A 21 años del debut de Marcelo Bielsa en Newell’s Old Boys

Como en cada comienzo de campeonato, la ansiedad nos invadía a todos los leprosos. Esa misma ansiedad, esa misma expectativa, esa misma emoción que nos embarga con cada inicio de torneo.

Corría el año 1990 y ese Torneo Apertura que estaba a punto de empezar no iba a ser un campeonato más. Comenzaba lo que para muchos sería la etapa más gloriosa de la historia de Newell’s Old Boys: comenzaba la ERA BIELSA.

Tras una temporada, la 89/90, en la que los resultados no habían sido buenos, la dirigencia de Newell’s elige como director técnico para cubrir la salida del Piojo Yudica, a un hombre de la casa, Marcelo Bielsa, que venía trabajando en divisiones inferiores y con la reserva. Contaba con la incuestionable recomendación del coordinador de inferiores, Jorge Griffa. Pero para el hincha común era casi un desconocido…

La Lepra afrontaba aquel torneo con un promedio por demás de incómodo. Y Marcelo ya recibía los primeros cuestionamientos mediáticos cuando decide jugar con  jóvenes con muy pocos partidos en primera. “Si no pone jugadores de experiencia, va a pelear el descenso”, decían. Pero el Loco comenzó a mostrar su personalidad y apostó por muchos juveniles de la cantera, a los que consideraba que estaban en el momento justo para pegar el gran salto.

Y ese 19 de agosto de 1990, el Newell’s del debutante Bielsa (que tenía al inolvidable Profe Castelli como preparador físico) enfrentaba a Platense con Scoponi; Llop, Pochettino, Berizzo y Fullana; Martino, Franco y Saldaña; Zamora, Sáez y Tafarell.

Ya de entrada nomás, Marcelo iba a dar que hablar. Vivía el partido de una manera pocas veces vista en el fútbol argentino de aquellos años. Muy inquieto y nervioso, con un cuaderno “Éxito” verde en la mano donde realizaba permanentes anotaciones y siempre con un chupetín en la boca, que lo ayudaba a calmar su ansiedad.

Y también el juego del equipo comenzaba a tener su sello propio. La presión absoluta en todo el campo y el vértigo en cada ataque ya se notaban en ese primer partido. Un equipo admirablemente solidario, donde el emblema era el Tata Martino, al cual Marcelo convenció de que debía agregarle a su virtuoso juego esa cuota de sacrificio que no había tenido hasta entonces.

Precisamente el gran Tata fue el encargado de sellar la victoria por 1 a 0 en aquella primera fecha del Apertura. Trabajosa pero justa. Newell’s daba un promisorio primer paso y dejaba conforme a sus hinchas, que iniciaban a partir de ahí, un romance eterno con el Loco.

Y precisamente esos hinchas, aquel 19 de agosto de 1990 se fueron desandando los senderos del Parque Independencia, contentos por el debut y soñando con el título que meses más tarde llegaría…

Pero lo que jamás imaginó ninguno de esos miles de hinchas que poblaron la vieja cancha del Parque, es que tan sólo 20 años después, ese mismo estadio pasaría a llamarse Marcelo Alberto Bielsa. (http://www.autoconvocadosnob.com/)

GONZALO VARLET