El periodista alejado de la comunidad
Tanto el periodismo como la comunicación social atraviesan un momento político y social que exige de ellos nuevas definiciones de su actividad, tanto de su necesidad como de su rol. Debido al fortalecimiento de los grupos de comunicación mediáticos y la penetración tecnológica, esta actividad ha ido tomando una forma determinada de operación en la sociedad, más bien se constituyeron como claros manipuladores de los sucesos que hacen a la vida del pueblo. Los modelos y esquemas comunicacionales hegemónicos han logrado que pocos canales de comunicación se instalen como medios de comunicación en las sociedad contrariando la premisa fundamental del desarrollo social, de la distintas realidades y cosmovisiones populares: cada comunidad o colectivo social, cada región o ciudad, tienen necesidades de expresiones e informaciones diferentes.
Ante esta realidad, la actual estructuración mediática niega dichas diferencias a través de limitados canales de comunicación. Esta disposición generó a la vez, un desarrollo de la profesión periodística en su carácter funcional: el periodista es un empleado funcional al esquema impuesto. Su criterio se verá acorralado por el discurso hegemónico del medio, su creatividad limitada a una función pre-determinada, su unidad fragmentada, tomando solo lo publicable o le decible y descartando lo que sea riesgoso o lesivo a los “intereses inconfesables”, en términos dolinescos.
Además, los medios de comunicación son centrales. Solo se sumergen en la periferia para obtener informaciones que se agreguen al flujo noticioso-comercial, no por su verdadera implicación en la cuestión social o política. Todo lo que absorba de la realidad será reestructurada según el patrón que delimita la información, su impacto y su comercio. En este sentido, el periodista sobrelleva un alejamiento de su comunidad, es mas operativo a los intereses del medio que a la comunidad. Está impuesto el “axioma” de la objetividad, que lo mantiene aislado de la actividad política, puesto que el verse relacionado en alguna cuestión política aria descender drásticamente su nivel de credibilidad.
Pensar un periodismo diferente solo se puede en la medida en que podamos proponer un esquema comunicativo diferente. Como escribe Maturana “la organización determina la identidad de un sistema, mientras que la estructura determina como esas partes son articuladas. La estructura muestra la forma en que las partes se interconectan”.
La ley de medios propone la aplicación de una nueva concepción de la comunicación para que las partes se interconecten de forma distinta y en el mismo sentido que el teórico, esta desregulación del sistema hegemónico proporciona la desarticulación de la estructura condicionante y genera nuevas condiciones para proponer nuevas formas de comunicación.
Ahora bien, el nuevo desafío es ¿Cómo pertrechar el proceso de producción? Esta pregunta nos lleva a preguntarnos como desarticular al poder hegemónico, reproducido estratégicamente por dispositivos técnicos-culturales que atraviesan tanto a los sectores hegemónicos como a los sub-alternos. No se trata de tomar, si no de ejercer.