El adiós a Fraga Iribarne une al pasado y al presente del PP

Iba a ser una despedida íntima, pero se convirtió en el adiós multitudinario de todo un partido a su fundador. Sin actos solemnes, sin ceremonias, el PP lloró ayer a Manuel Fraga en su casa del barrio madrileño de Argüelles, cercada por curiosos, periodistas y policías. En una jornada gélida y bajo la amenaza de una nieve que no llegó a caer, el partido rindió homenaje al político de Villalba que en 1976 puso los cimientos de la formación que hoy gobierna España. Allí, en el número 86 de la calle Fernando el Católico, donde Fraga murió el domingo tras una agonía de varios días, 35 años de familia popular se fundieron con la familia Fraga Iribarne.

Los allegados del veterano político, que toda la noche velaron sus restos en la que fue su casa durante las tres últimas décadas, habían rechazado el ofrecimiento del Congreso de los Diputados y del PP para instalar la capilla ardiente en sus sedes. Sus cinco hijos y sus nietos, muy afectados pese a que el desenlace se temía desde hace tiempo, querían recogimiento, pero sus correligionarios deseaban despedirse.

Antes de que a las 10.30 horas se abriera la capilla ardiente, Mariano Rajoy, acompañado de la secretaria de general del partido, Dolores de Cospedal, acudió a la casa para dar su «más sentido pésame», el más oficial. En el mismo portal, tras visitar unos minutos a la familia, el presidente del Gobierno, que recordó que conoció a «don Manuel» cuando él sólo tenía 22 años, habló de «un hombre clave en la Transición española» y de «uno de los grandes de los siglos XX y XXI». Mientras hablaba Rajoy no dejaban de llegar las coronas; de los Reyes y de los Príncipes de Asturias, del Gobierno, del Congreso, del Senado, del PP, de la Real Academia de la Historia.

El homenaje del partido se mezcló con el adiós de las altas instituciones del Estado. Los presidentes de las dos cámaras, Pío García Escudero y Jesús Posada, no podían ocultar su dolor. Sobre todo Posada, que no fue capaz de contener el llanto. «Fraga tuvo un liderazgo moral, intelectual y sentimental», rememoró el presidente del Congreso.

Frente al abarrotado portal del barrio de Argüelles, donde el tráfico tuvo que ser cortado, se alternaron durante todo el día el ayer y el hoy del partido. Del presente, la práctica totalidad del Gobierno de Rajoy. Casi todos ellos rememoraron al «servidor de España» o sus «convicciones inamovibles». El testimonio de Ruiz Gallardón fue de los más emotivos. «Si no hubiese sido por Fraga, yo no sería ministro y no habría abandonado mi profesión para, con su ejemplo, convertir en un servicio público lo que era una vocación política», explicó. También desde el presente del PP, los ‘barones’ regionales presentaron su luto. Alberto Núñez Feijóo, Luisa Fernanda Rudi, Javier Arenas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, casi coincidió en el portal con la alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

Tras diez minutos en la casa, Botella salió acompañada de su marido, José María Aznar, que elogió con rictus muy serio al presidente fundador. «No puedo explicar mi vida, la parte más importante de mi vida, sin Manuel Fraga», dijo Aznar de su mentor político. No fue el único expresidente del PP en la capilla ardiente. Su predecesor Antonio Hernández-Mancha, no faltó al homenaje. Tampoco Marcelino Oreja, Jaime Mayor Oreja, Isabel Tocino…

A media tarde acudieron a la capilla ardiente el rey, que manifestó su «pena» por el deceso, y la Reina, así como la infanta Elena. Los monarcas y los Príncipes de Asturias habían enviado horas antes sendos telegramas en los que lamentaban el fallecimiento de «un gran servidor del Estado». Fuera del PP, solo el candidato a la secretaría general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, el exministro José Blanco y la líder de UPyD, Rosa Díez, presentaron en persona sus condolencias a la familia del expresidente de la Xunta.

El ir y venir de visitas a la casa de Argüelles solo se quebró cuando el cardenal arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ofició en el domicilio una misa privada. Hoy se trasladará el cadáver a la localidad coruñesa de Perbes, su lugar de veraneo, donde será enterrado. (diariovasco.com)

En la foto, Manuel Fraga Iribarne y Francisco Franco