Sangre, sudor, lágrimas, pobreza y desesperanza

A dos años del derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak arrecian en las calles de El Cairo las protestas con un nivel de violencia creciente.

La inversión turística en la región de Medio Oriente es casi inexistente y la cada vez menor inversión económica extranjera incrementa la pobreza, la desesperanza, así como la posibilidad de una situación política estable.

La muerte violenta acecha cada día como resultante de enfrentamientos armados y los máximos responsables del gobierno egipcio temen un colapso del Estado. Incluso el Ministerio del Interior advirtió acerca de la posibilidad de que milicias armadas tomen el poder.

Combates callejeros

Los activistas callejeros continúan combatiendo contra los servicios de seguridad que Mubarak tuvo a su mando, ya que entienden que su poder sigue intacto y diariamente se escuchan las versiones de que la tortura continúa siendo, junto a la extorsión y el abuso de la fuerza, el mecanismo de obtener información.

Mohamed Morsi y los líderes de los Hermanos Musulmanes buscan la forma de controlar el Ministerio del Interior y los rebeldes insisten en afirmar que el nuevo gobierno está aliado a las fuerzas armadas.

Se está notando en las agencias de noticias internacionales que jóvenes y niños son los que más se enfrentan al poder en la Plaza Tahrir, quizás debido a que son los que más sufren la violencia institucional.

Los seguidores de Morsi temen un levantamiento de la policía en su contra y si ello ocurriera la seguridad pública sería un caos.

La preocupación israelí

Aún para el Estado de Israel es prematuro establecer la dirección que tomará el conflicto de Medio oriente, pero sí tiene claro que el rediseño de la influencia mundial estadounidense obligará la misma actitud en sus aliados.

Es más, un funcionario del Ministerio de Defensa Israelí incentivó el cambio en Egipto para que no caiga en manos del extremismo urbano, que promueven Hamas y Hezbollah, organizaciones que en un enfrentamiento directo serían derrotados.

¿Explica el petróleo la guerra de Siria?

Es la pregunta que se hizo recientemente el periodista Mario Vallejos, especializado en temas internacionales.

Al igual que dicho especialista opinamos que “de manera indirecta es un factor muy importante, fundamentalmente por su posición geoestratégica. Lo que sí es seguro es que la distribución de carburantes está añadiendo un gran dramatismo al conflicto”.

Las noticias sobre el conflicto, en las últimas horas hacen referencia directa a los carburantes como tristes protagonistas para la población local y en las que se habla de intensos contactos por parte de los gobiernos extranjeros de la región, con grandes intereses petroleros en Siria.

En los últimos 150 días de guerra se han incrementado los bombardeos a estaciones de servicio sirios, los que causas decenas de muertos con cada impacto.

El número de víctimas de cada ataque es elevadísimo, debido a que cuando se produce el bombazo hay larguísimas colas de sirios esperando cargar combustible, el que es escaso, casi inexistente.

La prioridad de carga de nafta es de los vehículos militares -tanques y aviones- y llega algún resto a la población gracias a la importación de Irak, Irán y Rusia, aliados del régimen sirio.

El 90% de la electricidad que consume el país procede de centrales térmicas que usan el fuel oil y el gas como combustible, según una reseña del Foro Energético Mundial.

Desde el inicio del conflicto, los cortes de electricidad han sido frecuentes, pero “nunca antes hasta enero se había ido la luz en toda la capital y durante varias horas”, según el Financial Times.

Vallejos apuntó que “en el primer trimestre del 2011 Siria producía unos 375.000 barriles diarios, lo que situaba aproximadamente en el puesto 30º del mundo”.

La pérdida de control de varios campos de extracción de petróleo y de al menos una refinería en el este del país y la retirada de las compañías occidentales que han impuesto sanciones al régimen, hicieron que la producción caiga a niveles impensados.

Los ingresos del Estado sirio se desplomaron y la caída de los internos por la disminución impositiva frenó el consumo. A cien dólares el barril, son más de 10 millones de euros diarios los que llegaban al gobierno antes del conflicto por las exportaciones.

En pleno invierno sirio, la última decisión gubernamental ha sido elevar en un 40% el precio del fuel oil para uso doméstico -hasta las 35 libras sirias el litro-, una medida que llega cuando organizaciones no gubernamentales advertían ya de un drama humanitario por la dificultad de los cientos de miles de desplazados para calentar sus casas o cocinar en campos de refugiados o en viviendas más precarias que de costumbre, a causa de la guerra.

Las bajas temperaturas están causando un repunte de enfermedades, según las ONG, y seguramente de los fallecimientos de niños y ancianos, mayormente. La situación es tan grave que los sirios han comenzado a talar árboles por su cuenta para hacer leña, mientras que otros queman petróleo sin refinar para calentarse, pese a su gran toxicidad.

Los cables de información internacional dan cuenta que el experto del Instituto Elcano Gonzalo Escribano, afirmó que los rebeldes están vendiendo el crudo a cinco dólares el barril en zonas bajo su control, que son precisamente las más ricas en pozos: el norte y el este de Siria.

En el jugoso negocio, de recaudar una importante tasa por los peajes de los oleoductos, Damasco estaría compitiendo con Turquía.

Hasta las revueltas mantenía buenas relaciones con Al Asad, pero se alinearon claramente con la oposición. Algunos explican ese cambio porque en 2011 Siria cerró un acuerdo con Irak e Irán para llevar el petróleo desde el sur de este país, donde está la mayor reserva del mundo, hasta el Mediterráneo, es decir, a las puertas de Europa y sin pasar por Turquía.

Al Asad, perteneciente a la minoría alauí -una rama del chiismo- en un país de mayoría suní, como la mayoría de países de la región, salvo Irak e Irán,

promovió ya en 2009 la “estrategia de los cuatro mares”, en referencia al Mediterráneo, el Caspio, el Negro y el Golfo, “donde el Gobierno sirio pudiera hacer de bróker”, en palabras de Escribano.

En uno de sus informes, el citado especialista dejó claro que “eso requería de proyectos como el de la ampliación de otro importante ducto como el que comunica Egipto con Turquía a través de Jordania y Siria; el único que funciona de los que atraviesa el país. Pero la inestabilidad en los gobiernos de El Cairo y Damasco hace impensable fomentar su uso.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com