincuentes se metieron en su casa y, con datos precisos, le sustrajeron ahorros que guardaba en un mueble.

El sábado a la mañana Carlos David A. se levantó y se topó con dos ladrones adentro de su casa del barrio Saladillo. Uno lo maniató mientras que el otro se encaminaba directamente al garaje para abrir un mueble donde estaban los 200 mil pesos —entre moneda nacional y dólares— que el jubilado bancario de 85 años había atesorado en los últimos meses. Con el dinero en su poder, los hampones recogieron las llaves de las dos puertas de ingreso y se esfumaron. Hasta anoche, no habían sido localizados.
  
Carlos vive en José María Paz al 5300, a la altura de Lamadrid al 100 bis. A las 8.30 del sábado se despertó y al salir de su habitación fue sorprendido por dos jóvenes que no exhibieron armas. “Me agarraron de atrás. Me ataron manos y pies, pero no dejé que me taparan la boca. Uno se quedó conmigo mientras que el otro se fue por la cocina, salió al patio, rompió un ventiluz y entró al garaje. Allí abrió un mueble metálico, agarró el dinero y lo guardó en un bolso”, explicó ayer a la mañana el jubilado en la puerta de su casa.

Retroactivo. Carlos es hipoacúsico y hace 25 años que se jubiló luego de trabajar toda una vida en un banco. El efectivo que le robaron lo había cobrado hace dos meses luego de una sentencia judicial que lo habilitó a recibir ese dinero con carácter retroactivo.
  
Los dos intrusos de unos 25 años no golpearon a Carlos, pero sabían con precisión dónde estaba el efectivo. “Creo que alguien les dio la información de dónde guardaba el dinero porque uno fue directamente al garaje donde estaba”, comentó. “No vi que tuvieran armas, pero el que sacó el dinero tenía una barreta recortada”, explicó. Al parecer, con esa herramienta destrozaron la reja de una ventana, el ventiluz del garaje y forzaron el mueble donde estaba la plata.
  
Con el botín en su poder, los ladrones recogieron las llaves de la casa y se marcharon. La vivienda tiene un cerramiento enrejado por donde se ingresa a un jardín delantero y una puerta posterior para entrar a la casa. “Antes de irse, vi que se pusieron camperas con capuchas. Después cuando escuché que tiraron las llaves en el jardín me di cuenta de que se habían ido”, recordó la víctima.
  
Recién en ese momento Carlos pudo zafar de las ataduras. “Con una tijera que dejaron sobre el sofá me corté las ataduras de los pies, pero no pude con las de las manos. Entonces caminé unos cuatro metros hasta el escritorio donde está el teléfono y llamé a mi hija para avisarle lo que me había pasado”, comentó.

Techos. Luego con sus familiares pudo reconstruir por dónde habían entrado los asaltantes. “Subieron por los techos de las casas lindantes, bajaron, rompieron la reja de una ventana y entraron por la cocina”, explicó. El atraco fue denunciado en la comisaría 11ª, en cuya jurisdicción ocurrió.

(La Capital)