Rosario y Colón ejemplos de una realidad preocupante

En las habituales columnas que generamos semanalmente, es la primera vez –por imperio de las raves circunstancias comerciales que soporta la ciudad-que nos introducimos en la honda preocupación de los representes de pymes, industriales, empresarios y directivos de clubes, así como en el ramo gastronómico y hotelero.

El fuerte reclamo tiene una motivación clara y precisa: el incremento de las tarifas de la energía eléctrica y el gas, como puntualizaciones directas, aunque, vale decirlo, hay indirectas.

Los concejales, en el despacho de la Presidencia del Palacio Vasallo señalaron a sus interlocutores: “tenemos una reunión prevista con el presidente de la EPE, Raúl Stival, a lo que se agrega un expediente en tratamiento, resultante de una iniciativa del concejal Eduardo Toniolli, en la que se contempla la asistencia que podría otorgar el Banco Municipal por medio de la aplicación de tasas bajas. Debería sumarse en ese apoyo económico el gobierno provincial y el de la Nación, obviamente de manera conjunta.

Datos de la realidad

El Centro de Unión de Almaceneros, a través de Juan Milito y Juan José Sisca, por la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios detallaron sin prisa , pero también sin pausa, el alto grado de preocupación existente en el hinterland comercial de Rosario e incluso, se aventuraron a pronosticar un cercano colapso para algunas actividades.

Los dirigentes expusieron su necesidad de lograr una ordenanza de emergencia ocupacional o de asistencia, con injerencia en la reducción de tarifas o en créditos de financiamiento.

Temas tales como la apabullante caída de ventas, debido al incremento de tarifas impagables; la caída de la comercialización en un 20 por ciento en el sector céntrico, mientras en los barrios el valor suma 25 por ciento, reduciendo la rentabilidad a extremos que obligan, en muchos casos, a cerrar los negocios. Es más, las falencias en el sistema bancario incrementan los cierres.

¡Mamita, la que se viene!

Milito y Sisca advirtieron que “en junio o julio, a más tardar, se nos viene encima el achicamiento comercial y a cierres que esperamos no sean masivos”.

La situación industrial, según Sisca “es más que problemática y en el sector de materias primas se han producido incrementos más que importantes. Ello derivó entre 150.000 y 200.000 despidos consumados y encubiertos”.

“Otro tema que ha profundizado la debacle es la apertura de la importación desde el exterior en un número increíble, lo que sumado al impacto de las altas tasas de interés y la devaluación, se conformó un combo letal que dejó en el camino alrededor de 2.000 comercios cerrados”, subrayó Milito.

En el Paseo Pellegrini

Leandro Santero, comerciante del Paseo Pellegrini dejó entrever que “los comercios de la Avenida Pellegrini están pasando una situación más que delicada, debido a la nula rentabilidad y una reducción de consumo en un 25 por ciento, a lo que se agrega el aumento de los insumos oscila entre 150 y 300 por ciento. En algunos casos llega al 600 por ciento desde diciembre pasado”.

“Comerciantes pasaron de pagar 1.000 pesos de facturación de gas a 18.000 pesos y muchos comerciantes financian la tarifa en cuotas, por única vez”, advirtió Santero.

Y para completar el esquema en Rosario es de destacar la situación crítica de los clubes barriales.

Dirigentes de clubes de la zona norte de nuestro medio ya comenzaron a reducir las luminarias en un 50 por ciento, lo que implica eliminar servicios.

Una ciudad desesperanzada

Pocos días antes de la reunión a la que hacemos mención en esta columna, tuvimos la oportunidad de “vivir in situ”, la grave situación que se vive en la ciudad de Colón, Entre Ríos.

Bastaron pocos días para consustanciarme con la delicada posición en que se encuentra la ciudad, cuyo mayor atractivo son sus aguas termales, a las que –me consta-, hubo un día en la que no ingresó un alma.

Hoteles con alto grado de desocupación, restaurantes casi vacios, kioscos con muy poca clientela y alto costo impositivo, son sólo una pequeña muestra de una ciudad que para paliar pérdidas abren a partir de las 12 y a las 21 bajan las persianas.

Colón capital argentina del mozo desocupado

La dueña de un kiosco, que además, posee una heladería fue clara en su definición: “Colón es la capital del mozo desocupado. Yo tengo 12 de vacaciones y cuando vuelvan no sé que voy a hacer con ellos”.

“Mientras esto ocurre en Colón, el intendente está en París”, concluyó la comerciante.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com