La operación de Cristóbal López, contra la ley de medios

La transacción entre Daniel Hadad y Cristóbal López no respeta siquiera la ley de medios impuesta por el propio kirchnerismo contra viento y manera. Como precisa el especialista Henoch Aguiar, “las licencias de radio y de televisión son intransferibles”. Las licencias se concursan, no se pueden comprar o vender sin más. Excepcionalmente, AFSCA (la autoridad de aplicación de la ley) puede aprobar tras las evaluaciones de rigor, la transferencia de hasta un 49,9% de una señal de radio o de un canal de televisión. Pero aquí se ha vendido el 100% de C5N , de Radio 10 y de cuatro FM que ahora están tuteladas por alguien tan cercano al periodismo como Cristóbal Lopez. Es una clave que explica el sentido de esta operación que es comercial, pero más profundamente un acto de política comunicacional oficial.

El ingreso de López al negocio de las propaladoras paragubernamentales de noticias es casi simultáneo –aunque en otra escala– a la caída del ex chofer de Néstor Kirchner, Rudy Ulloa, que ya no es subsidiado para sostener sus empresas de medios. Se trata probablemente de una coincidencia azarosa, pero es muy sintomática. Rudy nunca manejó un medio nacional. Sin embargo, sus medios provinciales configuraron la matriz originaria de la filosofía K respecto del manejo de la opinión pública. Era el mandamás del periodismo en Santa Cruz (sólo obedecía a su jefe Néstor) y su esquema de programación ofrecía propuestas singulares. Ideó una versión austral de Feliz Domingo , aquella competencia conducida por Silvio Soldán en el que los estudiantes secundarios concursaban a través de distintas juegos y de cuestionarios sobre cultura general para ganar el pasaje conjunto al viaje de egresados. El de Rudy se llamaba Egresados 2010 y se emitía todos los sábados por el canal 2 de Río Gallegos. Los alumnos tenían que dar pruebas de su cultura kirchnerista.

Se los interrogaba al aire como si fuera muy divertido sobre los logros políticos y económicos de Néstor o Cristina. La caída de Rudy, que hoy es ya políticamente inútil y el ascenso de Cristóbal López es el punto simbólico de inflexión del pasaje ya sellado entre el modelo provincial originario de tutelaje comunicacional, al modelo nacional de concentración estatal mediática.

Tal vez a López, tan afín a los juegos, se lo ocurran programas de ese estilo, de tómbola de la obsecuencia, sobre todo si transita por los umbrales de “calidad” de la maquinaria “periodística” manejada desde Olivos. Cristóbal López, capitoste del juego, nuevo jefe de un grupo mediático fuerte, y también ahora petrolero en ascenso, acumula más y más poder. ¿Y la ley de medios?

(iEco, Clarin)