Un día de fiesta en nuestra América

El 20 de mayo de 1741 se produce el rotundo triunfo de Hispanoamérica sobre la invasión inglesa al mar de Cartagena de Indias. Se la conoce como “la hazaña de Cartagena de Indias”. Toda la nación hispanoamericana recibe la noticia con festejos inolvidables. Salvas de cañonazos, misas, carnavales, y las demás cosas.

El héroe de la epopeya americana se llama Blas de Lezo. Un Almirante de origen vasco al que le dicen «medio hombre» porque combate con pata de palo, el brazo inmovilizado y el ojo tuerto por batallas anteriores.

La bandera enarbolada es la de las aspas de Borgoña. Simboliza la unidad hispanoamericana. Luego es la del primer ejército patrio que consagra otra proeza: la Reconquista y Defensa de la cuenca del Plata en 1806 y 1807 frente al mismo invasor. Y hoy es bandera oficial de la Argentina.

Dice Pablo Yurman que “quien relata, predigerida diríamos, la historia, corre con una gran ventaja frente a sus eventuales contendientes, toda vez que no solo impone a su designio unos temas en la agenda comunicativa y puede excluir, por obvia decantación, otros que no son útiles a la fábula”. Si bien en este momento es derrotada la principal armada del mundo, la “reina de los mares”, Drake, Morgan, Raleigh, los piratas del Caribe en general, no son actores de «Hollywood» pintorescos sino protagonistas de una verdadera guerra de baja intensidad organizada por la inteligencia británica.

Con sagacidad Rodolfo Walsh consagra un axioma para la posteridad: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas.”

Conmemoramos las hazañas iberoamericanas porque cuando estuvimos unidos, siempre ganamos.

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Jorge Ripani

Abogado (UNR). Historiador