El retorno del miedo y de todas las pesadillas

La tarde cae ominosa sobre Teherán, la capital iraní y el viceministro del Exterior Abbas Araghchi, asomado a un gran ventanal, mastica mentalmente sus dudas sobre el devenir  del acuerdo del programa nuclear para el orbe.

En  tanto, el canciller Mohamad Javad Zarif todavía recuerda el tenso momento que vivió cuando el gobierno ruso, a través de sus representantes, encargados de las relaciones internacionales, lo instaron a  no dar “un paso más” fuera del acuerdo nuclear acordado.

A su vez, Yosika Amano, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, notificaba las novedades al Consejo de Gobernadores sobre las tensiones que se estaban viviendo en torno a la decisión de Irán de renunciar al tratado nuclear.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, enervado, pidió sanciones a los países europeos signatarios del acuerdo, ya que sabe, mejor que nadie,  que dos o tres misiles caen por día en Tel Aviv y cuatro en idéntico lapso en otras ciudades, a pesar que sus generales  destruyeron  cerca del 50% de la red terrorista de túneles de Hamas, concentrada en el núcleo de la población civil, junto con sus lanzaderas de misiles ubicadas, incluso, en el interior de las mezquitas, según le transmitieron sus espías. [1]

Es que Estados Unidos tiene previsto hacer pruebas de una nueva tecnología de misiles, ya que un tratado firmado con  Rusia expiró.[2] Donald Trump, el año pasado había hecho referencia  al retiro de su país del Tratado de Fuezas Nucleares de alcance intermedio (INF) de 1987.

La retirada es oficial, según declaraciones del secretario de Estado estadounidense, Michael Pompeo.

Ni lerdo ni perezoso,  Pompeo le endilgó la culpa de la decisión citada  “al largo historial de incumplimientos de Rusia”, por lo que considera a ese país como “único responsable del fin del tratado”.

El funcionario de Trump indicó que “la violación rusa  del Tratado INF plantea “riesgos significativos  para la seguridad de los estados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que responderá de manera mesurada y responsable”.

El FBI dejó trascender que “Rusia trata de interferir en las próximas elecciones  de Estados Unidos” y en respuesta, el presidente ruso, Vladimir  Putin rechazó de inmediato la acusación y retiró a su país del tratado el mes pasado.

A todo esto, funcionarios estadounidenses afirmaron que el Kremlin ya desplegó armamento en Rusia Occidental, capaz de atacar objetivos  en Europa  Occidental, dejando de lado el Tratado.

Los norteamericanos, mientras tanto,  pondrán a prueba un arma convencional, no nuclear.

[1] Fuentes propias.

[2] www.perfil.com

avatar

Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com