Illuminati: Los iluminados de Baviera (II)

Los Illuminatis tuvieron su génesis menos remota en la red del Nuevo Orden Mundial, con un corte derechoso y occidentalista y sigiloso e inherente al poder visible de lo que se conoce como Primer Mundo.

Analistas y estudiosos de los Illuminatis no dudan de mostrarlos como una red conspirativa enfrentada a la civilización pluralista, autodeterminada y consciente de su destino existencial y espiritual.

La ocultista y aristócrata fascista inglesa Nesta Helen Webster (1876-1960) rastreó en sus libros todas las insurrecciones revolucionarias a través de los Illuminatis en las que estaban involucrados los Judíos de los Tiempos de Jesús.

En La Rendición de un Imperio (Londres, 1931) identifica al Western Association of Fastener Distributors, al Sinn Fein, al sionismo y al bolchevismo “como una misma amenaza reticular”.

Webster es citada como una autoridad por teóricos de las conspiracionesy antimasones debido a que condena a los judíos como anticristianos y por lo mismo al fascismo de Mussolini.

Ella estimó que en la historia de la cristiandad hubo una conspiración coordinada y continuada de judíos para destruir el orden cristiano para “dominar el mundo” y opinó que “cualquier teoría política o económica que no incorpore el laissez faire capitalista, como el comunismo, es más de lo mismo”

Weishaupt reclutaba para conformar a los Illuminati a personas que tenían, al parecer, tres cosas en común: dinero, títulos de capital (propietarios) e información de primer nivel. Lo logró mediante la infiltración en otras sectas y grupos ocultistas. Incluso se sospecha que infiltró espías en el Vaticano.

El generador de la Orden aprovechó el 1º de mayo de 1776 para fundar la sociedad secreta de Baviera aprovechando la fiesta pagana-céltica del culto a la diosa Beltaine, famosa en las colinas que simbolizaban la forma piramidal. El plan de los Illuminati buscaba el control de la opinión pública amalgamando religiones disolviendo todas las diferencias de creencias y ritual que las apartaban entre sí.

Buscaban tomar el Papado para poner en su lugar a un agente de la Orden en la Silla de Pedro.

Weishaupt comenzó a ocuparse de los misterios espirituales tras conocer al danés Kolmer, quien le enseña los secretos de los Sabios de Memphis. Su concienzudo trabajo le permitió, en el tiempo conformar una logia con preeminencia de profesionales abogaos, jueces y altos funcionarios del gobierno.

Los Illuminati intentaron tomar el poder sojuzgando a toda la masonería europea, pero fueron “frenados” por la Gran Logia Inglesa y El Gran Oriente de Francia, que notaban un marcado acento luciferino de sus prácticas que rechazaban la cruz y la exaltación Baphomet, como en su apoyo al anarquismo.

Los martinistas – discípulos de Martínez de Pasqually-, también atacaron a los Illuminati y de Louis-Claude de Saint-Martín, que presionaron para que se suprima a los seguidores de Weishaupt, a quien se le secuestraron escritos considerados sediciosos.

Un remanente de Illuminati, tras la muerte del creador de la Orden decidió trasladarse a Estados Unidos, para conformar varias logias a lo largo del tiempo, entre las que se destacaron The Order, Skull & Bones, The Shriners, Grand Lodge Rockefeller, en todos los casos cono caracteres “luciferinos”.

Es poco conocido que Weishaupt –que omitía su origen judío-, tomó el apodo de Espartaco, el rebelde de origen tracio que encabezó la insurrección de esclavos en Sila, sumiendo a Roma en el terror por tres años. Zwack se hacía llamar Catón; Knigge era Filón; Bassus era Hannibal; Heter era Mario y el marqués Constanza era Diomedes.

Nicholas un eminente sabio era Luciano y otro fue Mahoma, aunque excepto Catón y Sócrates no se registra el nombre de algún anciano eminente como maestro.

Los escalones

El número de grados o escalones de la pirámide de los Illuminati de Baviera es 13.

Va desde Preparatorio (dentro del nivel gradual y formativo denominado Almáciga) hasta Rey (dentro de la progresión sucesiva denominada Misterios mayores). Se los asocia al linaje de determinados linajes de magos financieros y de su culto a la opulencia que se reparten el poder en 4 órbitas:

La órbita del poder político –diplomático-
La órbita del poder económico y financiero.
La órbita del poder militar y seguridad global y
La órbita del poder científico-tecnológico.
Los iluminados son sólo una de las sociedades que se caracterizan por incidir en la formación del fenómeno moderno de la opinión pública durante la Ilustración. Así lo describió Jürgen Habermas, en 1962, mediante la Historia crítica de la opinión pública.

Habermas se preocupó por hacer saber que durante las castas sociales premodernas sucedía en la iglesia y en la corte la posibilidad de traspasar las fronteras de los estamentos para reunirse en niveles sociales al menos, a priori igualitarios, en las sociedades lectoras, asociaciones caritativas y en las secretas como la de los Iluminados, que a diferencia de las otras, tenía un programa político explícito y no cooperaban en otras organizaciones como las francmasónicas nacionales. La Orden Illuminati tenía en cada grado un ritual iniciático y “secretos” que se les comunicaba a los iniciados tales como “novicio”, “minerval”, “iluminado inferior”, mientras que los masones contenían el grado de “peón”, “oficial”, “maestro”, “iluminado mayor” e “iluminado regente”.

La orden era coronada con la clase mistérica, compuesta por los grados “sacerdote”, “Regent”, “Magus” y “Rex” o gobernante, no llegándose a redactar el reglamento y ritos.

Los nombres de la Orden de los Illuminati contribuían a la igualdad, ya que los dos primeros grados se llamaban por los nombres de la Orden, no podían saber unos de otros y a que clase social pertenecían, a la vez que formaban parte de un rígido programa educativo.

Cada iluminado debía no sólo darle explicaciones a su tocayo espiritual, sino que recibía, además, de los superiores una cuota literaria mensual, en la que obras deístas ocupaban un lugar principal y en grado creciente. En el cuaderno Quibuslicet (del latín “quibus licet”,) -a quien le está permitido leerlo-, se hacía constar la evolución moral y espiritual. En caso de que el cuaderno estuviera mal hecho, el responsable recibía una carta de reproche.

Promesas

Cada iniciado debía prometer “eterno silencio, firme lealtad, fidelidad y obediencia a todos los superiores y estatutos de la orden”.

Los seguidores de la Orden debían respetar estrictamente la jerarquía y añadían la estructura esotérica. Los novatos no eran advertidos de las metas reales.

El arcano más profundo de los iluminados era su propio sistema de dominio moral interno y externo. El fraude a los miembros de los grados inferiores provocó un cisma interno.

El mecanismo fue tomado de los jesuitas, esto es la obediencia ciega y la manipulación humana mediante la penitencia. Además se aplicó el método jesuítico de examen de conciencia y se montó un sistema místico que recordaba ensoñaciones irracionales que utilizaron –al parecer- los Rosacruces para “liberar a la humanidad del despotismo principesco y real, mientras se avasallaba a los miembros de la Orden con un sistema de auténtico control y psicotécnicas totalitarias.

Llegaron a tener entre 1500 y 2000 miembros -un tercio masones- alcanzando su presencia también en Suiza. El sociohistórico Eberhard Weis investigó la estructura social de los Illuminati y descubrió que aproximadamente un tercio de sus miembros eran nobles y un 12 % clérigos.

Casi el 70% de los iluminados recibieron formación académica y los trabajadores manuales conformaban el 25%. Los comerciantes alcanzaban el 10% y casi las tres cuartas partes eran funcionarios (10%) y trabajadores públicos.

Había académicos esperanzados en lograr una oportunidad de crecimiento entre la Orden debiéndose aclarar que Schiller, Kant, Lessing y Lavater decidieron mantenerse apartados o se retiraron decepcionados por la rígida estructura, como el caso de Nicolai. Otros miembros conocidos fueron Anton von Massenhausen y Johann Ehrmann.

William Guy Carr, un fundamentalista cristiano y escritor de teorías conspirativas y antimasónicas mencionó en uno de sus libros (1955) a la presunta existencia de una serie de cartas escritas entre los años 1870 y 1872, que se conservarían en los archivos de la biblioteca del Museo Británico, entre el militar confederado Albert Pike –miembro del Ku Klux Klan-, y el francmasón Giuseppe Mazzini, filósofo y político italiano que se esforzó por unificar los estados italianos y que había sido seleccionado por los Illuminati para dirigir sus operaciones mundiales en 1834.
El Museo desmintió la existencia de las cartas y su contenido en una de ellas en la que se adelantaba: “fomentaremos tres guerras que implicarán al mundo entero”.

La Primera Guerra Mundial permitiría derrocar el poder de los zares en Rusia y transformar ese país en la fortaleza del comunismo ateo, necesaria como una oposición controlada y antítesis de la sociedad occidental (pangermanismo y el paneslavismo). Un mundo agotado tras la guerra no interferirá en el proceso de construcción de la “nueva Rusia” y el establecimiento del comunismo, que será utilizado para destruir a los demás gobiernos y debilitar a las religiones.

La Segunda Guerra Mundial se desataría aprovechando las diferencias ente la facción ultraconservadora y los sionistas políticos. Se apoyará a los regímenes europeos para que terminen en dictaduras que se opongan a las democracias y provoquen una nueva convulsión mundial, cuyo fruto será el establecimiento del Estado de Israel en Palestina reclamado desde tiempos inmemoriales por las comunidades judías.

La Tercera Guerra Mundial se desataría a partir de los enfrentamientos entre sionistas políticos y los dirigentes musulmanes. El conflicto deberá orientarse de forma tal que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente. Y ello obligará a otras naciones a entrar en la lucha hasta agotarse.

La misiva agrega: “liberaremos a los nihilistas y a los ateos y provocaremos un formidable cataclismo social que mostrará claramente a las naciones el efecto del absoluto ateísmo, origen del comportamiento salvaje y de la más sangrienta confusión”.[1]

Teoría conspirativa

El 7 de noviembre de 2016 un supuesto miembro de la Orden Illuminati que se identificó como “stevestig 76” reveló presuntos secretos de esa sociedad en la red Imgur.

Señaló que fue reclutado a los 19 años –dato que puntualizó luego el diario The Daily Star-, y agregó que permaneció en la secta durante 43 años.

Indicó que el ex presidente norteamericano Barak Obama no es miembro –como siempre se afirma-, de la Orden. Sí reveló que un presidente ruso es parte de la sociedad secreta.

Hizo referencia a la existencia de 430 búnkeres que son bases secretas de los Illuminati y agregó que “la más grande de las bases subterránea está en América latina, con una capacidad para 5.000 personas. El referente de la información afirma haber estado allí, “donde los hombres más ricos, brillantes y poderosos estarán seguros durante una década “en el contexto de una guerra termonuclear global”.

Cuando “stevestig 76” dio a conocer sus dichos, obviamente, llovieron críticas y acusaciones de “inventos fantasiosos”.

[1] Citado según William Guy Carr, en Peones en el juego (1955)

avatar

Ricardo Marconi

Licenciado en Periodismo. Posgrado en Comunicación Política. rimar9900@hotmail.com