Rafael Rafi Eitan, el espía «maloliente» que capturó a Eichmann

Es intención de esta columna profundizar en aspectos ocultos, secretos y pocos conocidos de Rafael Rafi Eitan, el espía más famoso de Israel, conocido como “El malholiente” fallecido el 23 de marzo pasado, a los 92 años.

Eitán nació en el kibutz Ein Harod, el 23 de noviembre de 1926, cuando estaba bajo mandato británico, con el nombre de Rafael Hentman, luego de que sus padres llegaran a Israel, provenientes de Rusia.

Con tres años cumplidos, su familia, se radicó en Ramat HasSharon una ciudad del distrito de Tel Aviv, en Israel. Se encuentra a 8 kilómetros al noreste de la ciudad de Tel Aviv y a 5 kilómetros al este de a costa del mar Mediterráneo. En el 2.006 tenía una población de 53.000 habitantes.

Su sueño de ser espía comenzó a plasmarse cuando sólo tenía 12 años, edad en la que fue captado para hacer operaciones clandestinas para el movimiento clandestino Haganá. Fue herido el día de la independencia -15 de mayo de 1948-, y luego ingresó a la unidad de Inteligencia Militar, luego de la Guerra de la Independencia. Eitan ingresó en los servicios secretos israelíes del Mosad en 1950.

Isser Harel, el primer director del servicio de espionaje exterior israelí (Mosad) lo llevó como operativo conjunto del Mosad y el Shin Bet, donde revistó hasta 1953, para asumir luego la jefatura de dicho organismo.

Bajo la dirección del Mosad participó de los foros y ateneos extraoficiales con funcionarios del gobierno israelí en el Ministerio de Defensa, cumpliendo su tarea en la “Sala de guerra” de la que participaban vendedores de armas, asesores de dicho Ministerio y veteranos de África.

El control de las agencias secretas de Israel ha sido y es, al igual que en Argentina, un asunto extremadamente delicado para dejarlo en manos de la inteligencia militar, por lo que se decidió que el Mosad tuviera todo el control.

La inteligencia de las Fuerzas Armadas seguiría manteniendo la responsabilidad de los operativos en los países árabes, pero el resto del mundo era responsabilidad del departamento operativo del Shin Bet.

Harel, que era el jefe del Mossad, sumó el mando del Shin Bet, mientras que los directores de los departamentos de inteligencia eran Eitán y Avraham Shalom.

Para introducirnos en los primeros cargos de Eitán, debemos hace referencia a que al decidirse la ampliación de los departamentos de inteligencia de Israel. Ocupó formalmente la jefatura del Mosad y Avraham Shalom se hizo cargo del Shin Bet, que se dedicaba a la inteligencia interior.

El secuestro de Eichmann

Lothar Hermann, quien había logrado huir del campo de concentración de Dachau localizó a Adolf Eichmann, pudo identificar al asesino nazi como Ricardo Klement y denunciarlo en 1957 como el responsable del traslado de millones de judíos hacia los campos de exterminio, motivo por el cual el arquitecto de las matanzas fue acusado de crímenes contra la humanidad.

Posteriormente, la inteligencia israelí recibió informes de un ex nazi de apellido Bauer, quien refirió que Klement vivía en Buenos Aires con su esposa y sus 4 hijos.

Fue Harel, -autorizado por el nuevo ministro de ese entonces: Ben Gurión-, el que decidió enviar a nuestro país a un grupo de espías que respondían a sus órdenes para detectar, secuestrar y trasladar a Israel a Eichmann, sindicado como uno de los principales artífices de la “solución final” del Tercer Reich. Se iniciaba la Operación Garibaldi. También debían tratar de hacer lo propio con Josef Menguele, célebre por sus terribles experimentos médicos en el campo de la muerte de Auschwitz.

El equipo

El equipo encargado del secuestro, apoyo y vigilancia de Eichmann lo integraron más de veinte hombres y una mujer, todos voluntarios que habían sufrido la pérdida de un familiar en el holocausto y odiaban al asesino.

En París el grupo instaló una sede que tenía la misión de conformar una posta intermedia para ir desde allí a Argentina para concretar la misión.

Paralelamente, el falsificador más hábil que tenía el Mossad fue a Europa a preparar pasaportes falsos y otros documentos con nombres que jamás volverían a utilizar, para que los agentes viajaran a Buenos Aires en distintos vuelos.

El falsificador se instaló luego en nuestro país con papeles y tintas del oficio y allí preparó los nuevos documentos para los operativos y para el propio Eichmann.

Los agentes del Mossad, mientras tanto, alquilaron media docena de departamentos y un número mayor de automóviles, mientras que la mujer espía pasaba como ama de casa para cocinar y asear la casa donde se alojaría al prisionero.

Eitan, Shalom y Peter (Zvi) Malkin fueron quienes apresaron a Eichmann el 11 de mayo de 1960 cerca de su casa y lo arrojaron al asiento trasero del auto, donde confesó, sin resistencia, su identidad. El secuestrado, un hombre semi calvo y de lentes negros fue interrogado y en esa oportunidad aceptó sumisamente su identidad real y firmó un documento mediante el cual aceptaba ser juzgado por un tribunal israelí.

Sus guardias querían matarlo, a pesar que admitió revelar secretos de Hitler “si le perdonaban la vida”. Eitan tuvo que trabajar mucho para evitar que en un rapto de venganza los espías hicieran justicia por mano propia.

“Coincidencia”

La Mosad hizo coincidir el secuestro con la visita oficial de una delegación israelí a la Argentina al cumplirse el sesquicentenario de la independencia. Un avión de El Al trajo a los delegados de Israel el 19 de mayo y a la noche siguiente regresó con Eichmann. El problema mayor que debieron resolver los espías israelíes fue el de vigilar y alimentar al prisionero, encadenado a la cama, durante los nueve días que transcurrieron desde el secuestro a la llegada del avión.

Vale apuntar que en la guarida los guardias y el propio secuestrado vestían, para disimular, uniformes de la empresa de aviación de Israel. Entre ellos había, incluso, un médico que le suministraba un sedante endovenoso para mantenerlo controlado.

Finalmente, el avión, con el prisionero, partió desde Buenos aires y se reabasteció de combustible para llegar a Dakkar, capital de Senegal y desde allí fue pasado a otra aeronave que arribó a Tel Aviv el 22 de mayo, a las 7.

Al día siguiente (23/5), Ben Gurión atribuyó el mérito de capturar al criminal de guerra a la “comunidad de inteligencia” y el 11 de abril de 1961 se inició el proceso judicial, siendo el imputado condenado por ser culpable de crímenes de lesa humanidad, motivo por el cual fue ahorcado en la cárcel de Rambler el 1º de junio de 1962. Fue el único criminal de guerra ejecutado en Israel, aparte del capitán Meir Toudinsky, fusilado en 1948 por orden del jefe de inteligencia militar de Israel, isser Beez.

Sus restos fueron incinerados y dispersados en el Mediterráneo por un barco de la marina israelí, acto del que participaron algunos supervivientes del holocausto, fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel, para evitar el culto de futuros neonazis.

Aportes a la verdad

A partir de allí el Mosad habría expandido su labor secreta en Londres, París, Ginebra, Roma, Amberes, Nueva York y Johanesburgo, siendo el punto de partida para que sus agentes operativos se pusieran de lleno a capturar a los nazis que habían logrado escapar de Alemania..

El 10 de setiembre de 1968, cuatro israelíes –entre los que se contaban Eitan, Avrahah Bedor, luego conocido como Shalom, del Shin Bet, un agente de apellido Hermoni y un cuarto no identificado-, se presentaron en la fábrica Numec de Shapiro para estudiar, -como falsos químicos del Ministerio de Defensa israelí, la situación de Washington, ya que al Estado de Israel le preocupaban las cuestiones nucleares y que tuvieron que pedir autorización al Ministerio de Defensa yanqui, siendo sospechado –en ese caso-, su accionar por el director de la CIA, Richard Helms.

Eitan y sus compañeros, en realidad, cumplían una misión secreta para el Lakam, una oficina de enlace científico que protegía el reactor nuclear de Dimona. En esa oportunidad los espías pudieron dar cuenta que Israel gozaba del beneficio de la duda respecto de su plan nuclear y podía continuar adquiriendo uranio por lo que se determinó en ese país que los israelíes podrían continuar con su plan extralegal.

Uranio trasladado en un barco fantasma

En noviembre de 1968 agentes judíos, en un operativo conjunto del Shin Bet con el Mosad, comandados por Benyamin Blumberg, se apropiaron de 200 toneladas de óxido de uranio, almacenados en la cubierta de un barco de carga en 500 barriles con el rótulo Plumbat.

El mineral fue transportado a Amberes y puesto a bordo del barco Scheessberg A, de bandera liberiana, con destino declarado a Génova. Eitan había descubierto que una empresa alemana había adquirido el uranio a la empresa belga Societé Générale de Minario, por intermedio de sus subsidiarias.

Al llegar a Italia la nave “desapareció” del registro de navegación y entró al Mar Mediterráneo, pero en vez de navegar al norte, viró al este y luego se reunió con un carguero israelí. El barco de bandera liberiana ancló en el puerto turco de Iskenderum, sin el uranio a bordo.

El carguero pertenecía al Mosad y luego se supo que de esta forma se obtuvo el combustible para el reactor de Dimona. La Agencia de Energía Atómica de la Comunidad Económica europea quedó perpleja al enterarse y, al parecer, ocultó la información.

Eitán fue nombrado ministro de Contraterrorismo, durante el segundo mandato de Sharon. Eitan era conocido como “Rafi el malholinte”, no por su olor personal, sino porque debió recorrer kilómetros de cloacas durante una misión de sabotaje realizada por el Palmach contra el gobierno británico de Palestina, antes de la independencia.

En 1972 Eitan renunció al Mosad cuando se enteró que no reemplazaría a Zvi Zamir como jefe del mismo.

El espía que nos ocupa logró deduplicar la producción del Lakam, que obtenía 200 documentos secretos por año y comenzó a penetrar zonas grises de ultramar que antes era zona exclusiva del Mosad.

Rafi Eitan, en el verano de 1982, por orden de Sharon, vigiló el accionar de la inteligencia interna en Israel, que imponía el orden en posiciones cercanas a Beirut.

Datos sensibles del caso Pollard

Jonathan Pollard, voluntario de la inteligencia naval norteamericana tenía acceso a documentación clasificada. Era un judío que ofrecía sus servicios por amor a Israel y Eitan, ni lerdo ni perezoso lo aprovechó.

Pollard mantuvo varias conversaciones como analista de inteligencia con agentes de Israel y en todos los casos daba los datos desde teléfonos públicos de Nueva York y Washington. Era un mecanismo para no ser detectado por el FBI.

Eitan, participaba en el entramado proporcionando agente que contactaban a Pollard, entre ellos uno de apellido Sella, quien, en 1984, se encargaba de recoger los documentos que proporcionaba Pollard.

Sella, vale decirlo, no estaba protegido por el secreto diplomático y no contaba con experiencia en el campo del espionaje. Se limitaba a recibir de Pollard datos de proyectos militares del mundo árabe que perjudicaban a Israel y los enviaba por correo diplomático a Tel Aviv, tarea. La información correspondía, mayormente, sobre la producción de armamento químico en Siria y los intentos de Irak para desarrollar armas nucleares.

En noviembre de 1984 Eitán decidió iniciar una nueva fase de la operación e invitó a Pollard y a su novia a París, donde se entrevistaron. Pollard cobraba un sueldo de 1.500 dólares mensuales para apoyar los intereses israelíes y le regalaron un anillo de zafiros y diamantes para su casamiento. Incluso le dieron una nota que indicaba que un familiar le regalaba la joya por si era investigado por el FBI.

El anillo formaba parte de la técnica clásica para atrapar y conservar al agente. El espía que actúa por su propia voluntad como Pollard puede caer presa del miedo o cambiar de opinión en cualquier instante. Como es voluntario estima que se cree con derecho a retirarse cuando lo estime necesario o conveniente. El agente a sueldo no puede hacer lo mismo. Se siente obligado a producir información y la amenaza de extorsión es latente.

Vale apuntar que a Pollard, le dieron 10.000 dólares en efectivo y le abrieron una cuenta en Suiza, a lo que sumaron un pasaporte israelí.

Pollard llegó a obtener datos de inteligencia del Pentágono y comenzó a ser investigado por la CIA que intentaba descubrir el “topo” importante que filtraba los análisis de la CIA y movimientos de naves en el Mediterráneo. Incluso se pensaba que los datos eran recolectados por algún agente que trabajaba para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o en la Embajada de Israel con algún contacto en el Pentágono.

La contrainteligencia naval finalmente descubrió a Pollard tras vigilarlo con cámaras hasta precisar que tenía su propio archivo secreto y lo detuvo en 1985 para encarcelarlo en Estados Unidos por tres décadas.

Eitan, por ser su contacto, estuvo bajo orden de captura de Estados Unidos[1].

En 2006, a la edad de 79 años, fue elegido para el Parlamento y encabezó el Partido de los Jubilados, antes de convertirse en ministro de los Seniors. Dijo entonces que había sido “operado del corazón un año antes”.

El ya fallecido agente israelí se desempeñó en la Unidad Palmaj. Luego de transitar por los pasillos de las altas esferas del espionaje se dedicó a trabajar en el sector privado y luego regresó a su especialidad como asesor y para trabajar para recuperar propiedades judías robadas durante el Holocausto

Eitan murió un sábado en la tarde, en el hospital Ichilov de Tel Aviv, ciudad costera israelí.

[1] El caso Pollard tuvo muchas implicancias, las que seguramente daremos a conocer en el futuro, a través de estas columnas, ya que la presente tiene el objetivo de dar a conocer expresamente la relevancia del “maloliente” en el espionaje internacional israelí.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com