Central quiere estirar la racha de seis victorias seguidas en su visita a Deportivo Merlo

Central tiene desde las 17.10 una cita ineludible con su historia. Con sus obligaciones naturales. El equipo canalla buscará respetar la huella para lograr el objetivo al final del torneo: el tan ansiado ascenso.

Central tiene una cita ineludible con su historia. Con sus obligaciones naturales. Con su descarnada necesidad de retornar a su terruño de origen. Esta tarde, desde las 17.10, en la visita a Deportivo Merlo, comienza la segunda parte de un desafío que le significa su razón de ser en esta temporada. El equipo de Miguel Angel Russo sabe que la estación final de este proceso debe ser el ascenso y que para conseguir ese objetivo debe mantener el paso firme y las perspectivas optimistas que supo despertar con seis victorias consecutivas en el tramo final del año anterior. Ese es el camino que debe continuar, la profundidad de la huella que tiene que respetar, la mejor señal de estímulo en busca de la gran recompensa.

   Los amistosos y el desarrollo de la pretemporada sirvieron para confirmar gestos de confianza de Russo hacia la base que logró encontrar después de un inicio de torneo tormentoso, que por momentos puso en jaque la vitalidad de este ciclo. Lo cierto es que, sólo por las convicciones (y la espalda) del entrenador, esta etapa supo levantar la cabeza a tiempo, enderezó el rumbo y se metió por méritos propios en los puestos de ascenso.

   Deportivo Merlo, en la cancha de Almagro, más allá de su flaco presente, de su flojo promedio y sus tres derrotas al hilo (Gimnasia de Jujuy, Aldosivi y Gimnasia La Plata) será un obstáculo igualmente complicado. Una piedra en el zapato que Central tiene que saber sacarse para seguir caminando con la misma suficiencia. Será entonces una prueba de inteligencia y entereza para los auriazules en el reinicio del campeonato.

   La intención canalla pasa por tratar de asimilarse al equipo que terminó envalentonado el semestre anterior. El trabajo de pretemporada de Russo apuntó a que el tiempo pase rápido y construir con paciencia de artesano redes de contención y motivaciones para que su equipo mantenga ese apetito triunfal. Esta versión canalla parece que aprendió a potenciar sus virtudes, a disimular sus defectos y estableció una relación de complicidad con las victorias. Aprendió a ganar, y le tomó el gusto.
  Por eso, no habrá sorpresas, sólo una señal de ratificación. Así, repetirá por quinta vez consecutiva los mismos once que terminaron en cancha el año anterior.

   Aferrado a esa enorme ilusión parte esta embarcación. Cargada de sueños, expectativas y responsabilidades. Sabiendo que tiene un único puerto de destino y que debe sortear cualquier inconveniente de ocasión. Comienza la parte más brava de la travesía y esta nave viene lanzada. (La Capital)