El desafío de Massa: llevar a la Argentina al 2023

El Ministro debe resolver temas estratégicos de fondo como dólar, inversión, tarifas y subsidios, para achicar el déficit fiscal y el gasto público.

Las expectativas generadas por el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, se mantienen de acuerdo al tiempo transcurrido y de los casilleros aún vacíos. Veamos. El intento fallido (aún) del no nato Gabriel Rubinstein fue reemplazado por el anuncio de una secretaria de Energía, Flavia Royón, ingeniera en minería. Algunas cosas empiezan a moverse. Lo de Energía no es menor, dado que el corrimiento de Martínez y de Basualdo produjo con la permanencia en la época Guzmán la eyección de este último. Se lo escuchó decir al Presidente: “La tozudez de Cristina nos hizo perder un año y USD 20 mil millones”. A propósito de la designación del viceministro de Economía, Massa dará a conocer el nombre de quien lo acompañará a lo sumo en dos días. Dentro de las tres opciones sigue en vigencia el de Gabriel Rubinstein. Y según fuentes cercanas al ministro de Economía, en no más de 48 horas va a comenzar la fase bilateral con las provincias.

El viernes pasado por la tarde, el Banco Central emitió dos normas para modificar el régimen de prefinanciaciones de exportación. Ese régimen, hasta el día viernes, establecía que, a los cinco días de ingresar los dólares, el Banco Central los tomaba y los cambiaba por pesos al tipo de cambio oficial. Era el primer obstáculo de desaliento para captar dólares. Según se conoció, el Banco Central cambió el régimen extendiendo ese plazo a 180 días. Fueron contactados todos los sectores: aceite, carne, pesca, lácteos, minería, hidrocarburos, automotrices, etcm para que utilicen el nuevo régimen esperando un incremento de prefinanciaciones. Esta normativa permite que en las cuentas propias de los exportadores haya dólares disponibles para que en el caso de los aceiteros, por ejemplo, compren granos. Los sectores ven en esto un cambio positivo y creen que, luego de analizar la letra chica de la normativa, las cuentas seguramente se pondrán operativas.

Queda claro que el plan de Massa depende principalmente de la relación que entable con el campo. Cabe recordar que cuando la política le dio la espalda al campo, a la Argentina no le fue bien. Al cierre de este artículo no había fecha de encuentro con la mesa de Enlace. El sector, en agosto-setiembre del año pasado, liquidó por U$S 5.000 millones.

El ministro debería seducir además a futuros inversores con destino Vaca Muerta, dado que hay gran superficie aún para licitar y apremiante escasez de reservas en el Banco Central. El Ingeniro Raúl Bertero (CEARE) le dijo a Infobae: “Argentina está siempre primera en el mundo de las inversiones, pero luego nos califican muy mal”. Y señaló: “El reciente segundo gasoducto anunciado por el Ministro es uno de los varios que se necesitarán hacer. El tiempo es hoy, no se admiten dilaciones”.

El dilema hoy es que el ministro Massa encuentre el rumbo para llevar a la Argentina al 2023. Para encaminar (no solucionar) los grandes problemas que tiene el país, deberá hacer un ajuste –que Macri haría sin problemas- pero que el peronismo resiste. Sin esto, es imposible sea quien sea. Cabe recordar el caso de Portugal. Durante dos años tuvo devaluación, inflación, congelamiento salarial, etc. El Ministro debe resolver temas estratégicos de fondo como dólar, inversión, tarifas y subsidios, para achicar el déficit fiscal y el gasto público. Ante esto Massa debe encontrar tres o cuatro ejes que le permitan hacerlo. Si lo logra, es decir, si le va bien, será candidato presidencial 2023. Si le va demasiado bien, es posible que lo frenen un poquito, sin que se caiga, tanto CFK como el propio presidente Fernández.

Ante este escenario dos son los grandes problemas políticos del actual ministro de Economía: a) surfear la “disociación cognitiva” a la que alude el politólogo Lucas Romero para describir el conflicto interno que generan las ideas contrapuestas y b) si logra implementar el ajuste, que la sociedad lo valore como posible candidato presidencial. Deberá además monitorear la solución de los problemas que más preocupan a la sociedad, que según un reciente trabajo de la conultora D’Alessio/Berensztein son las tres “i”: inflación, incertidumbre, inseguridad.

Lo ideal pero imposible para la actual Argentina, es que oficialismo y oposición acuerden temas básicos. Lo electoral está demasiado en marcha – en su mezquindad- como para que la política se permita ese gesto de comprensión para con las necesidades de la gente. A propósito, este fin de semana Horacio Rodríguez Larreta visitó Santa Fe, siguiendo a pie juntillas un plan bien montado como aspirante a candidato presidencial 2023, recorriendo un día por semana el conurbano bonaerense y los fines de semana una provincia diferente. Rodríguez Larreta recibió a todos los referentes de Juntos por el Cambio y también estuvo con el intendente de Rosario, Pablo Javkin, quien se debate entre el humo que no cesa, dañando el reservorio natural y los pulmones de los rosarinos y, las muertes que no cesan a manos del crimen organizado. Rodríguez Larreta planteó ampliar el espacio, pero dentro de la geografía de Juntos por el Cambio, a diferencia de Facundo Manes que ve con buenos ojos por ejemplo atraer al cordobés Juan Schiaretti a un esquema más amplio. Schiaretti primero monitorea lo que ocurra el 11 de septiembre en Marcos Juárez. Segundo, sus coqueteos extra peronismo tienen mucho más que ver con los intereses de mantener su poder en la provincia que con otro tipo de proyecto.

Es imprescindible señalar que la Iglesia le habló a la política el domingo de San Cayetano, señalando las dos llagas que se agigantan: la violencia (aún) indómita de la inflación y la violencia (aún) desfachatada de los muertos a mano del crimen organizado. En cuanto a la primera llaga fue el Arzobispo de Buenos Aire,s Mario Poli , quien señaló que “no es posible morirse de hambre en la tierra bendita del pan” y remató: “Cuando confiemos a San Cayetano nuestras necesidades, no olvidemos pedirle por la Patria de todos sin grietas”. La segunda llaga la señaló el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín. Aludió a la inflación que acota la presencia del pan en los hogares, pero con fuerza pidió a los políticos: “Necesitamos que estén a la altura de los problemas. Rosario se desangra. Necesitamos construir la paz”.

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María Herminia Grande

Periodista. Analista política