Club de barrio Larrea sufrió el octavo robo en dos años

Este fin de semana, delincuentes le llevaron los materiales con que estaban levantando vestuarios nuevos en la sede de Colombres y Chubut.

Por Aníbal Fucaraccio/La Capital

El martes pasado, los directivos del club María Reina reclamaron a través de La Capital más seguridad tras el ataque a balazos de hace poco más de un mes sobre la fachada de la parroquia del mismo nombre y el colegio Paulo VI, en el barrio Larrea. «Hay patrulleros que pasan de vez en cuando, pero falta iluminación y más presencia del municipio», denunciaron los responsables de esta humilde entidad deportiva. Paradójicamente y más allá de la advertencia pública, en la madrugada del domingo, delincuentes volvieron a ingresar a otro de los predios del club, en Colombres y Chubut, y se llevaron materiales de construcción y toda la instalación sanitaria con la que estaban construyendo con mucho esfuerzo un vestuario para los chicos que practican en esa subsede.

Los dirigentes de este club de zona oeste se mostraron muy angustiados y preocupados por la situación debido a que es el octavo robo en dos años. Lo que les sacaron en esta ocasión tiene un valor aproximado de 30 mil pesos, una suma muy difícil de volver a reunir para una entidad de neto tinte barrial, que genera actividades para más de 300 chicos, desde los 4 años hasta la primera local.

«No sabemos más que hacer. Hicimos denuncias, pusimos alarmas y seguimos teniendo este tipo de problemas», se quejó Alberto Romano, directivo del club María Reina.

«Cada vez que intentamos hacer algo, construir algo nuevo para los chicos, sufrimos estos robos y destrozos que nos provocan realmente muchos inconvenientes. A lo mejor es gente de la zona que no le gusta el trabajo que hacemos, pero nosotros no vamos a aflojar. Por nosotros, por los vecinos, y sobre todos por los chicos que juegan en el club, y que cada vez son más», expresó afligido el dirigente.

«Se llevaron todo lo que teníamos dentro del vestuario nuevo que estamos haciendo. Materiales, sanitarios, todo lo que estaba ahí adentro, se lo robaron. Violentaron una ventana y robaron hasta la bicicleta fija que teníamos. Esto es todo a pulmón, y este tipo de cosas nos duelen mucho», resaltó Romano, quien también se mostró enojado con la actuación de la subcomisaría 22ª. «No nos dan protección y nunca hacen nada», exclamó indignado.

Si bien este nuevo saqueo se produjo en el predio de Colombres y Chubut, en el barrio Santa Lucía, la sede principal, donde juegan los más pequeños del fútbol infantil, está instalada en Nicaragua 1051 bis, en Larrea, muy cerca de donde funcionan la parroquia y la escuela religiosa Paulo VI, dos referentes urbanos con una gran relevancia social por sus importantes tareas de integración e inclusión en una zona donde se multiplican las denuncias por venta de drogas y violencia relacionada con el narcotráfico.

Más allá de todos reconocen el valor de estas instituciones, no pueden controlar hasta el momento estos episodios delictivos. En ese marco, el padre Juan Pablo Núñez fue una de las voces que se animó a enfrentar esta sucesión de hechos violentos que se vienen incrementando en los últimos años.

Desde el club María Reina habían denunciado hace menos de una semana que la situación «no cambió absolutamente nada». Y reclamaron que «hace falta más trabajo social del Estado. Se necesita un mejor dispensario, con médicos y una guardia permanente. Pero la solución principal a todo esto pasa por la seguridad, porque los primeros días después del ataque a balazos había un patrullero cada cinco minutos y ahora no se ven tanto».

Sin paz

La balacera se desató el pasado domingo 23 de septiembre por la madrugada, en la parroquia María Reina, de México al 1000 bis. Tres días después, el arzobispo Eduardo Martin desembarcó allí para apoyar y respaldar el trabajo pastoral del cura Juan Pablo Núñez. «Las autoridades deben dar paz y hace rato que no la tenemos. En los barrios hay muertos a diario y el dinero negro corre a raudales», había señalado el arzobispo.

Vale precisar que mientras el Ministerio de Seguridad de la Nación anunció el viernes pasado la detención del responsable de este ataque a tiros y de las amenazas contra el sacerdote Núñez, el Ministerio Público de la Acusación (MPA) negó que la persona apresada en el marco de un megaoperativo (que tuvo otros 15 detenidos) tenga relación con este episodio.