En la altura y sin Messi, Argentina perdió 2 a 0 con Bolivia

Juan Arce abrió el marcador para Bolivia los 31′ del primer tiempo.  Moreno Martins aumentó la diferencia para los locales a los 7′ de la segunda etapa.

Echa la cabeza hacia atrás Edgardo Bauza, lamentándose por un pase que se va largo por veinte centímetros. Hace el típico gesto de alguien contrariado. Puede ser con Banega, el que no había podido controlar la pelota, con Messi, que mira el partido en un televisor instalado en el vestuario, con la lluvia, que hizo todavía más rápida la cancha, con la tabla de posiciones, que quien sabe dónde depositará a la Argentina esta noche cuando termine la fecha. O con él mismo.

 

El partido se escurre entre los dedos, la derrota es una decantación de tantos malos movimientos juntos, que no necesariamente empezaron cuando el colombiano Wilmar Roldán pitó el inicio. Porque el 0-2 tiene una crónica que puede explicar las razones de ese resultado, pero antes que eso se fueron forjando otras causas, más de fondo. A lo complejo de la coyuntura preexistente hay que sumarle un día de furia, con la mente anestesiada por el affaire Messi.

 

La Argentina, que disfruta de una generación de futbolistas extraordinaria, no encontró esta vez una respuesta individual que la sacara a flote. Y entonces la excursión La Paz vuelve a ser una penuria: no hizo falta llevarse una goleada en contra como aquel 1-6 para que la fecha se inscriba como una nueva página negra en la historia de la selección: será para siempre el día que la FIFA le dio un mazazo en la nuca a Messi cinco horas antes empezar un partido vital.

 

Camina Ángel Di María, después de un pique innecesario, sin aire del cual colgarse. Justo él, de quien mejores respuestas físicas se esperan en los 3640 metros de altitud. Su pasado lo avala: aquí corrió casi solo las dos últimas veces que vino la Argentina. Se agacha y busca un respiro su tocayo Correa, sin entender mucho qué está pasando. Busca un pase imposible Lucas Pratto, y enseguida se arrepiente de haber gastado energía en un intento fútil. Van apenas 15 minutos del primer tiempo y la selección sabe lo que ya sabía: nada iba a ser fácil hoy.

 

No lo era desde la tarde anterior, cuando el rumor por una posible sanción a Messi se instaló como esas nubes de dibujos animados que siguen al protagonista adonde vaya: se posó sobre el predio de Ezeiza, siguió camino hacia Santa Cruz de la Sierra y continuó viaje hasta aquí. Con esa sensación, y apenas dos horas antes del partido, Bauza y sus muchachos bajaron en el aeropuerto El Alto. Con esa idea vieja y recurrente en la historia de la selección: fijar un enemigo externo para así encontrar un estímulo superior, un elemento que aglutine y enfoque la bronca. Nosotros contra todos, la prensa, el rival, la altura y también la FIFA.

 

Pero aquí y ahora, con eso no alcanza. Esta vez, el oponente da una mano: van 15 minutos y está como esos boxeadores que no se animan a sacar las manos, como si no confiara en ellas. La selección, una construcción de emergencia que ideó Edgardo Bauza, entonces se encuentra con la posibilidad de dar dos pases seguidos y así avanzar de a poco. Cada tanto, a Sergio Romero lo obligan a un revolcón con remates desde afuera, pero nada más. Es el momento de Argentina en el primer tiempo: en ocho minutos genera tres situaciones de gol. La mejor quedó en los pies de Di María, justamente, pero la salida rápida de Lampe terminó con la pelota rebotando en el arco. Flota en el aire, ese que escasea, la sensación de que no volverá a suceder algo así. Lo peor es confirmarlo casi instantáneamente.

 

A la presunción le sigue un pelotazo larguísimo de Pablo Escobar, un resbalón de Romero, una marca débil de Facundo Roncaglia y, con todo ese escenario a favor, un cabezazo goleador de Juan Carlos Arce. Enseguida se lesiona y deja la cancha Ramiro Funes Mori, y entonces parece que la nube definitivamente está instalada sobre la cabeza de la selección. El peligro, en todo caso, reside en creer que las la nube la generan solamente los demás. O ponerle nombres propios de ocasión a la nueva debacle: ¿Guido Pizarro? ¿Caruzzo? ¿Marcos Acuña? ¿Facundo Roncaglia? Ni sentido tiene apuntar por esos lados.

 

Si es difícil para quien no está aclimatado jugar al fútbol en la altura de La Paz, más lo es para una formación que tiene cuatro entrenamientos junta. El calendario de estas Eliminatorias no da opciones: no hay una fórmula mágica que ayude a paliar de una manera aceptable jugar en estas condiciones si hubo que jugar cuatro días antes en el llano. Ni siquiera hay demasiados reproches colectivos para hacer esta vez: si la Argentina se asoma a la recta final de la clasificación con el riesgo de perder el vuelo a Rusia no es por la derrota cosechada aquí.

 

La larga pausa de las Eliminatorias, que recién se desactivará el 31 de agosto en el Centenario, tiene un filo doble: es demasiado tiempo para gestionar y no jugar. Porque en el medio, la cadencia del fútbol argentino lo desnuda, puede pasar de todo. Casi tanto como lo que ocurrió en las 24 horas desde que pasaron desde que se encendió la alarma Messi hasta que Bolivia se levantó para celebrar una victoria siempre deseada.

 

DECLARACIONES DE BAUZA

 

“A mí no me tuerce nadie, ni nad, no pienso en lo que me dicen. Estamos firmes con los jugadores y sabemos de las dificultades, pero la lucha seguirá”, indicó Edgardo Bauza en conferencia de prensa, desde el estadio Hernando Siles de La Paz.

 

“Yo me siento bien y siempre sentí el respaldo de los dirigentes, pero además la relación con los jugadores mejoró mucho. Por eso pensamos en lo que viene”, agregó.

 

Argentina perdió 2-0 frente a Bolivia y luego de los resultados de la 14ª fecha de las eliminatorias sudamericanas el equipo “albiceleste” se ubica en zona de repechaje, lo que haría que para llegar a la Copa del Mundo 2019 tenga que enfrentar al vencedor de Nueva Zelanda y Tahití, de la zona de Oceanía.

 

“Sabemos que va a ser una lucha y vamos a seguir peleando”, reconoció.

 

Por otro lado, Bauza se pronunció sobre la sanción que la FIFA le aplicó a Lionel Messi de cuatro fechas, a falta de cinco, luego de los insultos al juez de línea brasileño en el encuentro frente a Chile.

 

“Se está trabajando en la apelación, veremos lo que sucede”, dijo.

 

SÍNTESIS DEL PARTIDO

 

Bolivia: Carlos Lampe; Diego Bejarano, Ronald Raldes, Edward Zenteno, Jorge Flores;  Alejandro Chumacero, Diego Wayar, Raúl Castro Juan Carlos Arce; Marcelo Moreno Martins y Pablo Escobar.

DT: Mauricio Soria.

 

Argentina: Sergio Romero; Facundo Roncaglia, Mateo Musacchio, Ramiro Funes Mori, Marcos Rojo; Enzo Pérez, Guido Pizarro, Éver Banega, Ángel Di María; Angel Correa;  Lucas Pratto.

DT: Edgardo Bauza.

 

Goles: PT 31′ Juan Carlos Arce (B). ST 7′ Marcelo Moreno Martins (B)

 

Cambios: PT 35′ Matías Caruzzo por Ramiro Funes Mori (A).  ST 10′ Sergio Agüero por Angel Correa (A), 24′ Marcos Acuña por Enzo Pérez (A), 27′ Leonel Justiniano por Diego Wayar (B), 39′ Jhasmani Campos por Diego Wayar (B),  45’+1′ Bruno Miranda por Marcelo Moreno Martins (B)

 

Amonestados: PT 39′ (en el banco) Mariano Andujar (A), 41′ Ever Banega (A). ST:  23′ Diego Wayar (B).

 

Cancha: Estadio Hernando Siles (La Paz)

 

Arbitro: Wilmar Roldán (Colombia) (Notiexpress)