Winston Churchill y su pasión por la vida alienígena

Hay un aspecto poco conocido de Wiston Churchill y es su pasión por lo desconocido, así como por su marcado interés por la ciencia y la tecnología.

Ese frenesí lo llevó a interrogarse sobre la posibilidad de la vida alienígena. Era una emoción tan profunda como la que tenía por la política y fumar habanos.

Debemos comenzar a desentrañar esta historia por lo más básico y elemental: En un museo de Estados Unidos fue hallado un ensayo de Churchill acerca de la vida extraterrestre en planetas que orbitan estrellas distintas del Sol, según hizo conocer el astrofísico Mario Livio, en un artículo que publicó la revista Nature.

El ensayo de Churchill, de 11 páginas, fue titulado: “¿Estámos solos en el Universo?

Se hallaba en un museo de la ciudad de Fulton, en Estados Unidos y se cree que fue escrito para la revista London’s News of the World, pero nunca llegó a publicarse ya que se había iniciado la crisis previa a la Segunda Guerra Mundial, motivo por el que fue encajonado en un escritorio.

“Churchill –según Livio-, reflexionaba de manera clarividente sobre la búsqueda de la vida extraterrestre”, ya que el premier británico sugiere en su escrito, cuestiones ligadas a convicciones científicas de su época, a la vez que subraya la hipótesis de zonas habitables en el espacio. Incluso, aunque al lector le parezca extraño, pronosticó que se producirían “en un futuro tal vez no lejano”, posibles misiones terrestres dentro de nuestro Sistema Solar hacia “Venus o Marte”.

Mario Livio, al advertir detalles sobre el tema que desarrollamos, recordó que más de medio siglo antes del descubrimiento de los exoplanetas, Churchill se había tomado el trabajo de explorar teorías que se enlazan con investigaciones más avanzadas sobre astrobiología de hoy en día.

“Con cientos de miles de nebulosas, cada una conteniendo miles de millones de soles, hay enormes probabilidades de que haya un número inmenso de ellas que tengan planetas cuyas condiciones harían posible la vida”, escribió Churchill.

El político y orador hacía hincapié en la vida como la capacidad de “reproducirse y multiplicarse”, al tiempo que opinaba que una planeta, para albergar vida, debía tener agua líquida y una temperatura que se situase “entre unos pocos grados de hielo y el punto de ebullición del agua”.

Decía Churchill, quien albergaba cierto escepticismo sobre la naturaleza humana: “No estoy tan inmensamente impresionado por el éxito de nuestra civilización como para pensar que somos el único lugar en este inmenso Universo que contiene seres vivos, pensantes, o que somos el tipo más alto de desarrollo mental y físico que ha aparecido jamás en la vasta esfera del espacio y el tiempo».

Mucho más acá en el tiempo, el ex ministro de Defensa de Canadá Paul Geribert, a quien en su patria se lo considera un político de renombre, señaló que “inteligencias extraterrestres ya estuvieron en la Tierra”.

En relatos rescatados del pueblo sumerio, más precisamente en la ciudad de Ur, se hace mención a la “relación entre dioses y humanos”. Y esas historias rayanas en lo increíble, se explicitan, aunque con una terminología más científica en un informe de la NASA sobre la aparición de ovnis en la antigüedad.

El nazi Herman Rasnik, relacionado con Adolf Hitler, llegó a decir públicamente que este último “fue contactado por seres que poseían conocimientos aún no desarrollados en nuestro planeta y que le hablaron de armas del Sol”. Es, sin duda, una historia atrayente, pero no fácil de corroborar con datos y documentación comprobable.

Sí es cierto que concluida la Segunda Guerra Mundial, ovnis sobrevolaron de manera insistente instalaciones nucleares y en una de ellas hasta se comprobó la desactivación de misiles nucleares.

Sobre lo expuesto vale un ejemplo de muestra: el 27 de julio de 1984 sobre una planta de energía de Indian Point un objeto volador no identificado se posicionó de manera fija –como lo haría un helicóptero-, a metros de un reactor. La nave medía 300 metros de largo y fue vista por el personal del reactor por 15 minutos, tras lo cual sobrevoló el lugar y luego aceleró hasta desaparecer de la vista de quienes lo observaban. Hasta el presente no se logró explicar el evento.

Es cierto también que, a pesar de los esfuerzos de científicos del mundo, no estamos preparados totalmente para comunicarnos con comunidades de nuestra galaxia. Incluso habría que preguntarse si hoy por hoy estamos preparados para absorber nuevos conocimientos de tecnología generada fuera de la Tierra.

En esta columna no se tiene el objetivo de describir las centenares o miles de apariciones de ovnis en la Tierra. Sí mencionaremos algunos casos puntuales que dejaron impávidos a los científicos del mundo entero.

El 11 de diciembre de 1998 se produjo la desaparición de una nave norteamericana con destino a Marte. Su costo, por ese entonces, alcanzó a 120 millones de dólares y tenía como objetivo orbitar el planeta rojo. Para ello había viajado 160 millones de kilómetros para ingresar en la órbita marciana, pero al pasar por la cara oculta de Marte, imprevistamente dejó de transmitir datos y desapareció.

No es el único caso. A otras dos misiones la NASA les perdió el rastro y otros países ya llevan perdidas 12 naves. Por los datos recogidos se especula con intervenciones externas e incluso la FOBOS 2, rusa, fue embestida en el espacio por un objeto cilíndrico de 19 km de largo, tras lo cual, al parecer, la misión rusa se desintegró.

El 19 de abril de 2001, astronautas que tomaban fotos detectaron anomalías en el espacio y en torno a las mismas un objeto extraño del que registraron imágenes que luego la NASA decidió eliminar de sus registros.

La información que llegó a conocerse extraoficialmente se refiere a cinco bolas que aparecían y desaparecían en el espacio, donde flotaban de manera inexplicable y que, según las versiones surgidas de la propia NASA hablan de una actividad “expandible”. Parecía que flotaban, según habrían declarado los astronautas, pero en realidad pasaban cerca de la nave norteamericana a 2.500 km por hora, utilizando una órbita baja.

El incidente aún no tiene explicación en el campo científico.

John Branderburg teorizó sobre la posibilidad de que en Marte se hayan producido dos explosiones.

El patrón global de las mismas indica que los escombros fueron recibidos, en parte, por nuestro planeta. En la indagación realizada se detectó Trinitita (o trivitita) que producirían imágenes alucinógenas.

Astrofísicos analizan imágenes

Los astrofísicos del mundo están analizando imágenes logradas por naves terrestres que circunvalaron Marte y que muestran lo que parecería ser una presunta cruz, una pirámide y un Buda. Sin duda son imágenes que desafían a la imaginación e incluso algunas parecieran ser estatuas con forma de cabeza dañada y enterradas hasta el mentón como si fuera la resultante de una civilización perdida.

Ex empleados de la agencia espacial norteamericana hablan en voz baja de imágenes de humanoides sobre la superficie marciana, las que han sido suprimidas –obviamente- para que el público masivo no tenga acceso a las mismas.

Incluso se hace mención a una operación secreta sobre Marte y aún no ha surgido ningún dato preciso sobre el tan mentado Proyecto Manhatan que involucró a 140.000 personas. ¿Cómo es que nadie habló?

No son pocos los astrobiólogos que tienen un criterio formado sobre que, tal vez, colonizar Marte sea nuestra solución final y hasta algunos de ellos –no todos hay que dejarlo claro- estiman que hayamos llegado desde el planeta rojo hace cientos de miles de años y que allí, cuando amarticemos descubramos a nuestros ancestros alienígenas. Hoy por hoy son sólo teorías.

En marzo de 2009, al parecer, alguien jakeó al Kepler, un observatorio fabricado en la tierra a un costo de 600 millones de dólares, el que sirvió para descubrir 5.000 planetas en el Universio, tras lo cual se “apagó”.

La Red del Espacio Profundo del Estado de California (EE.UU.), ubicado más precisamente en el desierto de Mojave, utilizada en forma urgente logró tomar contacto con el Kepler y logró reactivarla luego de varios intentos.

¿Quién jackeó al Kepler? ¿fueron prácticas realizadas en el marco de la Guerra Fría para interceptar programas espaciales. Lo que hemos podido saber es que “regresó a la vida” luego de que se le dieran órdenes para que elimine información.

Hasta hoy no se sabe que información fue eliminada y qué produjo el desajuste. El Kepler sigue con su tarea.

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Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com