El miedo cotidiano de caer víctima de la guerra global

De manera lenta pero con persistencia nuestras sociedades se acostumbran a vivir o incluso a sobrevivir inmersas en el miedo cotidiano y en el imperativo de la inseguridad.

La estrategia de grupos terroristas como el de Al Qaeda, apoyándose en ese temor logra resultados, ya que los gobiernos occidentales, que soportan menos los estados de violencia permanente, caen en la trampa.

Son esas sociedades terroristas las que, además, para lograr su cometido, se apoyan en la injusticia social, los elementos religiosos violentos y hasta en enfrentamientos de extrema violencia ente bandas.

Para colmo el ex presidente Bush invadió Irak y destruyó el régimen baadista, que servía de contención al islamismo. A partir de allí Al Qaeda utilizó la táctica de provocar matanzas en poblaciones chiíes en nombre de los suníes y de suníes achacándoles los crímenes a los chiíes.

Se completó el círculo violento con el ataque norteamericano a los suníes y fue ello el origen de grupos yihadistas que generaron el Estado Islámico.

La espiral de violencia

La espiral de violencia tuvo su semejanza en Siria al soportar el movimiento democrático allí existente una feroz represión, llevada adelante por El Asad, quien generó como resultante enfrentamientos sanguinarios todavía inconclusos entre milicias pro occidentales, al Frente Al Nur –cercano a al Qaeda- el EI y las tropas del aludido dictador.

Los estados europeos, aprovechándose de la discriminación que sufrían las minorías musulmanas fomentaron su rebelión entre la juventud y ello derivó, lamentablemente, en una hostilidad inconmensurable que sirvió en bandeja su accionar destructivo a los que fomentan la propaganda del EI desde el seno de mezquitas o por medio de Internet, centros radicales de violencia desde donde se fomentan debates, circuitos secretos y webs abiertas para propalar quejas, protestas, ideas violentas y propuestas de acción directa.

Ello es complementado por la creación de grupos agresivos que actúan en red con autonomía, pero que se mantienen informados para sentirse como componentes de un movimiento global que muy difícil represión, ya que pese a que se produce la caída de líderes, también, de manera paralela, surgen reemplazantes en todo el orbe, quienes vienen trabajando en nodos independientes en los que son reclutados, adoctrinados y entrenados.

Estado de alerta permanente

En definitiva el EI surge como la culminación de la territorialización del yihadismo que sirve como vaso comunicante entre sectores de la juventud musulmana marginada y humillada en territorios de Occidente y la “tierra liberada del Oeste Medio”, o que deriva en un conflicto bélico interminable que se ve favorecido por la incompetencia y la corrupción de gobiernos que obligan a un estado de alerta permanente a los gobiernos de Estados Unidos y Europa, los que se convierten en islamofóbicos, esto es una forma extrema de racismo.

No hay duda que cada atentado terrorista contiene un mensaje dirigido a una audiencia determinada y es por ello que funcionarios turcos están advirtiendo sobre la necesidad de evitar caer en la islamofobia y bregando por respetar la libertad del credo. En ese sentido el diario turco Hurriyet precisó que “el islam es una religión de paz y no hay derecho a asociarla al terrorismo”.

La contraposición a ese criterio de parte de los terroristas se manifiesta en su decisión de perpetuar actos de violencia, la radicalización de las acciones y el lavado de cerebros de los ciudadanos simples de confesión musulmana, fomentando el círculo vicioso de la radicalización para mantener viva la Yihad global.

Los servicios de inteligencia europeos habrían comenzado a notar la preocupación existente en el EI por los reveses sufrido en el campo militar, ya que los jefes yihadistas comenzaron a “llamar a la unidad y a la advertencia sobre la aparición de conflictos internos” e incluso tendrían problemas para reclutar seguidores, ya que los casos de esclavitud de jóvenes europeas y estadounidenses se han vuelto masivos por Internet[1]

Y ya que nos referimos al reclutamiento de extremistas vale acotar que el este de Libia se habría convertido en un campo de entrenamiento masivo.

Los pakistaníes son los que más estarían respondiendo a la convocatoria por su acercamiento al islamismo místico en razón que han absorbido la tradición milenaria proveniente de las raíces del islam en Asia del Sur, donde el sufismo las llevó de mano de pensadores itinerantes que propagaron la religión desde al Este desde la Península Arábiga, transmitiendo un mensaje de igualdad que resultó atractivo para sociedades indígenas azotadas por el sistema de castas y la pobreza.

Los sufíes en Pakistán han sido desafiados por una religión más estricta de los saudíes, eclipsando a los moderados una postura fundamentalista agresiva. No es casualidad entonces que la mayoría pakistaní haya sufrido la victimización terrorista, donde, para colmo, los líderes están enfocados en la lucha por el poder y no en el desarrollo de Pakistán.

“Ojo por ojo”

La guerra global también afectó con creces a Afganistán. En múltiples columnas lo hemos apuntado en informes que hicimos oportunamente sobre el ex presidente Hamid Karzai antes que cayera, cuando por ese entonces se oponía a la ofensiva militar planeada en Kandahar por Estados Unidos denominada “Ojo por ojo”, mientras criticaba a el ex presidente Barak Obama por manipular elecciones que eran “instigadas por extranjeros”.

El lector seguramente recordará que Karzai había prometido a los líderes tribales que sin su consentimiento no habría ofensiva bajo el mando yanqui, cuya cúpula había calificado al afgano de “inconstante, inestable e impredecible”.

Obama, en su momento “se engranó” con la corrupción militar afgana, la proliferación casi descontrolada del opio y el pobre rendimiento de las fuerzas de seguridad (policía) de Afganistán.

Previsión nuclear

Obama, respecto de la situación en Afganistán, luego de la caída de Karzai analizó detenidamente su posición en el panorama de posibilidad de una agresión nuclear con alguna “bomba sucia” para no considerar que se hallaba indefenso y luego de ello se comprometió a no utilizar armas nucleares contra países que no las poseyeran.

Indirectamente se estaba diciendo a los gobernantes de Afganistán y Siria: “Muchachos controlen sus territorios y eviten la posibilidad en ingresar en un conflicto de alcance nuclear porque si nos atacan responderemos en el mismo sentido. Si hay deflagración nuclear, aténganse a las consecuencias”.

El control biométrico

Desde el 2012 el Pentágono colaboró con el gobierno afgano para controlar al terrorismo y a los delincuentes comunes y el New York Times, el 7 de junio de 2014 hizo saber que el gobierno estadounidense había aprobado la entrega de 7.200 millones de dólares para expandir el control a todas las prisiones afganas a través del análisis biométrico de los reclusos. La coincidencia facial –vale aclararlo-, permite la vigilancia masiva y a través de ella la NSA puede localizar personas en el mundo entero como sistema de vigilancia global.

Incluso, nos dicen, Obama habría acordado con el presidente ruso Putín permitir que astronautas rusos y norteamericanos trabajen en conjunto para controlar desde el espacio el sistema de armas de grupos terroristas, fundamentalmente desde el espacio sirio donde, se presume, hay armas químicas ocultas.

Ansar Dine

En las últimas horas-como dicen los muchachos del tablón-, “se empiojó todo” con la manifestación pública, a nivel internacional, del grupo terrorista Ansar Dine (Soldados de la fe) del norte de Malí, -conducido por Iyad Al Gahaly-[2], que se habría unido al Estado Islámico y amenazado con atacar paseos de compras en Buenos Aires.

Se trata de un grupo que opera clandestinamente desde junio de 2012 –nació en marzo de ese año-, teniendo el control de una franja del desierto del Sahara. El grupo se convierte, en algún sentido, en una amenaza a partir de la facilidad con que pueden ser cruzadas las fronteras de nuestro país. “Los componentes del grupo fueron entrenados en Yemen y Afganistán y sus primeros ataques se concretaron en Somalia, en 2011”.[3]

El grupo –que no da a conocer sus ataques a las agencias internacionales de noticias-, estaría apoyado por Qatar y sería una fuerza satélite de Al Qaeda que aplica de manera estricta la Ley Islámica (Sharia) y cuenta con seguidores provenientes de Nigeria, Pakistán, Afganistán e incluso Argelia.

Ansar al Dine tendría como aliado al Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental, nacido en marzo pasado, dedicado a dar apoyo logístico a los jóvenes musulmanes dispuestos a ir al frente de batalla.

[1] Khatchik Der Ghougassian. Profesor de Relaciones internacionales de la Universidad de San Andrés.

[2] Sirvió como negociador de occidentales secuestrados por al Qaeda en el Magreb

[3] George Chaya. Periodista

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com