Falleció el genocida Antonio Domingo Bussi

A los 85 años, el represor y ex mandatario, dejó este mundo. En 2008, había sido condenado a perpetua por los crímenes de lesa humanidad que cometió en los ’70.

Amo y señor de Tucumán durante los años más oscuros de la historia argentina; también fue dueño de un gran capital político en plena democracia.

El «general», como le gustaba que lo llamen, peleó su última y definitiva batalla, en una agonía que lo mantuvo varios días en el Instituto Privado de Cardiología (IPC) de la capital tucumana, tras sufrir una fuerte e irreversible recaída en su cuadro cardíaco. La misma fue agravada por una falla multiorgánica, con complicaciones renales, hepáticas y pulmonares.

El día de ayer, su hijo Ricardo Bussi, señaló que su estado «es irreversible y está en manos de Dios. No vamos a hacerle tratamientos invasivos, dializarlo ni ponerle respirador artificial porque no tiene sentido extender la agonía».

No menos pesimista era el diagnóstico de los médicos que atendieron al represor, para quienes, ya en horas de la siesta de hoy, su deceso sólo era «cuestión de horas».

Durante toda la jornada, fue incesante el paso de familiares, algunos llegaron a última hora de Buenos Aires, ex colaboradores y amigos de Bussi por la clínica privada.

La despedida

En el entorno del represor analizaban que, por haber sido Gobernador de Tucumán, el velatorio se realizaría en la Legislatura. Otra alternativa que se estudiaba era que sea en la casa del country de Yerba Buena, donde vino cumpliendo con su arresto domiciliario. No obstante, la posibilidad más firme señala que los restos de Bussi serán inmediatamente trasladados a Buenos Aires para que el sepelio se realice allí, conforme su última voluntad. Lo que más preocupa a la familia, por detrás de la irreversible agonía, es evitar que, sea en el lugar que fuere el último adiós, se produzcan incidentes con militantes de los derechos humanos. También había dudas respecto a cuál sería la última morada del ex militar: Un cementerio privado local; Entre Ríos, que es donde nació y se crió, o Buenos Aires, donde vive su hija Claudia, figuran entre las alternativas.

El temible represor

Antonio Domingo Bussi nació en Victoria, provincia de Entre Ríos, el 17 de enero de 1926. Hijo de inmigrantes, ingresó a los 17 años al Colegio Militar, donde hizo carrera.

Durante el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), se desempeñó como interventor de facto de Tucumán, entre 1976 y 1978. Comandó el Operativo Independencia, por el cual el Ejército Argentino combatió las guerrillas revolucionarias en la provincia, y gobernó Tucumán después del golpe del 24 de marzo de 1976.

Al regreso de la democracia, Bussi fue enjuiciado y encontrado culpable de los delitos de secuestro, asesinato y peculado por las actuaciones realizadas, pero se benefició con la ya derogada ley de Punto Final, que entonces impidió su procesamiento.

El destacado político

A partir de 1987, Antonio Bussi comenzó una gran carrera política, reflotando el partido Defensa Provincial-Bandera Blanca. Años más tarde, en 1995, logró ser electo en las urnas como gobernador de Tucumán. En ese cargo impuso un estilo casi militar, por ejemplo, obligando a los empleados públicos y funcionarios a izar la Bandera y entonar el Himno en la plaza Independencia, periódicamente, a las 8.00. Con mano dura contra el delito, la seguridad fue el punto más sobresaliente de su gestión. En 1996 fundó el partido Fuerza Republicana. Sobre el fin de su mandato al frente del Poder Ejecutivo, en 1999, fue electo diputado nacional, pero el Congreso rechazó su nombramiento, debido a su pasado represor, y le impidió asumir la banca.

En 2004, la imagen de político recto y honesto que para muchos reflejaba Bussi se desdibujó, cuando se confirmó que el represor tenía una fortuna depositada en cuentas de bancos suizos.

En 2007, las urnas volvieron a sonreírle, esta vez, ungiéndolo como electo intendente de San Miguel de Tucumán, por apenas 17 votos de diferencia sobre el candidato peronista Gerónimo Vargas Aignasse. Sin embargo, esta vez tampoco pudo tomar posesión del cargo, puesto que fue detenido por orden del ex juez federal Jorge Parache, quien lo procesó por los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado.

En 2008, Antonio Bussi fue juzgado y condenado a perpetua, bajo la modalidad de arresto domiciliario. En mayo de este año, fue dado de baja de las filas del Ejército Argentino, perdiendo su grado de general, por una resolución del Ministerio de Defensa de la Nación, en cumplimiento con el fallo emitido tres años atrás por la Justicia. (Línea Capital)