Según estudio de la UCA, la pobreza saltó al 33,6 por ciento en el tercer trimestre del año

El indicador se ubicó en el punto más alto de la última década. En un año hay 2,2 millones de pobres más. Unos 170 mil son indigentes.

La Universidad Católica Argentina (UCA) estimó en 33,6 por ciento el índice de pobreza y en 6,1 por ciento el de indigencia para el tercer trimestre de este año. Así lo informó ayer al presentar los resultados de la Encuesta de la Deuda Social (Edsa).

De esta manera, para la UCA, la pobreza subió 5,4 puntos porcentuales, o casi un 20 por ciento, desde el 28,2 por ciento de un año atrás hasa el 33,6 por ciento de septiembre última.

La indigencia saltó 0,4 punto, desde un 5,7 por ciento, para el tercer trimestre de 2018. En ambos casos el resultado refiere al porcentaje de personas con ingresos que no alcanzan a cubrir las canastas alimentaria y total.

Para el caso de los hogares el análisis arrojó 25,6 por ciento de pobreza, también en alza en comparación con el 20,9 por ciento del tercer trimestre del 2017, y 4,2 por ciento, de indigencia, desde 4,1 por ciento.

A partir de estas cifras, y teniendo en cuenta que para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) la población urbana de la Argentina alcanza a 40,5 millones, son 2,2 millones las personas que ingresaron a la pobreza y 170.000 a la indigencia en un año.

La cantidad de pobres en Argentina pasó de 11,4 millones a 13,6 millones, y la de indigentes, de 2,3 millones a 2,47 millones.

El informe de la UCA aclaró que en 2018 cerca de la mitad de los hogares declararon que sus ingresos no fueron suficientes para cubrir sus gastos.

Puso de relieve que «esta tendencia negativa se observa con niveles diferenciados para todos los grupos sociales, destacándose la amplia incidencia registrada en el estrato de trabajadores marginales.

También puntualizó que las cifras de indigencia de 4,2 por ciento de los hogares y de 6,1 por ciento de las personas resultan «los valores relativamente más altos registrados por la Encuesta desde 2010 a la fecha».

En ese sentido subrayó que «la indigencia afecta con más intensidad a los segmentos sociales de la clase trabajadora marginal y a los hogares del conurbano bonaerense». En ambos casos la indigencia se incrementó en el tercer trimestre de 2018 a 19,6 por ciento y 8,9 por ciento, respectivamente.

El índice de pobreza fue de 61,6 por ciento en la clase trabajadora marginal y de 43,4 por ciento en el conurbano bonaerense. En el resto de las áreas metropolitanas subió de 25,9 por ciento a 29,6 por ciento.

Pobreza infantil

El deterioro social afecta más fuete a los niños, adolescentes y jóvenes de 18 a 29 años, y en menor medida a la población de 60 años y más.

En el caso de los niños hasta 17 años, la pobreza alcanza al 51,7 por ciento, cifra superior al 44,7 por ciento de un año atrás.

Así, hay 6,3 millones de niños pobres, frente a los 5,4 millones de un año atrás, es decir, casi un millón más en 12 meses.

Esto significa que el 46,3 por ciento de los pobres en Argentina son niños.

«Vemos una situación de pobreza estructural que no se modifica», señaló el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, Agustín Salvia, en conferencia de prensa.

El investigador aseguró que «la llegada de inversiones no es condición suficiente para resolver la pobreza estructural y el desequilibrio cada vez mayor».

Salvia afirmó que «la pobreza estructural sólo se puede reducir con políticas de redistribución del ingreso, un modelo económico con eje en las pymes, más empleo y mejores salarios».

De mal en peor

Advirtió que «en tanto se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral y, por lo tanto, de las desigualdades estructurales que afectan al mercado de trabajo, con efectos directos sobre la pobreza».

En 2018 se incrementó en forma significativa la inseguridad alimentaria severa, que afectó a 6 por ciento de los hogares y 7,9 por ciento de la población urbana. Esa involución se explica principalmetne por el deterioro de los hogares de stratos bajos integrados y de la tendencia observada en el conurbano bonaerense y en otras áreas metropolitanas.

Durante el período se registra un fuerte incremento de la inseguridad alimentaria total, que pasó de 12,3 por ciento a 16,4 por ciento de los hogares urbanos. Este indicador expresa la reducción involuntaria de la porción de comida. En este punto hay una tendencia negativa sostenida desde 2016 que afecta a los grupos más vulnerables.

En el tercer trimestre de 2018, uno de cada cuatro hogares de la clase trabajadora marginal se encontraba en situación de inseguridad alimentaria.

Incapacidad de ahorro

Por otra parte, empeoró la autopercepción en materia de insuficiencia de ingresos en los hogares. En 2018 cerca de la mitad declararon que sus ingresos no fueron suficientes para cubrir sus gastos. Los hogares que declararon que pudieron ahorrar experimentaron una disminución.

Se destaca en este punto que, mientras el estrato más alto y en particular los hogares de Caba, mejoraron su posición entre los años 2017 y 2018, el resto registró un descenso.

Desolador. El director del Observatorio de la Deuda Social, Agustín Salvia, trazó un duro panorama social. (La Capital)