Nadadores de aguas abiertas piden más seguridad en el Paraná

Como siempre, los hechos trágicos logran interpelar la realidad con una eficacia insospechada al tiempo que dejan al desnudo que se ha llegado tarde. Por eso, la muerte del periodista Marcelo Abram, atropellado el miércoles pasado por una lancha mientras nadaba junto a dos compañeros frente a la Rambla Catalunya, tuvo eco en el 5º Maratón de Aguas Abiertas Club Náutico Rosario, donde ayer se dieron cita unos 200 deportistas a los que acompañó La Capital. Esa competencia no fue la única del día sino apenas una de cuatro. La suma permite vislumbrar qué popular es hoy por hoy la natación en el río Paraná, con una cada vez mayor «variedad y densidad» de actividades náuticas. El consenso entre nadadores y socios de clubes es que hace falta «ajustar» los mecanismos de seguridad. Entre ellos, gana apoyo la idea de crear un corredor exclusivo para la actividad.

Tanto creció el movimiento comercial y deportivo en el Paraná, que este año Prefectura prohibió «por razones de seguridad» los maratones de nado que cruzaban el río y estableció que se realicen en paralelo a la costa en tres sectores delimitados: a la altura del puente a Victoria, frente al balneario municipal y en la parte de atrás del Banquito San Andrés.

Ese último enclave fue el elegido por el Náutico Rosario para realizar su maratón, de aproximadamente seis kilómetros, en el que participaron cerca de 200 nadadores federados y libres, de distintas categorías.

Mientras se cumplían los ajetreados preparativos para la competencia, el presidente del club, Bernardo Ferrero, dialogó con este diario. «Hombre del Paraná» desde hace más de 30 años, recordó que «al río no hay que tenerle miedo sino respeto».

Pero a ese axioma Ferrero le sumó actualidad: «El río se ha transformado mucho por la gran variedad y densidad de actividades náuticas que hasta hace poco no existían».

Al movimiento de los grandes buques comerciales, lanchas, yates y veleros, cada vez más activo, ahora hay que sumar el de las motos de agua, tablas de wind surf, sky surf y kayacs, recordó.

De hecho, se estima que el parque náutico de Rosario supera hoy las 25 mil unidades. Un mundo del que también disfrutan bañistas y nadadores.

Por eso, la diversidad y cantidad de «actores náuticos» obliga a extremar recaudos. «No es que la actividad no tenga regulación, pero habría que ajustarla», admitió Ferrero.

Sobre los nadadores, opinó, el problema se acentúa entre los que no tienen la posibilidad de cruzar a la zona de islas para entrenar o no tienen una organización de soporte. Por eso, definió a la propuesta de crear un corredor exclusivo como una «buena idea», aun cuando recomendó «jamás salir a nadar sin al menos un kayac o un bote de apoyo».

Lo cierto es que el maratón del Náutico Rosario fue sólo uno de los cuatro que se corrieron ayer en la zona del Banquito.

Las medidas de seguridad fueron ostensibles: acompañaron a los nadadores más de 10 lanchas, cinco motos de agua y arriba de 20 kayacs. Dos médicos y diez guardavidas de la Cruz Roja siguieron la competencia, mientras que una embarcación de Prefectura custodió todo el tiempo la restricción de navegación en la zona.

Los competidores, a su vez, estaban al tanto de la tragedia que le costó la vida a Abram. Algunos se mostraron convencidos de que nadar en el río no entraña riesgos a condición de «llevar el torpedo y estar siempre acompañados por una embarcación de apoyo». Esa opinión, de Aldana Martínez, una federada de 21 años, fue compartida por un veterano del río, Ariel Plit (59), «nadador de fondo (de aguas abiertas) de toda la vida».

«En mis casi 50 años en el río nunca nadé solo, siempre con una embarcación de apoyo», afirmó, por lo que exhortó a ir «continuamente monitoreado». Aun así, celebró la propuesta de crear un corredor exclusivo. (La Capital)