Murió Fabio Zerpa, el «hombre de los ovnis»

El ufólogo más famoso del país tenía 90 años. Reportó más de 3000 avistamientos y contactos con Ovnis desde la década del ’60.

Fabio Zerpa, el especialista en ovnis y fenómenos paranormales , falleció en el Sanatorio Anchorena, en el barrio porteño de Recoleta, donde se encontraba internado para unos chequeos médicos. El ufólogo más famoso del país tenía 90 años y una extensa carrera como divulgador de temas que iban de lo sobrenatural a la vida extraterrestre, sobrevolando los campos energéticos, las vidas pasadas, los chakras, las cartas natales y la armonización espiritual, entre tantas otras materias sobre las que disertó. Sin embargo, el selló distintivo de este hombre, que no hubiera desentonado como integrante de la serie Los expedientes secretos X, fueron los avistamientos y contactos con ovnis desde la década del ’60, de los que reportó más de 3000.

Zerpa nació en Uruguay el 4 de diciembre de 1928 y se radicó en Argentina en 1950. Antes de que lo capturara la pulsión extraterrestre que marcaría el resto de su carrera, se inició como actor de cine, teatro y televisión. Entre el 50 y el 68 su vida fue abducida por el mundo del espectáculo.

En 1959, durante un viaje en avión mientras grababa la serie televisiva Cóndores de acero, tuvo su primer contacto con un objeto volador no identificado, una visión que lo llevó a internarse en el mundo de lo paranormal y a realizar un primer documental sobre ovnis en 1968, con música del entonces no tan conocido Gustavo Santaolalla.

Cuatro años después, abandonó la actuación definitivamente para dedicarse full time a la difusión de temas pseudocientíficos y vida extraterrestre. Faltaban todavía doce años para que Andrés Calamaro le dedicara el tema «Fabio Zerpa tiene razón».

Durante décadas, la franquicia local Ovni estuvo en sus manos: dictó conferencias, escribió decenas de libros como «El OVNI y sus misterios», «Dos científicos viajan en ovni», entre tantos otros; editó y dirigió durante 18 años la revista Cuarta Dimensión, condujo programas televisivos y radiales, y realizó documentales teatrales sobre los E.T. Creó el Centro de estudios Psicoespaciales y, más tarde, la Fundación Disciplinas de Apertura, actual Fundación Fabio Zerpa.

Con el tiempo fue ampliando el pack temático hasta hacer de la parapsicología una cantera inagotable en la que se podía cruzar la constelación de Acuario, los niños «de la nueva era o «índigos», técnicas esotéricas de percepción, la «ovnilogía» y las profecías de Benjamin Solari Parravicini.

De ese combo al turismo existencial solo había un paso. Y lo dieron con su Fundación en la década del 90, cuando comenzaron a organizar «viajes energeticos» a distintas partes de Argentina y el mundo, «como el Triángulo de Fuerzas de Córdoba (Capilla del Monte-Uritorco), Cataratas del Iguazú» y Machu Picchu, donde en el 92 fue nombrado por el alcalde de Aguas Calientes, localidad cercana a las ruinas incas, Huésped Ilustre de Machu Picchu.

Parroquiano del universo se dio tiempo también para crear una «metafísica para la aplicación de la vida del ser humano». Una «ontosofía integral» que trabaja «la eternidad» y considera «al hombre un ser indivisible, original y trascendente». Esa multidimensionalidad le permitió al devenido filósofo sostener que «la muerte no existe» y que «somos eternos». «Tenemos la vida en el más allá y tenemos esta vida. Cuando vayamos después de esta vida al más allá también vamos a volver, quizás, a otra vida». Más de uno estará esperando que así sea, porque, por ahora, los extraterrestres se quedaron sin su mejor publicista. (Página 12)