Crimen de Ángeles: «Mi esposa no tiene nada que ver, no la involucren… fui yo»

El portero, Jorge Mangeri, único imputado por el homicidio de la joven de 16 años, se lo manifestó a la fiscal María Paula Asaro.

La fiscal María Paula Asaro dio a conocer su segundo informe sobre el estado de la causa por el crimen de Ángeles Rawson y confirmó que el portero se autoincriminó.

El hombre señalado como responsable del crimen pidió en la madrugada del sábado volver a declarar ante la funcionaria judicial y dio un testimonio estremecedor: «Mi esposa no tiene nada que ver, no la involucren a ella en esto… fui yo».

Ante semejante declaración, la fiscal interrumpió a Mangeri y le solicitó «que guarde silencio y que lo que quiera referir lo haga en presencia de su abogado defensor en el momento oportuno y ante el juez de la causa»; de inmediato se dio aviso al secretario del juzgado interviniente.

En el mismo informe se detallan los avances en la investigación que dieron lugar al pedido de detención de Jorge Néstor Mangeri, cuyos peritajes permitieron confirmar que Ángeles Rawson no fue violada.

Lesiones sopechosas

Una serie de rasguños que Mangeri mostró en su cuerpo, en la zona abdominal y en la espalda, también despertaron sospechas de los investigadores.

El portero denunció que había sido torturado por policías en dos episodios previos a su detención; para demostrarlo levantó su buzo y exhibió lesiones compatibles con quemaduras pero también «arañazos», similares a los que, cuando se quitó la prenda, tenía en la espalda.

La fiscal ordenó un examen forense, que se terminó de completar bien entrada la madrugada: los médicos refirieron que las lesiones que dijo haber sufrido antes de su detención por supuestos apremios ilegales se corresponden en realidad con heridas que podrían haber sido causadas por la víctima durante su defensa ante un ataque.

A la vez, se presentaban lesiones autoproducidas, posiblemente para enmascarar aquellas que habría sufrido inicialmente con motivo del ataque.

El testimonio de la mucama

La hipótesis sobre la responsabilidad del portero comenzó a consolidarse en la noche del viernes, cuando declaró también como testigo una mucama de la familia de Ángeles, de nombre Dominga Trinidad Torres.

La mujer aseguró que el día en que desapareció Ángeles trabajó en la casa de la adolescente entre las 9 y las 13, y en ese lapso la joven no regresó a la vivienda.

Sin embargo, la fiscal concluyó que la niña ingresó al edificio pero no a su departamento. «Ciertamente ello habla a las claras que fue atrapada en el lobby de la propiedad horizontal”, explicó Asaro en el pedido de indagatoria.

Sobre los motivos que no hicieron sospechar a nadie de lo que hizo el encargado, la fiscal consideró oportuno señalar que en el edificio «se estaban efectuando refacciones de cañerías, producto de lo cual los residuos del material eran sacados en bolsas de consorcio a la calle».

«Esta particularidad indica que no sería extraño ver al encargado transportando bolsas de peso, como la que habría sido utilizada para descartar el cuerpo de la ofendida, parte de la cual fue secuestrada en el predio provincial de la Ceamse alrededor del cadáver”, completó la funcionaria judicial.

Pese a la confesión, la esposa dice que el portero es inocente

La fiscalía reveló que Jorge Mangeri, encargado del edificio donde vive la familia Rawson, reconoció que fue el autor material del asesinato de la joven. Sin embargo, su mujer sostiene que el hombre confesó «bajo amenaza».

«El jueves seguía con vómitos y no toleraba ni el té. Bien temprano se va al médico y cuando llega a la esquina de la casa aparece un auto sin patente donde bajan, le ponen un arma en la cabeza y lo amenazan directamente. Le dicen ‘es mejor que no corras o te pegamos un tiro'», afirmó Diana Seattone.

La mujer del encargado del edificio de Ravignani 2360 repitió en declaraciones televisivas las mismas acusaciones que habían sorprendido la mañana del sábado, al aclarar que la confesión de su marido sobre la autoría en el crimen de Ángeles fue bajo presión en dos oportunidades.

Sobre los hechos acontecidos el viernes, donde asegura que nuevamente recibió golpes y quemaduras, Diana relató que «se tenía que hacer una ecografía y tenía que ir a declarar», aunque no llegó a hacer una exposición en ese momento. «No pude comunicarme más a su teléfono y el comisario me avisa que no fue a declarar», continúa su relato la mujer.

Tras interiorizarse sobre dónde ella se encontraba, un grupo de uniformados se hizo presente para que la mujer expusiera lo que sabía, mientras su marido era aún buscado. «Le dieron una paliza terrible. Ampollas en la cara, puntazos, patadas y golpes en la espalda», detalla.

Respecto de las marcas que el hombre tiene en su piel, ella afirma que eran propios de su trabajo, ya que él era «bruto» para realizarlo.

(Infobae)