El Vaticano y el Roswell ruso

Recientemente nos introducimos superficialmente en la documentación secreta con que cuenta el Vaticano sobre la existencia de Objetos Voladores no Identificados y en torno a sucesos ocurridos en territorio ruso sobre la aparición de estos últimos, prolijamente ocultados al mundo.

La inteligencia soviética hizo lo indecible para negar informaciones sobre los episodios producidos en su territorio, ya que al admitirlos, paralelamente estaban aceptando que no tenían control sobre su espacio aéreo.

La iglesia católica, en el tiempo, no pudo seguir esquivando la temática y en varias oportunidades sus representantes, como el jesuita Corrado Balducci finalmente concluyó que “es razonable creer y poder afirmar que los extraterrestres existen ya que hay mucha evidencia sobre ellos y los platos voladores”. Incluso hizo referencia al Nuevo Testamento, en el que Pablo se refiere a “Cristo como rey del universo”, con lo que dio por sentado que incluía a los extraterrestres.

El Roswell ruso

Si bien se hace referencia mundial al caso de la caída de una nave extraterrestre en Roswell, Estados Unidos; un episodio ocurrido en Dalengorks, Rusia no ha sido reconocido aún en el mismo nivel.

En dicha ciudad se detectó la caída de una “estrella roja” sobre la ladera de una montaña ante cientos de testigos. En este Roswell ruso se hallaron restos de artefactos sobre los que se efectuaron análisis de materiales que arrojaron resultados que los especialistas calificaron de “insólitos”.

Los análisis reflejaron que la estructura atómica del metal se modificaba cuando recibía calor y que poseía tantanio y molifeno. Esa tecnología, hoy (2017) es inexistente en la Tierra.

Es ampliamente conocido en las fuerzas armadas rusas que la piloto Marina Lavrentievna Popovich, quien batió 102 récords en la fuerza aérea de ese país, reportó encuentros con ovnis en el espacio y hasta escribió un libro sobre avistamientos. Incluso dio charlas sobre el tema en casi todo el orbe.

Marina, nacida el 20 de julio de 1931 en Leonenki, Smolensk; mencionó que “habían ocurrido alrededor de 300 casos de ovnis en la Unión Soviética” e, incluso, mencionó “la existencia de restos de naves extraterrestres chocadas y semienterradas”.

La astronauta se retiró de la Fuerza Aérea Soviética con el grado de coronel y fue piloto de pruebas en más de 40 tipos de aviones y se la considera una de las aviadoras más importante de todos los tiempos.

Fue autora de nueve libros –entre ellos un poemario (La vida de una subida eterna)-, y dos guiones, a la vez que fue honrada con la Orden de Coraje en junio de 2007 por el presidente Putin. Incluso, una estrella de la Constelación de Cáncer lleva su nombre.

Es miembro de la Unión de Escritores Rusos y su experiencia con ovnis la volcó en su libro UFO Glasnot, publicado en Alemania, en 2003. Afirmó en sus conferencias que “la KGB ha estrellado fragmentos de cinco ovnis en Tunguska (1908); Novosibirsk, Tallín, Ordzhonikidze y Dalengorsk (1986).

Un caso como ejemplo

En 1984, tres astronautas de la Soyuz 7, cuándo cumplían el día 156 de operaciones, de una misión de 237 en el espacio detectaron la existencia de una nube color naranja que rodeó la nave rusa, cegando a los componentes del viaje estelar por varios minutos.

Luego, a recuperar la visión, ante sus ojos se mostraron siete figuras angelicales durante 10 minutos. Las figuras tendrían, aproximadamente, 24 metros de altura cada una. Desde la base rusa en la Tierra se intentó “bajar el caso” señalando que “los astronautas podrían haber sufrido alucinaciones debido a la falta de oxigeno”.

Al poco tiempo otros astronautas admitieron ver lo mismo, aunque con un agregado: Dieron precisos detalles sobre las alas que tenían los presuntos ángeles. Los egiptólogos saben y expusieron a nivel mundial, las imágenes de figuras casi idénticas a las vistas por los astronautas en varias oportunidades.

Informes confidenciales

Yuri Karach, un experto espacial soviético, dejó trascender que varias misiones rusas con astronautas “hicieron informes confidenciales indicando que tuvieron “experiencias auditivas” fuera de lo normal en el espacio.

Karach indicó que “al igual que otros astronautas escuchó frases de individuos que le trasmitieron frases susurrantes telepáticas”. El especialista dijo que “quienes les hablaban a los astronautas y a él, se identificaban como sus ancestros y les proporcionaban datos que sólo los astronautas conocían, ya que eran de índole personal”.

Asimismo, les decían que regresaran a su planeta, debido a que no estaban preparados en su país (Rusia) para conocer la verdad sobre las civilizaciones no terrestres. La evidencia sigue oculta bajo siete llaves.

El Vaticano, mientras tanto, reduce toda esta cuestión a una mera especulación filosófica, pero –vale esclarecerlo-, lo hace en función de un plan sistemático que poseería y que no da a conocer por razones aún no explicadas.

Los VATT del Vaticano

Es poco, por no decir nada conocido, que el Vaticano viene instalando una docena de Observatorios Astronómicos y Raditelescópicos (VATT) en distintos países del mundo. El radicado en Estados Unidos se encuentra equidistante de Roswell y el Área 51, donde se afirma las fuerzas norteamericanas ocultaría materiales provenientes de naves alienígenas siniestradas y en donde se realizarían experimentos de “ingeniería inversa”, es decir el aprovechamiento de la tecnología no humana.

Hay científicos que afirman que el Vaticano también financió y codiseñó, junto a la NASA y la mismísima Agencia Nacional de Seguridad el Sky Hole 12, un telescopio espacial ultra-secreto, gemelo del Hubble, cuya misión –se apunta extraoficialmente-, tiene misiones militares y de espionaje, aunque corresponde admitirlo, puede ser dirigido a la obtención de imágenes del espacio profundo.

Oro rumor intenso indica que el Vaticano, desde hace una década, cuenta con un satélite de vigilancia llamado Siloé. Este último es el nombre de la piscina de bronce junto a la cual imponía sus manos Jesús. El satélite tendría la misión de funcionar como “alerta temprana” para casos de aproximación de naves extraterrestres.

Una relación directa con esta última cuestión lo tiene un correo electrónico enviado por el astronauta Edgar Mitchell al político estadounidenses John Podesta. En el ser afirma que “la guerra espacial es inminente y que el Vaticano sabe de la existencia de extraterrestres”.

El texto de Mitchell

En el e-mail que Mitchell –ya fallecido-envió a Podesta se señala: “Extraterrestres se suicidaron antes que pudieran contactarnos. Dado que la carrera de guerra en el espacio se está calentando, pienso que usted debe ser informado sobre varios factores”.

Más adelante el mensaje menciona que alienígenas “no violentos” desean compartir la tecnología de “energía del punto cero” con la humanidad. Para ese entonces Podesta se desempeñaba como consejero de Barack Obama, antes de que encabezara la campaña presidencial de Hillary Clinton. Los correos enviados a él, en aquella época, fueron publicados recientemente por WikiLeaks.

La correspondencia –vale enunciarlo-, también menciona a Terri Mansfield y cita el posible encuentro entre Podesta y Mansfield “para ponerse al día sobre el conocimiento del Vaticano sobre inteligencia extraterrestre”, a la que Mitchell describe como “la máxima forma de inteligencia”.

Cuando nos referimos a la “energía del punto cero” hacemos mención a la posibilidad de extraer “energía gratuita del vacío” con los habitantes de la Tierra, aunque según los mensajes que se le enviaron a Podesta indican que los extraterrestres “no van a tolerar ninguna forma de violencia militar en el planeta o en el espacio”.

Podesta oportunamente declaró que había convencido a Clinton de divulgar los documentos secretos sobre ovnis y –cabe subrayarlo-, el 10 de octubre de 2016 la página WEB WikiLeaks publicó un segundo lote de documentos del ex asesor de Clinton donde se dan a conocer 2.086 documentos electrónicos “hackeados”.

Pero esto no es todo, el ex ministro de Defensa de Canadá Paul Hellyer, en una entrevista al sitio WEB del semanario chileno “The Clinic”, reveló detalles de la presunta relación entre Estados Unidos y seres de otro planeta, a la vez que anunció la existencia de una “Federación Intergaláctica”.

Presionado por la prensa para que dé cuenta de sus fuentes, apuntó que “la información que poseo proviene de testimonios de otras personas y de evidencia recolectada por él durante varios años”.

Es más, Hellyer realizó sorprendentes declaraciones respecto a supuestas influencias no terrestres en el desarrollo militar y científico de Estados Unidos.

En enero de 2015, el periodista Víctor Vargas entrevistó para The Clinic al ex funcionario y en esa oportunidad este último afirmó que “Estados Unidos ha estado trabajando con alienígenas desde hace 60 años, intercambiando tecnología que dio a conocer por el coronel Philips Corso, entre lo que vale mencionar el Keylar –un tejido sintético de alta resistencia-, y tecnología bélica con la que se ha desarrollado armamento que permite la concentración de partículas”.

El declarante en la nota dijo de manera tajante que “cualquier ingeniero sabe que los aviones lanzados contra las Torres Gemelas no podían derribar edificios de ese tamaño y estructura”.

La doctora en ingeniería estructural Judy Wood escribió el libro “A dónde se fueron las torres” en el que se postula que se usó un nuevo tipo de tecnología que redujo acero y concreto a polvo antes incluso que tocara el suelo”.

En un párrafo esencial del reportaje de Vargas, el entrevistado afirmó sin dudar: “He visto documentos oficiales, informes gubernamentales que prueban la existencia de tecnología no terrestre y que hay, al menos, dos alienígenas trabajando con el gobierno de Estados Unidos en una división de artillería de la Fuerza Aérea de Nevada”.

El tema da para más y lo vamos a seguir desmenuzando. Mientras tanto, por el origen del testimonio sólo –por el momento-, nos queda “creer o reventar”, como decía mi tía Chela, una apasionada de los temas tratados en esta columna..

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com