Comenzó la ronda de testimonios en el juicio a Los Monos

La viuda del «Fantasma» Paz, cuyo crimen originó la causa, alegó una afección psiquiátrica. Un forense deberá examinarla para resolver si puede declarar

La ronda de testigos en el juicio a Los Monos arrancó ayer con una gran ausencia: la viuda de Martín «Fantasma» Paz, cuyo crimen no aclarado dio origen a la investigación contra la banda, no asistió a declarar sobre la ejecución de su pareja. Brenda V. (su identidad no es consignada a pedido de autoridades judiciales) era la primera citada en el cronograma de testigos del debate oral. Había sido convocada para las 9, en una jornada que se centró en aquel crimen con sello mafioso del 8 de septiembre de 2012. En medio de rumores que preveían su ausencia, finalmente presentó un escrito en el que excusó su presencia en el juicio alegando una afección psiquiátrica.

El testimonio de V. era uno de los más esperados porque ella estaba, con su pequeño hijo en brazos, en el BMW que conducía Paz cuando lo asesinaron desde una moto.

Desde la semana pasada circulaban versiones de que esta testigo clave no se presentaría. En un primer momento, se habría excusado ante la circulación de su nombre en una nota de este diario. El viernes presentó un escrito en el juzgado que tramita el juicio y comunicó que no iría a declarar, presentando «certificados psiquiátricos» en tal sentido.

Por su ausencia, el fiscal Gonzalo Fernández Bussy ayer propuso incorporar por lectura la declaración que había prestado la viuda durante la instrucción de la causa. Pero los defensores se opusieron en bloque, advirtiendo que declarar en un juicio es una «carga procesal».

Por ese motivo, y ante una sugerencia de los fiscales, el tribunal resolvió que la testigo sea examinada por un médico forense quien deberá dictaminar en Tribunales si la mujer está en condiciones de declarar en una nueva fecha.

Punto de partida

La jornada de ayer se remontó al punto de partida de la causa en la que 25 personas son juzgadas por su pertenencia o relación con una asociación ilícita dirigida por la familia Cantero. Esa pesquisa se inició con el crimen del Fantasma Paz, un cuñado de Claudio «Pájaro» Cantero —asesinado ocho meses después— que habría tenido negocios con la familia de zona sur (ver página 33).

Paz estaba detenido ante el semáforo de Entre Ríos y 27 de Febrero cuando un sicario a bordo de una Yamaha YBR 250 negra se acercó a la cupé y le disparó. El Fantasma recibió cinco impactos en el abdomen, pecho, espalda y brazos. Con esas heridas condujo por Entre Ríos, dobló en Gálvez, luego en Corrientes y se detuvo frente a una casa del 2663 de esa calle.

Aunque no se estableció el autor del crimen, desde el inicio se sospechó que la víctima había intentado independizarse de los Cantero, que le reclamaban una deuda. Su hermana Mercedes Paz estaba en pareja desde hacía cinco años con el Pájaro, asesinado el 26 de mayo de 2013 cuando el juez Juan Carlos Vienna ya había ordenado escuchas al núcleo de la familia Cantero por sospecharla ligada al crimen del Fantasma (ver páginas 33 y 34).

La tarde en que mataron a Paz, el policía Pablo Orellano estaba trabajando en la comisaría 5ª. Tras un llamado al 911 que alertaba sobre disparos en la zona fue uno de los primeros en llegar, cuando personal del Sies constataba la muerte de Martín y la Brigada Motorizada vallaba la zona. Orellano fue el encargado de secuestrar del interior del auto tres celulares, «dos tipo Nextel y uno común con tapita», que él mismo trasladó a la seccional.

Ante el faltazo de la viuda de Paz, se convirtió en el primer testigo del juicio. Contó los primeros pasos de la tarea policial y recordó que el vehículo fue remitido a la puerta de la comisaría. «El auto tenía entre cuatro y cinco orificios de arma de fuego. Por el modus operandi y por algunos testimonios todo aparentaba un ajuste de cuentas», observó.

Luego de la declaración de Orellano fue el turno de Roberto Vera, perito informático de la policía que analizó los tres teléfonos del Fantasma. «Me acuerdo bien de uno que estaba roto por un proyectil», dijo antes de repasar las transcripciones de contactos, llamados y mensajes recuperados de los tres aparatos.

A pedido de la fiscalía Vera citó algunos de esos contactos. Agendado como «Chavo», «Chavo Poli» y «Cha 2», figuraba allí el sargento Juan «Chavo» Maciel, ya condenado en un abreviado por su aporte a la banda. Como «Diego Tarta» registraba a Diego Demarre, dueño del boliche frente al cual meses después matarían al Pájaro y asesinado un día después de ese crimen, el 27 de mayor de 2013, cuando llegaba a su casa de Maipú y Seguí desde Tribunales. Por el homicidio de Demarre, Ariel «Guille» Cantero fue procesado como autor material mientras que su hermanastro Ramón «Monchi» Machuca fue indagado el viernes como ideólogo.

También Machuca y Cantero, procesados como jefes de Los Monos en este juicio, figuraban en la agenda del Fantasma. El primero como «Gui» y «Guinue». El segundo como «Monchi» a secas, aunque su defensa remarcó que no se detectaron intercambios con él.

¿Otro motivo?

El abogado Fausto Yrure, defensor de los principales acusados, le hizo repasar al perito una serie de mensajes que Paz intercambió en los días previos a su muerte con quien sería Diego Cuello, preso en una causa federal por narcotráfico desde fines de 2015 junto a miembros de Los Monos. Era el dueño de la famosa «narcochacra» de Alvear donde la policía reportó el hallazgo de doce kilos de marihuana y siete de cocaína en un cuestionado allanamiento de abril de 2013, luego desvirtuado por la Justicia federal que consideró que la droga había sido «plantada» por la policía.

En esos mensajes de entrada y salida surge que Cuello tenía una deuda con Paz. «¿Y, Diego? Necesito la plata», reclama Paz el 5 de septiembre. «Diego no me agarrés de boludo, ¿me vas a pagar?», pregunta el Fantasma un día después. «Vení a buscar la plata al campo», «Venite para el campo, estoy acá», «Pasá al mediodía porque lo tengo que contar», ofrece el agendado como Diego —con otro número figura como «Cuellonuevo»— a lo largo de los cuatro días previos al crimen. El último mensaje es del mismo sábado en que ocurrió el homicidio.

Con esto la defensa intenta introducir, tal como planteó en sus alegatos de apertura, otra motivación posible para el crimen de Paz. Una que no roce a la familia Cantero, que hoy afronta el juicio en el banquillo. (La Capital)

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Antonio Abbatemarco

Director de Cuna de la Noticia