Los adolescentes santafesinos consumen 3 veces más cocaína y 10 veces más marihuana

El de marihuana, en tanto, creció diez veces. Así lo revelan datos oficiales de la Sedronar en base a estadísticas de la última década. ONG’s vinculadas a la problemática reclaman mayor compromiso de los tres niveles del Estado en la prevención y asistencia.

Las situaciones de violencia generadas en los barrios por la comercialización de drogas podrían considerarse el rostro descarnado de otro fenómeno: el crecimiento de los niveles de consumo de sustancias, «en forma grosera», en amplios sectores de la población no necesariamente humildes. Así lo señalan los titulares de distintas ONG que llevan décadas trabajando en Rosario con esta problemática, a la par que reclaman mayor compromiso de los tres niveles del Estado para desarrollar tareas de prevención y asistencia. Según estadísticas del Sedronar, en diez años, el consumo de cocaína entre estudiantes secundarios santafesinos pasó del 0,1 al 2,7 por ciento. Casi tres veces más. El de marihuana, en tanto, creció diez veces.

La percepción de los integrantes de las entidades vinculadas a las problemáticas de adicciones no difiere del diagnóstico que hacen los militantes sociales que trabajan en los barrios, ni la de los vecinos de las casillas donde se instalan los quioscos que comercializan drogas. La descripción de autos y motos de alta gama convirtiendo, cuando cae el sol, casi en autopistas los humildes pasillos de los asentamientos abunda entre quienes los quieren ver. «La droga que se vende acá se consume en el centro», afirman cuando intentan explicar la realidad con la cual conviven.

«Efectivamente, hay un aumento de consumo importante en todos los sectores de la población. Esto es innegable. Lo que pasa en los barrios es un aumento de la circulación, la comercialización y la actuación de lo que podríamos considerar agencias narco criminales, pero el aumento de consumo atraviesa todas las clases sociales, incluso produce situaciones de violencia como las generadas en las despedidas de fin de año de los colegios de alta gama. De ninguna manera es un problema privativo de los barrios pobres», afirma el presidente del Centro Comunitario de Salud Mental Vínculo, Horacio Tabares, que desde la década del 80 empezó a trabajar en Empalme Graneros.

Para el presidente de la Asociación de Voluntarios para el Cambio del Drogadependiente (Avcd), César de Vega, «el aumento del consumo es más que evidente, escandalosamente grosero desde hace varios años». No obstante, aclara, «el crecimiento del consumo es un problema de salud, los enfrentamientos entre bandas narco es otro tema, delictivo, marginal y ligado a cuestiones absolutamente del campo de la delincuencia. Son cosas distintas, no en todas las ciudades donde el consumo de sustancias es alto se producen situaciones de violencia».

Algunos datos. La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) es el organismo oficial encargado de generar información estadística sobre el consumo de sustancias. Desde 2001 realiza periódicamente una encuesta nacional entre estudiantes de enseñanza media. La última fue en el segundo semestre de 2011 y, para la provincia, arrojó que entre los alumnos de 13 a 17 años, alcohol y tabaco van a la cabeza.

Además, un 10,2 por ciento de los alumnos santafesinos reconoció haber consumido alguna droga ilícita en el último año, con mayor prevalencia de marihuana (8 por ciento), seguida por cocaína (2,7 por ciento). El uso sin prescripción médica de tranquilizantes alcanzó al 2,9 por ciento de los estudiantes y el de estimulantes al 1,5 por ciento. Consumió pasta base-paco el 1,1 por ciento y el 2,4 por ciento algún solvente o sustancia inhalable.

Perspectiva. Comparar estos resultados con los aportados por las encuestas de 2001 permite tener alguna perspectiva de la magnitud del problema. Mientras la cantidad de estudiantes que reconocieron haber consumido alcohol o tabaco en el último año crecieron respectivamente un 10 y un 9 por ciento; quienes indicaron haber fumado marihuana se multiplicó por 10, pasando del 0,8 al 8 por ciento entre 2001 y 2011, y el consumo de cocaína casi se triplicó (0,1 por ciento en 2001 y 2,7 por ciento en 2011).

Una realidad que no se desmarca del último estudio publicado por la Sedronar sobre la tendencia en el consumo de sustancias psicoactivas en el país, que reúne información estadística del 2004 al 2010, en base a encuestas a población de 16 a 65 años. Allí se refleja que en ese periodo la proporción de personas que probaron drogas ilícitas se incrementó en casi dos puntos porcentuales en marihuana, medio punto porcentual en cocaína y de casi tres puntos porcentuales para cualquier droga ilícita.

Curiosamente, entre esos mismos años el porcentaje de personas que había consumido alcohol o tabaco en esos dos años mostró una baja (del 72,8 por ciento al 60,7 por ciento en el primero y de 37,2 al 32,3 en el segundo).

En cambio, entre 2004 y 2010, el porcentaje de personas que reconocieron haber consumido marihuana ese año creció del 1,9 al 3,5 por ciento y en relación a la cocaína se incrementó del 0,3 al 0,9 por ciento.

El trabajo releva también otros datos, entre quienes habían consumido cocaína en el año del estudio, un alto porcentaje (la mitad de los varones y un tercio de las mujeres) «presentaría signos y síntomas de adicción».

Así, las estadísticas muestran tal vez la otra cara de la violencia barrial. El consumo crece y en los suburbios se multiplican las cocinas y aumentan las peleas entre bandas. (La Capital)