Comerciantes rosarinos contra la Municipalidad por el carril exclusivo de Entre Ríos

Ayer se reunieron más de 30 propietarios de locales, que se oponen a la medida. Le pidieron al Concejo que los escuche y los sume al debate.

Más de treinta comerciantes cuyos locales céntricos están ubicados en su gran mayoría sobre calle Entre Ríos se autoconvocaron ayer para expresar su rechazo a la instalación de un nuevo carril exclusivo sobre esa arteria. «Acá estamos todos muy preocupados, con la certeza unánime de que vamos a vernos muy perjudicados», adelantó Gabriel Chitarroni, dueño de una tradicional casa de productos electrónicos en Entre Ríos al 600. Para el comerciante, la instalación del corredor exclusivo reducirá el número de clientes y la recaudación, lo que podría poner en riesgo incluso muchas fuentes laborales. De esos y otros riesgos y temores intentarán debatir ahora junto a los concejales, a quienes ayer mismo remitieron una nota solicitando que se los convoque.
Los comerciantes reaccionaron así a los lineamientos anunciados la semana pasada por el Ejecutivo municipal para reordenar la movilidad en el centro ante el explosivo crecimiento del parque automotor, plan que ahora será girado al Concejo.

Entre esas propuestas figura, además de la ampliación de los sectores donde estará prohibido estacionar, la implementación de un nuevo carril exclusivo para el transporte público a lo largo de Entre Ríos, entre Tucumán y Pellegrini, y la extensión de una cuadra en las dos peatonales.

Para formalizar su oposición, los comerciantes se reunieron ayer en el Laurak Bat, el bar de Entre Ríos y Santa Fe, junto al titular de la Federación Rosarina de Paseos Comerciales, Fabio Acosta. Las quejas apuntaron a cuestiones de forma y fondo.

De forma, porque los anuncios de la Intendencia «no buscaron el menor consenso» y ni siquiera consultaron la opinión de quienes se verán «directamente impactados». De fondo, porque la medida -aseguraron los propietarios de negocios- «no solucionará ninguno de los problemas principales de la ciudad», pero sí «creará otros».

Experiencia previa. «Pensar que esto no va a disminuir el flujo de clientes es falsear la realidad. Hay que tener claro que eso va a pasar en un momento en que la economía está amesetada, con indicios de recesión. Ya una vez tuvimos cerrado el ingreso al microcentro y eso nos perjudicó; se levantó la prohibición y repuntó, entonces ahora planeemos bien lo que vamos a hacer», casi imploró Chitarroni, convencido de que si la rentabilidad cae también se pondrán en riesgo las fuentes laborales.

Acosta desgranó una serie de medidas alternativas al carril exclusivo para descomprimir el centro. Entre ellas, aumentar los controles de tránsito para evitar las actuales cataratas de infracciones, debatir finalmente la instalación de cocheras subterráneas en la periferia céntrica y, sobre todo, mejorar la calidad del transporte público.

«Porque si el carril exclusivo aumentó la velocidad comercial, eso no se tradujo en un menor tiempo de espera de los vecinos, lo que demuestra incluso que a partir de implementarlos se han sacado unidades», se quejó Acosta.

Números que hablan solos

Según las mediciones realizadas por el Ente de la Movilidad (EMR), en el área central de la ciudad -delimitada por avenida Pellegrini, Oroño y el río- ingresa un promedio diario de 293 mil vehículos, 54 mil de los cuales lo hacen en el horario pico comprendido entre las 7.30 y las 10.30. Cifras que dan cuenta de la dimensión del problema. (La Capital/Sin Mordaza)