Autos destrozados y tres detenidos tras una pelea entre cuidacoches

La gresca se desató la noche del domingo en Balcarce y Brown. Uno de los trapitos resultó herido en medio de una lluvia de piedras.

Una pelea entre cuidacoches en Balcarce y Brown terminó con un herido, tres detenidos y cerca de una decena de autos dañados a piedrazos.

Lo que algunos testigos señalaron como «una batalla campal» se desató la noche el domingo, cerca de las 20.30.

Crisis mediante, el espacio público y sus «dueños» genera una fricción que aún no encuentra solución. La propuesta de Cambiemos de erradicar a los «trapitos» no hizo pie en el Concejo y los votos nunca lograron su aprobación en el recinto.

A las 20.30 del domingo, la policía llegó a Balcarce y Brown y se encontró con un sujeto de 37 años apodado «chiquilín», sangrando. También detuvieron a otros tres trapitos que estaban destrozando a piedrazos los autos. Los detenidos fueron identificados como Juan Manuel P., de 33 años; Oscar Manuel L., de 22 y Jonatan Carlos O., de 26.

Las piedras causaron daños en un Chevrolet Aveo, un Peugeot 308, un Chevrolet Onix, un Volkswagen Fox, un Chevrolet Corsa y un Honda Fit.

A todos los detenidos y por disposición de la fiscal Vitola se les abrió una causa por daños y recuperaron la libertad. A «chiquilín» se lo consideró víctima «de autores desconocidos».

En el interior de los rodados se podían percibir pedazos de ladrillos que su usaron para hacer explotar los vidrios laterales y las lunetas de al menos estos seis rodados. En medio del caos y la confusión, los vecinos de la zona expresaron sus críticas. En particular hacia un bar en la cuadra que expende alcohol durante toda la noche hasta bien entrada la mañana.

Lo cierto es que la saga de episodios violentos entre trapitos no para.

El 24 de septiembre pasado, una pelea entre dos cuidacoches terminó con uno de ellos internado en el Heca con traumatismo de cráneo. Ocurrió en la esquina de San Martín y Montevideo. Ambos se hospedan en una pensión usurpada a media cuadra donde floreció un basural.

El 28 de septiembre pasado, los inspectores realizaron un procedimiento contra los cuidacoches en inmediaciones del Jardín de los Niños (Lugones y Oroño). Los habían denunciado por pedir ilegalmente un monto fijo a choferes de colectivos que llevan los niños allí. Los agentes les retiraron un talonario con números y chalecos refractarios.

En junio pasado, la concejala de Cambiemos Renata Ghilotti denunció que dos cuidacoches la apretaron en la zona de La Fluvial. Dos hombres le exigieron que pagara por anticipado un monto tarifado. Como se negó, la amenazaron y extorsionaron. La concejala intentó comunicarse varias veces con la GUM pero, según relató, no se pudo comunicar con los agentes. A los pocos días, a otra concejala, Agustina Bouza, le pasó algo similar.

El 28 de abril pasado, dos jóvenes descendieron de su vehículo en Oroño y Jujuy, cerca de las 17. Cuando estaban a punto de sentarse en un bar con sillas en la zona, vieron que «dos trapitos se estaban peleando, se empezaron a tirar piedras y una impactó en el capot» del vehículo de los jóvenes, provocando rayaduras y abollones. Un patrullero que pasaba por la zona logró detener a dos sujetos de 35 años

Un año antes, el 20 de abril de 2017, un cuidacoches golpeó y le provocó serias lesiones a un ciclista que se negó a pagarle 50 pesos. El hecho ocurrió en Mitre y Córdoba. Producto de la golpiza, el damnificado terminó con fractura de tabique, heridas en el rostro, corte en el mentón y traumatismos varios.

El 9 de julio de 2014 se produjo un hecho sin antecedentes por ahora. Un grupo de cinco cuidacoches agredió a un inspector de Tránsito en un operativo de rutina en Pellegrini y San Martín.

Mientras las fuerzas políticas no pueden ponerse de acuerdo, la problemática en torno a los cuidacoches se puede leer por varios factores: marginalidad, precariedad laboral, exclusión social, «la ley de la calle». En el medio de todo esto, se acumulan jugosas «cajas» en zonas de «alta recaudación» como Pichincha (donde se produjo este último episodio), La Fluvial, corredores gastronómicos, boliches, recitales y estadios de fútbol. (La Capital)