Adaptación: del jardín a la primaria

Parte del proceso de crecimiento de los chicos es lograr su independencia y adaptarse a los cambios, como pasar del jardín a la primaria. Los padres también son parte de esta adaptación, por lo que es necesario informarse al respecto.

 

Cada etapa tiene sus características y el pasaje de una a otra de ellas genera un gran movimiento tanto en sus protagonistas como en quienes lo acompañan.
En este caso, se trata de un pasaje que marca el fin del contexto más endogámico: propio de la familia, hacia la socialización, la exogamia: el afuera de la familia.
El jardín de infantes responde a las necesidades que los pequeños presentan de sentirse como en casa. Si bien hay un adulto referente como autoridad, el docente, presenta características de contención y acompañamiento más personalizado. Por su parte las normas a cumplir, son construidas y flexibilizadas ante situaciones cotidianas. Todo ello se enmarca dentro de un ambiente que sigue los pasos, el ritmo, las necesidades de los niñitos que allí asisten.
En el caso de la primaria, es el niño que debe adaptarse a la institución, la autoridad se corre un poco de la imagen maternal de la maestra jardinera, el ritmo, las normas, los horarios y las actividades en sí mismas son a cumplir por todos y con menos flexibilidad a la hora de ser revisadas.
El objetivo de este pasaje es que el niño se adapte a las nuevas modalidades sin dificultades y disfrutando del día a día, generando un buen vínculo con el proceso de aprendizaje. Para ello es esperable que el último tramo del jardín los docentes trabajen este período de transición entre uno y otro. Para ello se suele planificar visitas a la nueva institución, a sus aulas, anticipar cómo se distribuirán las bancos, qué tipo de actividades realizarán, con qué materiales, entre otras cosas a ser anticipadas y presentadas.
Una vez comenzado el año en primaria, la idea es que los docentes puedan acompañar también a este proceso tal vez yendo de visita a la sala del año pasado, saludando a los docentes o manteniendo algunas de sus rutinas al menos por un tiempo: ronda de bienvenida, tiempo de salida al patio.
Para muchos niños se trata además de un cambio en la disposición horaria. Es el caso de los chicos que pasan de una jornada simple a una doble.
El paso de la jornada simple a la completa debería ser evaluado tanto por la institución como por los padres ya que no responde a las posibilidades de todos los niños y esto puede complicar el proceso de aprendizaje. En la elección de la mejor escuela para cada niños ésta es una variable importante.
Una vez evaluada y elegida como modalidad para el niño, debe emprender también un proceso de adaptación ya que además del horario en sí mismo, se trata de otro ritmo, de otros tiempos de concentración y de trabajo.
Para ello es aconsejable un cronograma de horarios reducidos al inicio e incrementándose en los días sucesivos, aprovechar la mañana para aquellas actividades que requieren mayor nivel de concentración y la tarde para las que menos la requieren, dar mayor tiempo libre entre actividades, entre otras medidas a considerar.

Cada cambio requiere una estrategia institucional grupal y pedagógica para que sea beneficiosa para los chicos tanto en lo social emocional como en lo académico. Por ello lo importante es la anticipación, la planificación y el trabajo puesto al servicio de generar las mejores condiciones para que los chicos crezcan y aprendan felices.
Para los padres también es un gran cambio. En principio deben adaptarse a la idea de que sus hijos están creciendo, que ya no son bebés desde hace tiempo, que necesitan ir logrando su independencia y autonomía y que para ello deben ver en sus padres, referentes que los acompañan seguros y felices de su crecimiento.
La respuesta de los niños antes este cambio de etapa dependerá de sus características personales y de la actitud con que la familia acompaña este proceso.
Los síntomas que podrían presentarse son:


Ansiedad
Angustia
Terrores Nocturnos
Hasta los más complejos:
Enuresis y/o encopresis
Ataques de pánico, entre otros.
Pero en su gran mayoría es esperable un proceso de adaptación que concluya en poder disfrutar del día a día en la escuela y del proceso de enseñanza aprendizaje que allí se propone.

 

 

LaCapital