Rosario Central dejó pasar la chance ante Huracán

Si ganaba, terminaba la jornada de sábado como único lider. Central hizo todo para ganar recién en el complemento y no fue suficiente. La chance frustrada de alcanzar la punta hace que la lectura lleve consigo un dejo de nostalgia.

La chance frustrada de alcanzar la punta hace que la lectura lleve consigo un dejo de nostalgia, de bronca. Igual, esa más que considerable levantada que pegó Central en el segundo tiempo alcanzó para arribar al empate. Y no sólo eso, también para subsanar una opaca imagen: la del primer tiempo. ¿Mereció mejor suerte ante Huracán? Puede ser, pero sólo si la cuestión pasa por una zaranda muy fina. Es que los primeros 45’ dejaron mucho que desear y si el Globo en lugar de irse 1-0 arriba hubiera acertado más tampoco se habría hablado de injusticia. Por eso vale la remontada, aunque suene a poco teniendo en cuenta que el rival llegaba diezmado, sin su principal figura: Ramón Abila.

El toque cansino contra la espera y la salida rápida. El tránsito lento, pausado y sesudo contra un mayor oportunismo. Así se planteó el partido. Del lado de Central fue lo que había pergeñado Coudet. Por eso la apuesta de Colman, quien comandó casi siempre con criterio, pero arrancando desde muy atrás por lo general. Y así el arco quedaba demasiado lejos. Igual, pisar la medialuna rival fue una constante para Central, pero sin la decisión de probar los reflejos de Marcos Díaz todo se presentó con un grado de dificultad que no estaba en los planes. Delgado fue el que más buscó el desequilibrio. No tanto Cervi. Todo hubiese sido apenas una mala práctica si Huracán no se animaba. Pero el Globo cumplió mejor su libreto. Por eso resultó sencillo explicar que con Central teniendo mucho más la pelota fuera la visita la que tuviera las mejores chances, como el remate cruzado de Espinoza tras el yerro de Gómez Andrade (18’), el tiro libre de Espinoza en el travesaño (22’), el disparo de Villarruel que lamió el vertical izquierdo (27’) y el centro de Espinoza que Toranzo no empujó (27’).

Con todo eso era justo que Hucarán estuviera en ventaja, lo que se concretó sobre el final del primer tiempo, con el penal que anotó Torassa tras la falta de Salazar sobre el propio delantero.

No se podía esperar resetear la liviandad del juego. Así lo entendió Coudet, Niell fue por Domínguez y la reacción apareció. Central fue otro y las chances salieron a superficie. El zapatazo que clavó Villagra fue el motor de búsqueda en la cual se zambulló el Canalla. Casi todas esas situaciones en zona de sentencia tuvieron a Delgado como referencia. A veces iniciando la jugada, otras intentando terminarla. A su alrededor crecieron Niell, Ruben y el propio Villagra. Y a esa altura el comportamiento era diametralmente opuesto al inicio.

La imagen final fue la de un equipo arrollando a otro (igual al final Huracán, con 10, tuvo un mano a mano de Espinoza con Caranta), buscando el desnivel. Pero la historia de los 90’ incluyó muchas más que pudieron transformarse en un revés más pronunciado. Así como Huracán no pudo golpear más en el primer tiempo, Central tampoco en el segundo. La bronca se entiende. Y no puede dejar de resaltarse el menos a más que protagonizó el Canalla, aunque sólo le haya alcanzado para quedar a mitad de camino, sin poder calzarse otra vez el traje de líder.

(La Capital)