Masivo acto por seguridad y justicia en el Monumento

Familiares y amigos de víctimas de hechos violentos fueron a reclamar justicia.

En una muy nutrida manifestación que reunió a más de 2.000 personas en el atardecer de ayer en la explanada del Monumento a la Bandera, familiares y allegados a víctimas fatales de hechos violentos se pronunciaron por un denominador común en su reclamo: más seguridad y más justicia. Fue una convocatoria que partió de un grupo de ex compañeros de colegio de Mariano Bertini, el joven asesinado durante un robo en los primeros minutos del sábado pasado en la puerta de su casa de barrio Echesortu. “Cada uno tiene que buscar en su corazón la solución para la seguridad de todos. Hay que sentir el dolor, no ser indiferentes”, instó Rubén, padre de Mariano, ante los medios. Él mismo recibió un tiro en la pelvis durante el episodio en que fue asesinado su hijo.

Ayer, a partir de las 19, poco a poco vecinos, amigos, familiares y allegados de más de una veintena de personas que fallecieron como víctimas de hechos violentos comenzaron a cubrir la explanada del mástil mayor del Monumento. Los manifestantes llegaron con carteles que en su mayoría tenían las caras de las personas que ya no están. Todos tenían la palabra justicia. “Esta es una convocatoria de seguridad y justicia. Nosotros somos una familia de inmigrantes. No pienso irme del país, nadie quiere irse, el destierro es terrible. Cada uno tiene que buscar en su corazón la solución para la seguridad de todos”, dijo Rubén Bertini, empresario dedicado a la fabricación de maquinaria agrícola, quien agradeció a los amigos y conocidos de Mariano por los carteles y las demostraciones de apoyo a su familia. “Antes de irse a dormir, cada uno de los que están acá tiene que ver a su familia, abrazarla. Soy una víctima. Cuando te arrebatan una vida no sé que pasa. Se sigue rezando, otra cosa no puedo decir”, agregó.

La manifestación duró casi dos horas. En el cantero aledaño a la fuente sobre la avenida Belgrano se improvisó un escenario junto a las banderas y los carteles de cada una de las víctimas. El megáfono se pasó a cada una de las personas que quisieron contar su historia. Fueron más de una decena de familiares y conocidos de distintas víctimas los que con voces entrecortadas por el llanto contenido reconstruyeron las situaciones que terminaron con la vida de sus seres queridos, ante los manifestantes que aplaudieron el cierre de cada relato. Algunas de las familias que estuvieron presentes fueron la de Emiliano Cáceres y Facundo Aguirre, los jóvenes de 18 años que murieron el 22 de febrero pasado en avenida Pellegrini y Provincias Unidas cuando el conductor de un Fiat Uno en el que iban chocó un camión parado en estado de ebriedad. La de Nicolás López, un futbolista de 18 años ultimado a balazos en Ayacucho y Centeno el 16 de febrero del año pasado. También, familiares de Iván Romano y Nicolás Brambilla, jóvenes asesinados el año pasado en zonas norte y sur, respectivamente. Además, hablaron allegados a Lucas Pérez, un muchacho de 28 años baleado por el dueño de una pescadería de Dorrego al 5600 que resistió un robo a los tiros y terminó matando a su cliente.

El otro discurso

Enrique Bertini, abuelo de Mariano y fundador de la empresa familiar, usó un tono diferente al de su hijo. Cuando le tocó la palabra, pidió cambiar algunas cosas. “Con 16 o 17 años, la juventud está perdida en la droga. El servicio militar obligatorio tiene que existir y pena de muerte para los que matan. Espero que entiendan mi situación, pero si no este país no va a mejorar”, pidió el empresario, quien luego de expresarse en el escenario prefirió no dar ninguna declaración a los medios presentes en el acto. La reacción de los manifestantes fue de euforia y aplausos cuando escucharon la vuelta del servicio militar, “para hacer algo con la juventud perdida en la droga”. Hubo algunos “no” por la pena de muerte.

Pero en la convocatoria la mayoría de los oradores no tuvieron una postura extrema. En general insistieron en involucrarse, en exigir respuestas a los funcionarios públicos, a los jueces, a los fiscales y a la Policía para que atrape, juzgue y mantenga encerrados a los responsables. La manifestación se cerró con una oración religiosa.

(El Ciudadano)