Incertidumbre por precios de alimentos

Los precios internacionales de los alimentos básicos alcanzaron este enero un nuevo récord histórico, según los datos proporcionados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO). Nuestros sagrados alimentos cerraron el año 2010, incluso por encima de los máximos registrados durante la alerta alimentaria sufrida durante el verano de 2008. El índice de precios de los alimentos de la FAO, que analiza la evolución de 55 materias primas alimentarias, promedió en el mes de enero 230.7 puntos, frente a los 223.1 puntos de diciembre.

Los parámetros que ofrece el organismo internacional vienen a confirmar el pronunciado repunte que las materias primas han experimentado durante los últimos meses en los mercados internacionales, mucho debido a prácticas especulativas. El repunte de enero no es un dato aislado, el indicador de FAO acumula su séptima subida mensual consecutiva; en ésta, el alza del azúcar y la carne vuelven a disparar todas las señales de alarma. Por ejemplo el indicador del precio del azúcar se ha disparado desde los 182 puntos de 2008 a los 398 en diciembre. Un incremento del 118% en el último año.

La situación es delicada, aunque la FAO prefiere no hablar aún de crisis alimentaria. Abdolreza Abbassian, economista de la organización, admite que hay motivos para la alarma. Afirma: «Estamos preocupados y la razón real de la preocupación es la incapacidad de predecir». El factor climático se señala como fundamental en la ecuación de futuro de los precios internacionales, como lo demostraron los incendios que castigaron Rusia en agosto recién pasado, los cuales arrasaron con las cosechas de trigo. Hoy el precio de este cereal es un 22,8% más caro que a finales de 2008.

El incremento de los precios de los alimentos vuelve a estar en el centro de atención, ya que contribuyó a avivar las protestas que derrocaron al presidente tunecino en enero. La inflación de las materias primas alimenticias también está en las raíces de las protestas en Egipto y Jordania, lo que hace especular si otras naciones harán acopio de cereales para tranquilizar a sus poblaciones.

El aumento de la producción de granos son señales positivas para Latinoamérica. Las previsiones de producción de cereales para el 2011 se proyectan con un crecimiento del 6,3 %, debido a la expansión de la producción de cereales de algunos países latinoamericanos. Por el contrario, nuestra producción nacional (El Salvador) mostró una reducción en maíz y frijol por factores climáticos. Los programas de entrega de semilla mejorada dieron resultados muy alentadores en nuestro país, con tendencias de crecimiento productivo constante. Para este año, será interesante ver los resultados en cuanto a la producción agrícola, principalmente alimentos básicos, que resulten del Programa de Agricultura Familiar que será implementado por el Ministerio de Agricultura en el presente ciclo agrícola. Recemos a Dios para que este esfuerzo lo favorezca el clima.

Por otro lado, la volatilidad de los precios agrícolas son de gran preocupación para los consumidores, ya que los vaivenes déficit/superávit de producción, reservas abundantes o escasas, fluctuaciones de precios del petróleo y la recesión económica mundial, han perturbado los mercados de productos agrícolas básicos, dejándonos como consumidores en situaciones extremadamente complicadas.

Lo delicado de los precios de los alimentos lo representa el alto precio del frijol en el país. Para atajarla, el gobierno importó frijol sin arancel y apoyó producir semilla para siembra. Sin embargo, esa importación no incidió en forzar al mercado a bajar el precio, ya que la calidad de ese frijol fue denunciada por la población como un frijol lijoso y de difícil cocción. Hoy se anuncia una importante importación de frijol de China, esperemos que su calidad no sea mala como la anterior.