La venta de GNC cayó un 30% y provocó el cierre de cuatro talleres

Otros se achican para seguir a flote. No obstante, el gas natural comprimido sigue siendo un 60 por ciento más barato que la nafta.

Mientras a nivel nacional repunta la venta de equipos de GNC, en Rosario se da el fenómeno contrario y los talleres que colocan tubos están sintiendo con fuerza la caída de clientes. La Cámara Argentina del sector afirmó hace pocos días que, aunque prevén que la comercialización cerrará el año por debajo del 2016, hubo una recuperación en los últimos meses que cimentó una tendencia alcista.

Sin embargo, en la órbita local el panorama no es tan alentador. Ricardo Ciavarro, tesorero de la Cámara de GNC de Rosario, dice que en pocos meses ya cerraron cuatro locales del rubro sobre un total de 40 que había en la ciudad, lo que representa una pérdida del 10 por ciento.

Ciavarro afirma que esto se debe a dos factores principales. Por un lado la instalación de equipos bajó considerablemente: cayó un 30 por ciento respecto del año pasado, y el 2016 había tenido una caída de un porcentaje similar respecto de 2015. «El nivel de ventas es fluctuante, pero siempre de manera descendente», sostuvo.

El otro factor es la menor cantidad de propietarios de autos que se acercan a tramitar la oblea que certifica que el equipo está en regla, necesaria para cargar gas natural comprimido. El representante lanzó un número que ilustra la situación con claridad: hace dos años, «cuando fue el auge del GNC», en su taller de Río Negro y Perú colocaban 280 obleas mensuales. Hoy, sólo son 80.

El rubro está en una situación de crisis. Son cuatro los talleres, algunos de gran infraestructura, que cerraron entre noviembre de 2016 y junio de este año. El ejemplo más claro es el de Bugatti, una empresa que tiene una decena de sucursales en Buenos Aires y había desembarcado en Rosario en Provincias Unidas al 2800.

Según Ciavarro, «tenían un taller modelo con una buena estructura y muchos empleados, pero el alto alquiler y la baja venta los llevó a la ruina». Otros casos similares son los de Inter GNC (San Juan al 2600), Houston (Vera Mujica y Godoy) y Azat (zona norte), que también debieron bajar la persiana. En tanto, Euro GNC cerró su local de Alberdi y se mudó a uno más chico en zona sur, y hay otro taller grande en una importante avenida rosarina cuyos dueños no piensan en cerrar pero sí en cambiar de rubro por el oscuro panorama.

«Estamos en una situación complicada. Hay muchos talleres que si no tienen polirrubro y dan otro servicio (relojería de taxis, mecánica, inyección electrónica, por ejemplo) no es rentable con este nivel de ventas», explicó el tesorero de la Cámara local. «Siempre tenemos nuestra clientela, un taxista que cambia un vehículo y sí o sí lo tiene que pasar a gas, o un remisero. Pero lo que ha caído fuerte son los particulares», sintetizó.

Conviene

El ex presidente de la Cámara local asegura que el GNC «sigue siendo un 60 por ciento más barato que la nafta, pero la gente no tiene el dinero para pagar el equipo», y la mayoría lo hace en cuotas.

«Estamos trabajando muy poco, a pesar de que nos incorporaron hace dos meses al Ahora 12, los jueves y viernes, que es algo que ayuda mucho», comentó.

También remarcó que el cuadro se da «a pesar de que nada subió al ritmo de la inflación»: la instalación de un equipo «full» (de quinta generación, con un tubo de 40 o 60 litros) sale «entre 18 y 20 mil pesos; casi lo mismo que en octubre el año pasado», detalló. La renovación de una oblea, en tanto, pasó de 450 a 500 pesos.

El hombre, que instala equipos desde el año 1986, dijo que durante muchos años el precio del GNC se mantuvo estable, lo que potenció la venta. «Había dos aumentos programados por ley por año y era un porcentaje tan pequeño que resultaba imperceptible». Pero el año pasado hubo un brusco cambio que bajó el nivel de ahorro del gas frente a la nafta desde un 75 por ciento a un 50 por ciento. Este año la relación volvió al 60 por ciento: el GNC vale alrededor de 11 pesos en Rosario, y una súper hoy promedia 22 pesos el litro, pero un metro cúbico de gas rinde 1,25 litros de nafta.

Los conocedores del rubro deslizan que es probable que el ajuste de las tarifas del gas haya llevado a los consumidores a temer que ya no sea conveniente hacer la conversión. «En un momento se dijo que el GNC iba a llegar a los valores de la nafta súper, la gente se asustó y al final en realidad fue un rumor falso», dijo el referente, por lo que confían en que al aclararse el panorama la situación de los talleres repunte.

Ciavarro insiste, en ese sentido, en que la ecuación económica sigue siendo conveniente: «Lo que nosotros vendemos no es un accesorio que le queda lindo al auto, es algo que le hace ahorrar plata a la gente. Ayer retiraron un coche que gastaba 1000 pesos por semana de nafta, porque el dueño viaja todos los días de Funes a Rosario. Lo sacó en 12 cuotas de 1400 pesos cada una, y por mes se va a ahorrar 2400 pesos cargando GNC. Se paga solo y le quedan 1000 pesos limpios», ejemplificó.

No obstante, aclaró, muchas personas «vienen con intención de comprar un equipo pero tienen las tarjetas en rojo, así que somos flexibles y creativos con la manera de pagarlos».

De todos modos, el técnico mecánico explicó que la conversión de un combustible a otro conviene cuando el vehículo tiene un uso frecuente. «Si sacás el auto sólo los domingos para ir al parque no lo vas a amortizar, pero si lo usás para ir a trabajar y llevar los chicos a la escuela, sí te conviene. Ni hablar si el auto es tu herramienta de trabajo. De todas formas creemos también que la gente ha dejado de usar un poco el vehículo por la pérdida del poder adquisitivo. Si tenían dos, usan uno solo», señaló.

Advierten la circulación de obleas de gas truchas

El tesorero de la Cámara de GNC de Rosario, Ricardo Ciavarro, advirtió que la crisis de consumo y la caída del poder adquisitivo de los clientes están generando además situaciones peligrosas para los que poseen vehículos con equipos de GNC. «Estamos detectando que hay obleas truchas, es algo muy inseguro», contó. Esto se da porque los cilindros requieren una prueba hidráulica que se hace cada 5 años y realizarla vale alrededor de dos mil pesos. Pero algunas personas concurren a lugares sin habilitación que por 500 pesos le ponen un sticker falso sin hacerle ese testeo. «Deciden correr el riesgo por ahorrarse ese dinero, pero uno tiene que pensar que arriba del coche va uno mismo y su familia, es una locura», refirió el mecánico, que advirtió que la Cámara ya está colaborando con la policía en la investigación de estas irregularidades. (La Capital)

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