Newell»s cayó 4 a 0 frente a Independiente y su nivel preocupa

Newell’s jugó uno de los peores encuentros de la era Roberto Sensini y cayó por paliza 4 a 0 contra Independiente. En apenas un ratito el resultado estaba tres goles abajo de manera inexplicable, con groseros errores defensivos. No hubo respuestas en ningún momento y no salió nada bien. Pocas palabras pueden agregarse después de semejante pobreza futbolística; está claro que la única salida es que se juegue ya mismo la próxima fecha y ganar.

El 2010 no terminó de la mejor manera; desde la eliminación con Liga en Quito que la lepra perdió el rumbo futbolístico. Lo que era un conjunto sólido, muy combativo, con una ambición enorme y hasta con alguna que otra cuota de fútbol creativo en ofensiva, derivó en algo demasiado vulnerable. Cualquier rival por mediocre que sea logra penetrar la endeble resistencia rojinegra y a nosotros nos cuesta muchísimo poder hilvanar una sóla idea en ataque. Pasó en los últimos partidos del año pasado, sucedió lo mismo en la pretemporada y estas cinco fechas ratifican esa imagen.

Lo cierto es que en algunos partidos vimos cosas positivas que nos mantuvieron la confianza en el equipo. No es que siempre perdimos 4 a 0 y jugando a nada. Sin ir más lejos, la semana pasada tuvimos muy buenos 25 minutos contra Huracán, pero justamente la idea era aumentar eso y achicar los 65 minutos de pobre actuación. Salió todo lo contrario. Esta vez jugamos como el primer tiempo contra Estudiantes, como contra Tigre, o si vamos más atrás algo parecido se vio en Floresta o de local con Olimpo.

Vamos a enfocarnos en el partido. La verdad es que hay muy poco para decir. La contundencia es tan grande que es difícil aportar algo desde esta crónica.

De entrada, iban tres minutos, llegó el primer gol. Un tiro fuerte pero controlable lo complicó a Peratta que da rebote y Fideleff tarda en reaccionar, permitiendo a Cabrera liquidar al arquero. Antes, Bernardi había llegado mal al cruce con el propio Cabrera y la defensa no pudo impedir el remate de media distancia. Arranque con el pie izquierdo.

El segundo gol fue también muy rápido. A los once el mediocampo perdió completamente su espalda, Lucas no estaba bien parado y Mateo le miraba el número a Cabrera, quien tomó a la defensa retrocediendo. Su tiro (para colmo de males) se desvió en Schiavi y Peratta nada pudo hacer. Dos llegadas, dos goles. En el medio Claudio Bieler había tenido quizás la única jugada de real peligro en el arco del rojo de todo el partido; un buen tiro del nueve pasó al lado del palo izquierdo de Navarro.

Otro ratito más y vendría el tercero. Un cambio de frente anunciado hacia nuestra izquierda, sector de Estigarribia y Fideleff. El paraguayo jamás atinó a volver y Nacho se mandó una de aquéllas intentando cortar barriendo el pase en velocidad, en lugar de esperar y arrinconar al rival. Quedó pagando y le dejó el camino libre a Cabrera, quien sólo tuvo que correr hasta el área, hacer la pausa y habilitar a Silvera. Tres a cero. No era casualidad, Newell’s estaba desoncertado y era fácil de vulnerar.

Un cuarto de hora le alcanzó a al mediocre Independiente para liquidar el pleito. Con impresionante simpleza se puso tres goles arriba y le traspasó la obligación a un Newell’s sin ideas. Apenas Díaz y Sperdutti intentaban algo por derecha que casi siempre terminaba en la nada, y las ganas de Tonso y Bieler en ataque. Poquísimo y sin conexión entre sí.

La primera parte terminó sin más. En el entretiempo, llamativamente Sensini no hizo cambios. Quizás prefirió esperar a ver si el equipo seguía dando tantas ventajas o si lo veía más asentado… Lo cierto es que recién a los diez mandó a la cancha al delantero Almirón, en un cambio más «obligado» que de convicciones. Retrasar a Sperduti tampoco fue la solución.

El partido era imaginable. Independiente esperando sin ningún apuro y Newell’s con la necesidad de salir, pero la carencia en ataque se mantuvo, tanto como la fragilidad en defensa. Si el cuarto tardó tanto en llegar, fue solamente porque el equipo de Mohamed decidió no atacar.

Los ingresos de Camacho y el pibe Faravelli no aportaron demasiado. Obvio, para dar vuelta semejante momento es necesario ser Messi o Maradona. O ni siquiera.

Finalmente vino el cuarto, como para redondear una noche negra completa.

Poco más podemos hablar de un cotejo en el que se hizo todo al revés. En el que no tuvimos reacción, a diferencia de otras veces que también se ha jugado mal. Perder 4 a 0 contra un equipo que venía tan mal nos sorprende: no estábamos acostumbrados a esto.

Volviendo a los primeros párrafos, no sabemos bien cómo pero hemos perdido las claves que caracterizaban al equipo de Sensini. La hinchada ha llegado a identificarse muchísimo con estos mismos jugadores y cuerpo técnico. No exageramos con eso.

Sin embargo hace meses que no estamos bien. Lo vimos en los amistosos de pretemporada; al equipo le faltaba. El problema es hoy que ya jugamos por los puntos.

Las palabras de Sensini post partido reflejan que Boquita comparte estas impresiones. Que ve que algo sucede, que es necesario mucha autocrítica y «rebeldía». No puede dar lo mismo ganar que perder. En las declaraciones del técnico está claro el diágnostico y con el cual coincidimos. Se hace imperioso que eso se transforme en cambios que reviertan este muy mal momento de Newell’s. (elrojinegro.com)