¿Coaliciones en riesgo?

Ambas, la oficialista y la opositora, tienen riesgo de quebrarse. Y Argentina sigue sin encarar los problemas: está juntando problemas.

Horacio Rodríguez Larreta va camino al abrazo del oso. Se encontrará con Mauricio Macri, quien viene de abrazarse con Donald Trump. Clara definición de su posicionamiento político. Además, Macri no niega que, de lograr su “segundo tiempo”, implementaría un shock sin gradualismo. Está convencido para ello que cuanto peor, mejor. Es probable que Rodríguez Larreta al igual que Alberto Fernández, si no pegan un volantazo de sus mentores, no tengan futuro alguno. El 2023 está a la vuelta. En el 2019, si JxC se quebraba, la derrota era segura. De no hacerlo, era probable. Hoy su ruptura puede no conducir a una derrota, dado que podría salir segundo, ir a un ballotaje y tal vez hasta ganar. Queda claro que hay un trípode que se acentúa: Macri-Bullrich-Milei. Milei, por afuera, es una amenaza para las chances de JxC en la gobernación de Buenos Aires. Por adentro, es una amenaza para la continuidad de la coalición tal como la conocemos. Con este marco es probable que el larretismo, el radicalismo, Monzó, Frigerio, etc, tomen la alternativa de un nuevo armado político.

La pregunta clave es ¿las dos coaliciones tienen riesgo de quebrarse? Sí. En el oficialismo, la fractura expuesta es visible. Y si bien todos hablan de la necesidad de unidad, en los hechos cada sector se apoltrona en su sino. Para el caso es conveniente recordar la carta de renuncia como presidente al bloque oficialista de Máximo Kirchner, en la que menciona que la diferencia que lo impulsa a tomar esa decisión se trasladará más allá del 10/12/ 2023.

La pregunta sigue en pie: ¿sólo dos grandes polos excluyentes para el 2023?

Con diferencia de horas, dos hombres de la política que hoy no tienen –al menos al cierre de este artículo- ninguna responsabilidad política, pero sí la han tenido; impulsaron dos hechos políticos no menores: Agustín Rossi y Juan Manuel Urtubey. Ambos demuestran con claridad su capacidad para la construcción política.

En el caso de Agustín Rossi viene de perder la interna en Santa Fe y el ministerio de Defensa, lo que no le impidió volver a la centralidad. Organizó este sábado en Rosario un encuentro en el que desfilaron ministros y funcionarios del gobierno nacional, acompañados por más de 2.000 militantes. Allí agitó el vaso de la realidad, donde está en el debe la inflación indómita (mañana se conocerá el guarismo alto de marzo); pero también está en el haber la baja de la desocupación y el crecimiento industrial, más el acuerdo con Bolivia y Brasil por el tema gas. Rossi arengó al optimismo sobre el 2023 y sugirió que, en los veinte meses restantes, Alberto Fernández y su gobierno sólo se dediquen a gestionar y gestionar, sin enredarse en contestaciones provocativas que, increíblemente provienen de la propia coalición. Fue un gran espaldarazo a la gestión del Presidente.

Juan Manuel Urtubey, quien viene de perder en el 2019 como candidato a vicepresidente en la fórmula con el Dr. Lavagna, convocó a un asado con buen vino, donde reunió a comensales de diferentes extracciones políticas. Si bien no ignora las especulaciones que ocuparon espacio en los análisis mediáticos del fin de semana, afirma que hay una coincidencia principal sobre la que se charló largo y tendido: “Argentina solamente va a crecer cuando nos pongamos de acuerdo desde los distintos espacios políticos, en planes o programas de acción común”. Urtubey le manifestó a Infobae: “Si bien no hubo un temario, el planteo fue sobre los problemas estructurales argentinos, entre los cuales figuran cómo recuperar confianza en el país, políticas macroeconómicas, temas centrales de la estructura económica y productiva del país”. No hay una sistematización de un trabajo conjunto, pero seguirán las reuniones. Urtubey cree que es demasiado prematuro vislumbrar allí una alternativa política y mucho más teniendo en cuenta la composición de las actuales coaliciones políticas.

Un empresario de los que pagan muchos sueldos y con responsabilidades dirigenciales, me dijo: “¡El mundo está en otra cosa. Y Argentina tiene oportunidades, pero hay que ser confiables!”. ¡Cuánta razón tiene en ambas definiciones!. El horror de la guerra produce un cambio de paradigma. Europa principalmente, y si lo focalizamos en Alemania, tras la invasión de Rusia a Ucrania, ha aprendido que no puede depender nunca más de un solo proveedor (gas, alimentos). Ángela Merkel, aplaudida de pie en su país y reconocida como estadista en el mundo, cometió el error de depender de Rusia en el suministro de gas a su país en un 70%. Hoy ya se lo empiezan a reprochar. España creyó tanto en las energías verdes, que cerró y desmanteló las centrales térmicas. Entre paréntesis, el mundo no habla ni de subsidios ni de precios máximos.

En cuanto al segundo concepto de “Argentina tiene oportunidades, pero hay que ser confiables”, sucede que nosotros no tenemos moneda, no creemos en ella y no nos fiamos entre nosotros, pero tal vez lo más grave es que no tenemos oficialismo y quizá tampoco oposición con el formato que conocemos hasta hoy. La inflación nos tapa y nos arrea hacia caminos inconducentes. Hoy no se observan maniobras para reconducirla. Mientras tanto no tenemos armada una estrategia ni para enfrentarla, ni para aprovechar la oportunidad que el mundo nos ofrece. Me recordaba mi interlocutor, que en épocas del gobierno de Mauricio Macri -a propósito del tema energético-, el ministro Juan José Aranguren había acordado con Paolo Rocca la construcción del gasoducto Bahía Blanca. ¿Qué pasó? Se fue Aranguren, el gobierno del presidente Macri incumplió el contrato con Techint y se paró la inversión. De haberse concretado, es probable que hoy hasta Estados Unidos estaría interesado en nuestro gas licuado.

Argentina tiene una matriz energética abundante: solar, eólica, hídrica; pero la transformación no es inmediata. Sin políticas de Estado, la potencialidad de nuestro país es nonata.

Argentina está produciendo, tiene razón el Presidente. Hay sectores, como el textil, pintura, maquinarias y madera, que están al 100%. Pero nadie está importando nada. No hay inversiones. Las empresas no invierten. Esto nos atrasa con el mundo y con el mercado interno. Argentina no está encarando problemas, está juntando problemas.

El país necesita previsibilidad. La falta de cohesión en las coaliciones en vigencia no ayuda. Los planes no aparecen y la foto que ofrece sin tapujos la coalición gobernante es desestimada por la coalición opositora.

En Santa Fe, la ministra de Gobierno, Celia Arena, le dijo a esta cronista: “El gobierno no va a presentar ningún proyecto de reforma de nuestra Constitución, las energías están puestas en otras cosas. Sí estamos trabajando con la intención de presentar un proyecto de ley de autonomía municipal y otro extendiendo los mandatos de los presidentes comunales de 2 a 4 años. Existen los consensos suficientes en todas las fuerzas políticas como para que se conviertan en ley este año”.

avatar

María Herminia Grande

Periodista. Analista política