Cápsula del tiempo 1: El cementerio de momias del aterrador desierto del norte del Tíbet

A partir de esta columna de Introspecciones intentaremos modestamente introducirnos en una ficticia cápsula del tiempo para relatar sucesos que contienen incógnitas aún sin resolver.

Para nuestro primer viaje hacia el pasado –también prometemos otros hacia el futuro-, con nuestra nave imaginaria aterrizamos en el desierto del norte del Tibet, donde arqueólogos chinos detectaron y excavaron un cementerio, encontrando que sus ocupantes murieron hace casi 4 mil años, aunque el aire seco posibilitó que sus cuerpos se conservaran en excelente condición.

Para ser más precisos vale apuntar que la necrópolis se encuentra en lo que hoy es la región autónoma noroccidental china de Xinjian[1], donde se hallaban cuerpos, colocados boca abajo, cubiertos con cueros de vacas, sobre lanchas, con facciones europeas, cabello castaño y narices largas.

El investigador Nicholas Wade hizo notar que “en el lugar podrían erguirse lápidas, a manera de señal de piadosas esperanzas de compasión divina en el más allá, lo que hace que exteriormente, sobre la arena se eleve un vigoroso bosque de símbolos fálicos”.

Los cuerpos momificados sin tiempo no tienen nombre, debido a que sus identidades, por el tiempo transcurrido, son desconocidas. Las sepulturas está localizadas en un lugar que los especialistas denominaron Río Pequeño Nº 5 y en las inmediaciones está el lecho de un río de la cuenca del Tarim[2], que a su vez está rodeada por una cadena de montañas difíciles de cruzar.

Actualmente, en las cercanías, la zona fue poblada por uigures[3], cuyo idioma es turco que en las últimas cinco décadas recibieron asentamientos de colonos chinos.

Las 200 momias tienen apariencia occidental y una de ellas es una mujer a la que se la conoce como la Bella de Loulán, con un estado de conservación estupendo, a tal punto que se le realizaron estudios genéticos que permitieron establecer que su ADN contiene marcadores que la ubican originariamente en Asia del Este.
Las pruebas de carbono 14 que se realizaron en las momias por la Universidad de Beijing aportan que el cementerio data de hace 3.980 años.

En la revista BMC Biology se publicó que los cadáveres eran de origen mixto, ya que portan marcadores europeos y siberianos e, incluso, permiten evaluar la posibilidad de que procedan extraterritorialmente de China. El estudio meticuloso fue llevado adelante por el equipo profesional de Hui Shou de la Universidad de Julin.
“Todos los hombres analizados tenían el cromosoma Y -habitualmente encontrado en Europa Oriental, Asia Central y Siberia-”, señaló Zhou, quien agregó en su trabajo: “El ADN mitocondrial, transmitido por la descendencia femenina, es oriunda de Siberia y dos estirpes de la misma son comunes en Europa”, de lo que se infiere que las estirpes de ADN mitocondrial como el cromosoma Y son antiguos, por lo que el equipo de Zhou concluyó que “las poblaciones europeas y siberianas se mezclaron antes de ingresar a la cuenca de Tarim, hace unos 4 mil años”.

El profesor chino Víctor H. Mair, de la Universidad de Pennsylvania, experto en la prehistoria de la cuenca de Tarim refirió que cuando se excavaron los cinco niveles de las sepulturas, se hallaron 200 postes de 4 metros de altura cada uno, varios de los cuales tenían aspas planas, pintadas de negro y rojo, como remos de una enorme nave hundida bajo las olas de arena.

En el interior de los ataúdes de las mujeres los arqueólogos hallaron falos de madera de tamaño real colocados sobre los cuerpos o al lado de estos.

Los “barcos” de los hombres, tenían postes con las formas de aspas, concluyendo los especialistas que representaban vulvas simbólicas “lo que demuestra una obsesión por la procreación”, según Mair.
Los entierros con “barcos” también eran comunes entre los vikingos y sepulturas con símbolos fálicos también se encuentran en ataúdes de a Edad de Bronce en Europa del Norte.

[1] Es una subdivisión administrativa de la República Popular China -las regiones autónomas tienen rango similar al provincial pero se caracterizan por estar asociadas a grupos étnicos minoritarios-, cuya capital es Urumchi. Se le concedió la categoría de región autónoma el 1 de octubre de 1955.

El topónimo mandarín Xinjiang y su equivalente manchú Ice Jecen significan literalmente «Nueva Frontera», nombre dado a la región durante la dinastía Qing, y considerado sinocéntrico por muchos partidarios de su independencia, que prefieren usar nombres históricos o étnicos como Turquestán chino, Turquestán Oriental o Uiguristá

La región tiene frontera con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Pakistán y Afganistán. Limita también con las provincias de Gansu, Qinghai y con la región autónoma del Tíbet.

Tiene una extensión de 1.600.000 kilómetros cuadrados, lo que la convierte en la mayor provincia de China, con un sexto del total de su superficie y un cuarto de sus fronteras. Está dividida en dos cuencas por las montañas Tian Shan: la cuenca dzungariana al norte y la del Tarim al sur. Esta cadena montañosa delimita también su frontera con Kirguistán y en ella se encuentra el Paso de Torugart (3752 m).

[2] La cuenca del Tarim es una gran cuenca endorreica, que comprende una superficie de unos 906.500 km² y en la que está la mayor cuenca endorreica fluvial del mundo, la del propio río Tarim y el desierto de Taklamakan (333.000 km²).Se encuentra en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en el lejano oeste de China. Su límite norte son las montañas Tian Shan; el sur las montañas Kunlun, en el extremo norte de la meseta tibetana; y el oeste, los Pamires. La zona está escasamente poblada, principalmente por uigures, otros pueblos turcos y tayikos.

La cuenca del Tarim es el resultado de una amalgamación durante los períodos Carbonífero al Pérmico entre un antiguo microcontinente y el entonces creciente continente euroasiático. En la actualidad, la deformación en los márgenes de la cuenca está provocando que la corteza microcontinental está siendo empujada bajo las montañas Tian Shan, al norte, y las Kunlun Shan, al sur.

La parte central de la cuenca está ocupada por una gruesa sucesión de rocas del Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico, con espesores a nivel local superiores a los 15 km. La roca madre del petróleo y del gas tienden a ser fangolitas del Pérmico. Debajo de este nivel está un complejo basamento precámbrico que se cree está formado por los restos de la microplaca original de Tarim, que se acumularon con el crecimiento del continente eurasiático en tiempos del Carbonífero. La nieve en el K2, la segunda montaña más alta del mundo, llega a los glaciares que se mueven valle abajo al derretirse. Luego, esas aguas del deshielo forman ríos que bajan de las montañas y se internan en la cuenca del Tarim, sin llegar nunca al mar. Rodeada la cuenca por el desierto, algunos ríos alimentan oasis donde se utiliza su agua para el riego, mientras que el caudal de los demás acaba en lagos salinos y zonas pantanosas, como Lop Nur, la principal depresión salina y pantanosa localizada en el extremo oriental de la cuenca del Tarim. El río Tarim termina en Lop Nur. En el primer milenio a. C. la cuenca del Tarim estaba habitada por pueblos que hablaban lenguas indoeuropeas: en Kachgar, Yarkand, Hotan, Aksu, eran lenguas iranias; más al este, en Kucha y en Karachahr, se hablaba el idioma tocario. Eran entonces las lenguas indoeuropeas más orientales. La cuenca de Tarim no tenía unidad política y cada oasis formaba un estado independiente.

[3] Habitan fundamentalmente en Xinjiang, que oficialmente se denomina Región Autónoma Uigur, en la que también habitan otras minorías musulmanas, además de la mayoría han, muy numerosa sobre todo en la capital, Urumqi, debido a los intentos del Gobierno central de repoblar esta región con hanes. Los cuerpos de Takla Makán, se conservaban en perfecto estado debido al nivel de salinidad del suelo, sus ropas, de lana teñida, no habían perdido el brillante colorido, llevaban botas, tenían artículos de piel y sacos con granos de diversas especies, parece que los saquitos con semillas fueron depositados para que los difuntos pudieran continuar siendo agricultores en el más allá. Sus rostros tenían los típicos rasgos caucásicos: nariz angulosa, ojos hundidos, cabellos claros, y piel blanca. La mayoría llevaba el pelo trenzado o recogido.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com