Murió Ernestina Herrera de Noble

Bajo su dirección desde 1969, Clarín se convirtió en uno de los diarios más importantes de habla hispana. Concretó una notable obra, además, en educación, cultura y desarrollo nacional.

Dirigió Clarín durante casi medio siglo. Lo hizo para continuar las ideas y los propósitos del fundador de este diario.

Bajo la conducción de Ernestina Herrera de Noble, que murió hoy a los 92 años, Clarín se transformó en el diario de mayor tirada de habla hispana y dio origen al surgimiento del Grupo Clarín, uno de los principales multimedios de América latina, con participación en radio, en televisión abierta y por cable, en la industria gráfica, en internet y en el amplio mundo de las telecomunicaciones.

Ernestina Herrera de Noble fue una custodia de la continuidad del legado fundacional de Clarín y una artífice de su multiplicación en nuevos soportes. A su vez, fue impulsora de un desarrollo organizacional y profesional que garantizará la continuidad de Clarín.

La señora de Noble fue la primera mujer en hacerse cargo de la dirección de un diario de venta masiva en esta parte del continente.

Se puso al frente de Clarín el 21 de enero de 1969, apenas 9 días después de la muerte de su esposo y fundador del diario, Roberto Noble.

Alguna vez Ernestina recordó cómo fue aquel día iniciático: «Estaba angustiada, pero al mismo tiempo llegué con una tremenda determinación: debía continuar la obra de Noble. No imitándolo, porque las personas son insustituibles y cada uno tiene su estilo. Pero sí teniendo presentes sus principios. Recuerdo que ese día todo el personal del diario se reunió en la sala de redacción. Eran varios centenares de personas. Alrededor de las 7 de la tarde di un mensaje y luego invité a todos a continuar con la edición, como todos los días”.

El país no le iba a dar mucho respiro. A sólo 4 meses de aquella tarde de enero, el estallido conocido como el “Cordobazo” iba a cambiar para siempre el mapa de la protesta social en la Argentina, además de sentenciar al fracaso el gobierno del dictador Juan Carlos Onganía, cabeza de la llamada “Revolución Argentina”.

Al mes del «Cordobazo», el asesinato del dirigente metalúrgico Augusto Vandor iba a disparar una espiral de violencia, agigantada un año después por el secuestro y asesinato del general Pedro Eugenio Aramburu.

El crimen de Aramburu fue la presentación formal de la guerrilla peronista Montoneros, a la que se sumaría la guerrilla trotskista del Ejército Revolucionario del Pueblo.

Esa violencia, a la que se agregó el terrorismo de Estado desatado el 24 de marzo de 1976, ensangrentó a la Argentina y duró casi 15 años en los que Clarín, con la viuda de Noble al frente, defendió el ejercicio pleno del estado de derecho, se opuso a toda forma de violencia, impulsó el respeto por las libertades individuales y por el sistema democrático y pugnó, como siempre, por el desarrollo del país que parecía estancarse.

​Ernestina Herrera de Noble fue una custodia de la continuidad del legado fundacional de Clarín y una artífice de su multiplicación en nuevos soportes.

El crecimiento de Clarín, la firmeza de su directora para mantener las ideas y postulados que identificaron con una línea clara e inquebrantable al diario y al Grupo, desató en los últimos 20 años una campaña de desprestigio contra la señora Noble y contra Clarín, con la única finalidad de menoscabar la figura de sus directivos, destruir el renombre y popularidad del diario y, durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, adueñarse del Grupo Clarín para controlar la información, o borrarlo literalmente del mapa de las comunicaciones argentinas.

La señora de Noble no respondió a esos ataques, a menudo bárbaros, violentos, inhumanos, tal vez escudada en un lema que era de su esposo y que había asumido como propio: “Quienes hacen un diario no tienen que ser noticia”.

Hizo público, eso sí, su dolor de madre ante el ataque que entonces sufrían sus 2 hijos, de quienes alguna vez dijo que eran toda su esperanza y llenaban el espacio de su corazón.