Asesinaron a «Cara de Goma», barra brava de Rosario Central

Julio César Navarro, conocido con el apodo «Cara de Goma», tenía 52 años y era la mano derecha de Andrés «Pillín» Bracamonte en la barra de Rosario Central.

A las 19 de ayer un tiro, un solo tiro puso en alerta a los vecinos de Schweitzer y Tarragona, en el barrio 7 de Septiembre. Dentro de una camioneta Chevrolet S10, apenas consciente y con un disparo en el tórax, agonizaba Julio César Navarro, de 52 años y conocido como «Cara de goma», un hombre querido y respetado en la barra brava de Rosario Central, donde era la mano derecha del jefe del paraavalanchas, Andrés «Pillín» Bracamonte.

A Navarro sus vecinos lo llevaron al Hospital de Emergencias, donde llegó casi sin signos vitales, fue reanimado y finalmente murió luego de una operación. «Esto no queda así, mañana acá va a haber dos muertos», le dijo en tono amenazante un joven vestido con la camiseta de Rosario Central a un policía en la explanada del Heca. Por entonces, alrededor de las 21.15, un centenar de personas identificadas con la barra canalla se había reunido en el lugar.

Navarro era uno de los hombres de mayor confianza de Pillín Bracamonte, quien gobierna la hinchada pesada del club desde 2001, cuando sacó de circulación a la otra facción de la banda conocida como los Chaperos, liderada en aquel momento por Juan Carlos y Juan Alberto Bustos. Este último terminó en 2010 acribillado de cuatro disparos en Cerrito al 6700.

UN MAR DE DUDAS

Pero en el barrio 7 de Septiembre lo que imperaban eran las dudas y la tristeza. Navarro supo ser colectivero y se desempeñó hasta hace un año en la 35/9, una línea que hace recorridos interurbanos. Entre otras cosas que se recuerdan de él es que además, cada vez que el primer equipo canalla jugaba de local, llevaba a varios chicos de la barriada a la cancha.

Cuando lo mataron estaba sentado al volante de su camioneta Chevrolet S10, dominio NTO834, esperando que su mujer bajara del departamento en el que vivían. Una vecina que pasó por el lugar alcanzó a ver un Peugeot 206 estacionado sobre Tarragona con tres personas adentro, uno de ellos joven y con gorrita. Fue ese el muchacho que se acercó a la camioneta, pasó el arma por la ventanilla y disparó el certero tiro que terminó con la vida de Navarro. Luego el sicario corrió y junto a sus cómplices salieron arando.

LO ESPERARON

Otros vecinos comentaron a este diario que el auto esperaba allí hacía por lo menos una hora, pero que es habitual ver vehículos estacionados sobre el cordón de la calle, por lo que no le dieron mayor importancia.

Navarro vivía con su familia en una de las torres del complejo de Tarragona al 1300. «Su hija, al escuchar el disparo, se asomó a la ventana y empezó a llorar y a gritar. Enseguida supo lo que había ocurrido. Era terrible», contó un vecino. Después lo llevaron al Heca en la misma chata.

La camioneta llegó velozmente al hospital y se metió por la explanada por la que entran las ambulancias. Bajaron a Navarro y lo introdujeron directamente a la guardia. Y de ahí al quirófano. El interior del hospital se convirtió en un pandemonio de personas vestidas con camisetas y camperas de Rosario Central que entraban y salían por la puerta de calle Crespo. Personas que le preguntaban a los médicos y a los enfermeros cómo estaba Navarro. Eran familiares o allegados inmediatos a la familia.

AIRE ESPESO

Afuera todo era tensión. Nadie aseguraba la evolución sino por voces que se colaban entre quienes salían a la explanada y tiraban los pocos datos que tenían. La impotencia se notaba en los rostros, cada vez más tensos.

En ese marco se escuchó correr un rumor. Se habló del secuestro del hijo de quien fuera amigo de «Pillín», «El cabezón Sergio» Enriotti, asesinado en 2009, y de una posible extorsión que pudo haber sufrido el actual líder de la barra. Así es que, como forma de presionar a «Pillín», se habría cometido el asesinato de «Cara de goma».

Pero el frío de la noche no sólo lo cortaban los rumores. También las amenazas. «Esto no queda así. Va a haber más muertos, no queda así», dijo un pibe con lágrimas contenidas y labios apretados. También se habló de una bronca menor entre un integrante de la barra y la víctima del crimen. Pero todo era conjetura tras conjetura.

A las 20.30 comenzaron a llegar a la explanada varios agentes pertrechados y personal de la Policía de Investigaciones (PDI). A las 21.15, una vez que se confirmó la muerte, la gente gritó y golpeó lo que se les cruzara: contenedores, chapas, nada alcanzaba para descargar piñas y esperar el duelo que recién comenzaba.

La investigación está a cargo del fiscal Dr.Florentino Malaponte.

MAS DETALLES

En abril del año pasado, Navarro dio una nota a El Ciudadano, acompañado de su abogado Marcelo Argenti, luego de que su apodo surgiera relacionado con un enfrentamiento entre bandas que dejó como saldo el homicidio de Marilín Fernández, ocurrido el 15 de marzo de 2015. Aclaró que si bien conocía a las personas mencionadas en esa disputa entre gente del lindero barrio Emaús y otra de 7 de Septiembre, no tenía ninguna relación con ellos más que la vecindad. Casado y con cinco hijos, era delegado de la Asociación de Obreros del Transporte Automotor (Aota) por su trabajo en una empresa de colectivos interurbana.

“No me gusta que estén diciendo que estoy vinculado a un búnker o a alguno de estos grupos del barrio porque a mí me conoce muchísima gente por Central. Yo no mezclo las cosas, soy un buen vecino, pueden preguntar en el barrio que todos me conocen”, dijo Navarro y agregó: “Lo que pasa en la cancha queda en la cancha, ahí yo puedo insultar o me puedo enojar pero cuando salgo tengo una vida normal. Voy a trabajar todos los días de colectivero, nunca llego tarde, nunca choqué, nunca se quejó un pasajero de mi desempeño”.

Navarro explicó que en su barrio todo el mundo conoce a todo el mundo, todos saben quién es quién: “Conozco a todos y no tengo problemas con nadie. No me meto con ellos, que ellos hagan su historia y yo hago la mía”. Cara de Goma dijo entonces que desde hacía años que en el barrio se habían comenzado a escuchar tiros todos los días y que la zona se había vuelto peligrosa. Pasó poco más de un año y él mismo fue víctima de las detonaciones frente a su casa.

Por cuestiones de la cancha, Cara de Goma estuvo nombrado en dos legajos judiciales: uno cuando la Justicia pidió que se lo identificara cuando el líder de la pesada canalla, Andrés “Pillín” Bracamonte, entró en el partido de eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica en el que Argentina cayó 3 a 1 ante Brasil (el 5 de septiembre de 2009 en el Gigante de Arroyito) y tiró bombas de estruendo. En esa oportunidad, el juez decidió investigar a tres policías por dejar entrar a tirar explosivos en la cancha a Pillín y a quien era considerado su mano derecha, Navarro.

La segunda causa fue el recurso de habeas corpus que presentó el 15 de junio de 2010 junto con otros seis barras expulsados de Sudáfrica que pretendían regresar a ese país para presenciar el Mundial: Pillín y Cara de Goma habían sido deportados cuando llegaron al aeropuerto africano. Pero el juez penal porteño Juan Ramos Padilla rechazó el recurso.

En diciembre de 2013, César, uno de sus hijos, terminó baleado, y Walter Larrea, conocido como Pacuca y referente de la barra auriazul en La Cerámica, fue acribillado a tiros por otro invitado a una fiesta privada para hinchas de Central que se hizo en el boliche Willie Dixon de Suipacha y Güemes. Ayer, allegados recordaron que había viajado a Medellín con la barra la semana pasada.
(Medios Locales)